Los escenarios de Sánchez tras la agónica votación con Junts: seguir con 'decretazos' o apostar por negociar proyectos de ley

  • El Gobierno se centra en vender las medidas y oculta sus planes a futuro ni si cambiará su forma de proceder.
  • Los socios del Gobierno afean al presidente las formas y piden un "cambio" en las negociaciones.
El ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Justicia, Félix Bolaños, este miércoles.
El ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Justicia, Félix Bolaños, este miércoles.
Eduardo Parra / Europa Press
El ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Justicia, Félix Bolaños, este miércoles.

Miércoles. Eran las 15.24. El plazo que el Congreso había dado a los diputados para votar telemáticamente tres decretos clave para el Gobierno finalizaba a las 15.30. "Nos sobran seis minutos", dijo entonces el 'superministro' de Justicia y Presidencia, Félix Bolaños, sumando todavía más en el desconcierto -si era posible- a los medios de comunicación allí presentes. Junts seguía públicamente en el 'no' y el Ejecutivo se asomaba a su primera gran derrota menos de dos meses después de ser investido. Algunos medios publicaron entonces -y pese a Bolaños- que los de Carles Puigdemont, expresident de la Generalitat fugado de la Justicia, iban a tumbar las votaciones.

El suspense se mantuvo hasta alrededor de las 18.00, cuando la presidenta del Congreso, Francina Armengol, hizo públicos los resultados de la votación: un decreto convalidado, otro derogado y del último debía repetirse la votación al producirse un empate. Los de Junts, finalmente, habían optado por no votar, con consecuencias idénticas a la abstención. El empate, provocado por un error no forzado de un diputado de Sumar, hizo que se tuvieran que repetir las votaciones. El PP pidió que la nueva votación se realizara por llamamiento, en la que el Ejecutivo confirmó su pírrica victoria y se llevó la convalidación de dos de los tres decretos. Los dos, por cierto, impulsados por el PSOE y no por la formación de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, a la que golpeó -parlamentariamente hablando- Podemos.

Los primeros espadas del Gobierno respiraron entonces aliviados, pero los aplausos en la bancada socialista no lograron tapar lo agónico que esta vez había sido la victoria de Sánchez. Resonó aún más con el silencio del partido después de que Junts hiciera público el precio a pagar: la delegación de las competencias en migración para la Generalitat de Cataluña; la publicación inmediata de los datos oficiales para calcular las balanzas fiscales o la reforma de la ley de sociedades de capital mediante Consejo de Ministros para revertir un decreto que aprobó el PP en 2017 para que "las empresas puedan volver a Cataluña".

Uno de los diputados socialistas aseguraba que ya estaban preparados para estas votaciones de infarto, aunque otros se cuestionan si el Gobierno debe empezar a replantearse su forma de llevar adelante sus medidas. Es decir, si el presidente puede continuar optando por los decretos. Preguntadas al respecto, fuentes de Moncloa optan por el hermetismo y no desvelan si el Gobierno hará una reflexión al respecto. En Ferraz, sede de los socialistas, afirman no obstante que durante la legislatura “habrá de todo”. Recuerdan estas fuentes que durante la pasada legislatura “también hubo sustos y desacuerdos” en la tramitación de leyes, como en el caso de la reforma de la ley mordaza -que no terminó saliendo adelante- por falta de acuerdo entre los socios de investidura.

Los decretos ley son de normas que aprueba el Consejo de Ministros para su entrada en vigor siguiendo los parámetros que establece el artículo 86 de la Constitución, que señala que este mecanismo está reservado a los casos de "extraordinaria y urgente necesidad". Deben ser convalidados por el Congreso antes de que se cumpla un mes desde su aprobación y los diputados no pueden modificarlos, a no ser que se vote tramitarlos como proyectos de ley -procesos que en ocasiones se demoran ‘sine díe’-. La negociación sobre lo que se aprueba, pues, viene después. Sánchez, con más de 140 aprobados, es el presidente que más ha tirado de esta fórmula, seguido por Mariano Rajoy, con 129. Cierto es, no obstante, que a Sánchez le ha tocado gestionar la respuesta a la pandemia, primero, y a la guerra en Ucrania, después.

Con todo, esta fórmula le ha vuelto a granjear críticas de sus socios, más necesarios todavía que en la legislatura pasada. Entonces, el presidente podía jugar con la que denominaron como "geometría variable" al tener diez diputados Ciudadanos. El PP y Vox tenían entonces 141 diputados. En esta legislatura, los partidos de la derecha suman 171 -teniendo en cuenta a UPN-. “Debe tomar nota de lo ocurrido y entender que no tiene mayoría. Debe dialogar y negociar con seriedad y tiempo suficiente”, le espetó en la tribuna Mertxe Aizpurúa, de EH Bildu. También el PNV, que le pidió al jefe del Ejecutivo un “cambio de actitud”, algo que hizo incluso Junts. “Hagan los reales decretos con medidas sociales sin trampas y pactando con Junts y tendrán nuestros votos”, le espetó Míriam Nogueras, portavoz de los posconvergentes.

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