¿Se podría hacer la catapulta infernal de los gemelos Derrick en la vida real?

Su autor, Yōichi Takahashi, ha decidido retirarse finalizando las dos obras del mismo universo en abril
Su autor, Yōichi Takahashi, ha decidido retirarse finalizando las dos obras del mismo universo en abril
Su autor, Yōichi Takahashi, ha decidido retirarse finalizando las dos obras del mismo universo en abril
Su autor, Yōichi Takahashi, ha decidido retirarse finalizando las dos obras del mismo universo en abril
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"Allá van con el balón en los pies, y ninguno los podrá detener". Esta frase de la mítica serie Campeones, cuyo nombre original era Captain Tsubasa y que en España todo el mundo llama Oliver y Benji, forma parte de nuestra más tierna infancia y varias generaciones la tienen grabada a fuego en sus mentes. Su canción es reconocible sólo con tararearla y su trama, aunque simple, encandiló a muchos niños y niñas (y eso que era una versión de una intro de Lupin III, pero esta toca más el corazón).

Óliver Átom (Tsubasa Ozora) es un enamorado del fútbol y siempre va con un balón. A lo largo de la historia conoce a otros personajes tan carismáticos como él, como Benji Price (Genzo Wakabayashi), el portero que, con su característica gorra, era un muro impenetrable; Mark Lenders (Kojiro Hyuga), uno de los eternos rivales (y amigos) que, además de ser reconocible por llevar las mangas de la camiseta remangadas hasta arriba como el más chulo del barrio, era un mastodonte físico que arrasaba con todo; o nuestro favorito, Bruce Harper (Ryo Ishizaki), torpe de narices que siempre se llevaba algún que otro balonazo en la cara. Por eso nos gusta tanto, porque atina menos que el VAR corriendo en un Windows 95. Ellos y otros muchos más personajes fueron los encargados de brindarnos partidos de fútbol espectaculares durante muchos, muchos capítulos… hasta hace unos días.

Benji Price, Bruce Harper y Oliver Atom.
Benji Price, Bruce Harper y Oliver Atom.
Capitán Tsubasa

Su autor, Yōichi Takahashi, ha decidido retirarse finalizando las dos obras del mismo universo, Captain Tsubasa: Rising Sun y Captain Tsubasa: Memories, este abril y poniendo fin a toda una vida dedicada a la franquicia de Capitán Tsubasa. Gracias a él tenemos un recuerdo atesorado sentados frente al televisor disfrutando de los equipos Newteam, Toho, Mambo y muchos más. El problema es que gracias a él (o por su culpa, depende cómo se mire) cuando íbamos al colegio, nos flipábamos demasiado.

De pequeños, los que jugabamos a fútbol, siempre sabíamos quiénes eran los que sabían tirar fuerte. A veces incluso los profesores en el colegio prohibían tirar “barrenazos” (al menos así los llamaba yo de peque) porque al que le tocase ponerse de portero volvía calentito del recreo. Si a eso le sumas que, después de lanzar un tiro así de fuerte, daba la casualidad de que metías un golazo, la motivada que llevabas era descomunal. Pues, a eso, sumadle llegar a casa y ver “El Tiro Del Tigre” De Mark Lenders o el “Tiro Dinámico” de Óliver. Al día siguiente en el recreo te remangabas las mangas de la camiseta y gritabas “¡TIRO DEL TIGRE!” y le pegabas un patadón al balón. Normalmente la pelota acababa en la otra punta del patio o en la ventana de los de 4º de la ESO, allá por el quinto piso del colegio, porque la puntería no era nuestro fuerte, pero cuando lograbas atinar a puerta… Sinceramente, pobre portero. Bueno, o no.

No exageramos al afirmar que los porteros de la serie se enfrentaban a impactos equivalentes a cañonazos. Benji Price (Genzo Wakabayashi) o el karateka Ed Harris (Ken Wakashimazu) que te paraban los tiros con una chulería y un flow tal que los que hemos sido porteros también nos motivábamos un poco cuando hacíamos un paradón. Personajes como Benji hicieron que muchos niños empezasen a llevar gorra en los partidos, aunque estuviera diluviando y cayendo chuzos de punta. Incluso en algún partido de noche también era imperativo llevar gorra. ¿Para qué? Pues para hacernos los chulos, lógicamente. Luego perdíamos 13-0 con 4 goles en propia puerta, pero con la gorra puesta, porque ser un loser no implicaba no tener estilo.

Además esta serie no sólo trataba de unos personajes que molaban, ni mucho menos, si no del fútbol. Partidos con gradas llenas de gente hasta arriba para ver a chavales de 10 años. Ríete tú de los partidos de primera división, que además éstos tenían comentarista en vivo que retransmitía a todo el campo cada evento que sucedía. Por ejemplo, solía informar de las estrategias de los equipos (a veces incluso cuando sólo las habían pensado), como la táctica del fuera de juego de Julian Ross (Jun Misugi), que si le quitabas la épica de la serie simplemente era ser algo más avispado que los delanteros rivales y correr para pillarles desprevenidos; o directamente idas de olla acrobáticas de proporciones bíblicas que eran impresionantes, como la realizada por los hermanos Derrick (hermanos Tachibana) con su mitiquísima “Catapulta infernal”. Una especie de lanzamiento vertical (u horizontal… más o menos) utilizando las piernas de su hermano. Una maniobra que si la querías hacer de verdad con algún amigo lo más probable es que acabases dejándote los dientes en el pavimento. ¿Crees que yendo al gimnasio dos días a la semana para hacer press de pierna te servirá para lanzar a un niño por los aires y que haga la mejor chilena de su vida? Pues es muy buena pregunta. ¡Analicémoslo!

La catapulta infernal en la vida real

El nombre de esta técnica es el Skylab Hurricane, y es una de las muchas técnicas acrobáticas de los hermanos Derrick, pero más tarde también también la usarían otros jugadores de Japón. Un jugador patea el balón en un borde alto delante de la portería y, a continuación, uno de los hermanos se tira de espaldas sobre el césped. El otro salta sobre la suela de sus botas y se catapulta en el aire para alcanzar el balón rematándolo a la portería contraria. Lo primero de todo, encajar las suelas de las botas pie con pie sin que los tacos obstaculicen tiene un gran mérito. En césped natural las zapatillas de tacos son de aluminio y al juntar la suela de unas con otras pueden ocurrir dos cosas: que los tacos se junten y se desvíen rápidamente porque entre ellos hay muy poca fricción y se resbalen, o que directamente dichos tacos toquen la suela de las botas, que también son de plástico y resbalan. Vamos, que el piñazo te lo meterías con mucha probabilidad juntes los tacos o no, pero vamos a asumir que la maniobra se realiza con éxito. Uno se coloca abajo y otro arriba. El segundo sale impulsado a los cielos y el primero acaba muy resentido, la verdad. Esta técnica suele tener un gran inconveniente, ya que no suele ser factible por la excesiva carga que se produce sobre las piernas. Y con razón.

Posición inicial de la Catapulta Infernal.
Posición inicial de la Catapulta Infernal.
Captain Tsubasa: Rise of New Champions

Los hermanos pesan en torno a unos 55 kilos cada uno, así que el que se sitúe en el suelo deberá impulsar ese peso a una gran altura. Por ejemplo, vamos a suponer que el otro gemelo llega a hasta los 10 metros en 1 segundo. Con estos datos obtenemos que la velocidad con la que debe ser catapultado en el aire es de unos 54 km/h. Es un valor a tener en cuenta, pero lo que de verdad importa aquí es la consecuencia en el cuerpo del lanzador. ¿Qué fuerza se necesitaría para mandar a volar a su hermano de 55 kgs sólo con el impulso de sus piernas?

Con un tiempo de reacción de 0,1 segundos, obtenemos que la fuerza ejercida por el tren inferior del hermano Derrick tumbado en el suelo es de 8195 N. Así dicho seguro que no dice nada. Es lógico. Por eso vamos a equipararlo con el récord de levantamiento de peso en prensa de pierna conseguido por el culturista Ronnie Coleman.

En este ejercicio se utiliza la máquina de prensa de pierna, que coloca la carga a lo largo de dos ejes inclinados, generalmente a 45 grados. Cuando se dice “levanto 50 kilos en prensa de pierna” no es del todo cierto, ya que las fuerzas se descomponen en un componente paralelo a los a los ejes y otra perpendicular a los mismos. Si las pesas pesasen en total 50 kilos, en realidad lo que levantarías verticalmente sería un 70,7% del peso, unos 35 kilos. Desmotiva un poco creer que levantabas más peso del que creías, pero no te preocupes, la clave es seguir ejercitándote y no faltar al día de pierna, que lanzar a tu hermano por los aires es un muy buen aliciente.

Ronnie Coleman estableció un récord de prensa de pierna en la que realizó 8 repeticiones levantando un peso de 1.043 kilos. Por ende, el peso vertical que él empujaba con sus piernas era de 737,51 kilos, en torno a 7227 N de fuerza. Una tremenda animalada… superada por la maniobra de los hermanos Derrick de largo. Su catapulta infernal requeriría de una fuerza en las piernas 1,13 veces mayor que la del culturista levantando la tonelada que alzó en la máquina. Ahora es cuando pensamos que era totalmente lógico que la táctica le pasase factura al gemelo tumbado en el suelo. Imaginad las agujetas al día siguiente, no podrían ni levantarse de la cama. Fijo que a los gemelos se les subirían los gemelos.

¿Alguno de estos datos os impediría volver a intentar realizar la catapulta infernal con vuestros amigos si fuerais pequeños? Ni mucho menos. Es más, seguramente picaría más el intentarlo y decir “¡Eh, lo hemos hecho!” mientras llaman a la ambulancia. Satisfacer a tu niño interior tiene un módico precio, realizar una chilena a diez metros de altura y mandar el balón a la azotea de un edificio. Igual al caer te arrepientes, pero eh, vaya pedazo de chilena.

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