Cuando las luchas de mentira se vuelven muy de verdad: 'Iron Claw' y los secretos y la ciencia tras el pressing catch

Pressing catch vuelve a estar de actualidad con el próximo estreno de la película “Iron Claw”, que cuenta la historia de la familia Von Erich
Pressing catch vuelve a estar de actualidad con el próximo estreno de la película “Iron Claw”, que cuenta la historia de la familia Von Erich
Pressing catch vuelve a estar de actualidad con el próximo estreno de la película “Iron Claw”, que cuenta la historia de la familia Von Erich
Pressing catch vuelve a estar de actualidad con el próximo estreno de la película “Iron Claw”, que cuenta la historia de la familia Von Erich
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Estamos a mediados de 2007. La televisión seguía teniendo su peso en las casas y con el TDT podíamos visualizar muchos más canales que años atrás. Entre ellos se sitúa Cuatro, que empieza a emitir un programa llamado Pressing Catch. Luchadores y luchadoras en mallas y trajes muy llamativos pelean en un ring de una forma atípica. Aunque se haya colado entre la programación de manera discreta, este espectáculo se convertiría en una revolución para toda una generación. Sí, tuvo su pequeño auge en la época de los 90 cuando en Telecinco se emitieron algunos eventos especiales protagonizados por Hulk Hogan, 'The Ultimate Warrior' o 'The Undertaker' acompañado por el mítico Paul Bearer. La chispa por la lucha libre profesional había prendido, pero no tanto como con el programa comentado por Héctor del Mar y Fernando Costilla de los 2000. Aunque los personajes de los 90 fueran reemplazados por otros como John Cena, Rey Mysterio o Batista, el boom no era el mismo.

Sus movimientos eran espectaculares, sus reacciones eran exageradas y algunas cosillas chirriaban porque, claro, al parecer se estaban peleando. Muchas personas mientras lo veían soltaban:  “¿Ese puñetazo está bien dado?” “¡Eh, esa patada ni le ha rozado! ¿Por qué narices hace como que sí?” “Anda, venga, ese silletazo en la cara lo tendría que haber matado…”. Así con un sinfín de frases que ponían en jaque la legitimidad de las acciones. Básicamente, todo ese repertorio de dudas se resumía en una simple pregunta. “Pero esto del pressing catch… ¿es de verdad?”. Esa es LA pregunta y, por dar un pequeño avance de la respuesta, sí, es de verdad y no, no como seguramente creas.

Además, este show vuelve a estar de actualidad con el próximo estreno de la película Iron Claw, que cuenta la historia de la familia Von Erich, una dinastía de luchadores profesionales de Texas que tuvieron un enorme éxito en la década de 1980 y popularizaron la “Iron Claw” en la lucha libre profesional; un movimiento basado en una llave de sumisión aplicando la mano en la cara del oponente, apretando hasta que se rinda. El espectáculo que proporcionaban era tan interesante como la historia de su propia vida, ya que no sólo tuvieron que luchar dentro del cuadrilátero, sino que también pelearon contra la "maldición Von Erich", una cadena de insoportables tragedias personales.

Las historias que hay detrás de este mundillo a veces suelen ser más interesantes que lo que se cuenta en el ring. Alcohol, fiestas, descontrol y… entrenamiento. Mucho, mucho entrenamiento. Las peleas de mentira son complicadas, aunque no lo parezcan.

El arte de pegar sin pegar

¿Qué es lo que hace que un golpe duela? Simple, la fuerza del impacto. Si te meten un puñetazo en la mandíbula duele ¿No? ¿Pero la explicación cómo sería? “Es que cierras el puño, coges impulso con el brazo y… Pum, te doy con él”. Ya, científicamente hablando esta explicación se queda un poco escueta. Así que, contándolo con un poco más de fundamento, depende de tres cosas. La primera, la masa del objeto que va a impactar (en este caso, el puño), la segunda, cuánto varía la velocidad del impacto desde que choca hasta que para y, la tercera, el tiempo que tarda esa velocidad en cambiar.

Si yo tengo una mano que pesa 10 toneladas y te voy a dar un guantazo a 0,02 km/h… Va a ser una caricia, no un puñetazo. En cambio, si mi mano pesa 1 kilo y te voy a zurrar con una velocidad en mi brazo de 30 km/h… Ahí duele. Vamos que si duele. Pues si a eso le añades que el impacto sea un golpe BIEN dado, es decir, que la técnica y la zona donde se dé sean las idóneas para que no duela normal, si no que duela una barbaridad… Vas calentito a casa.

Pues bueno, el pro-wrestling busca todo lo contrario, más o menos. Busca que un golpe que parezca legítimo pero sea lo menos doloroso posible. Sí, has leído bien, no lo hemos llamado pressing catch. A este show de entretenimiento se le denomina pro-wrestling o lucha libre profesional. No es un deporte, es un espectáculo de luchas guionizadas, y aunque lo primero que se diga es que “son peleas de mentira”, habría que definir qué es “mentira”. ¿Son peleas? Sí, de ficción, como las de una película. Nadie cuestiona la veracidad de una pelea de Jackie Chan aunque todos sus conflictos fuesen guionizados ¿No? Pues aquí tenemos lo mismo, pero con actuaciones en vivo y en un ring.

Vale, pero… ¿Los golpes duelen? Claro, algunos no tanto como podrían doler y otros… Una barbaridad. Muchos no son golpes “reales”, como hemos explicado antes, pero el golpe sigue estando ahí. Aunque se busquen dar de la manera menos dolorosa posible… Sigue doliendo. Además eso es cuando existe la posibilidad de dar de esa manera, porque hay otros momentos en los que sí o sí, la leche te la vas a comer.

Por ejemplo, como pudo contar el luchador profesional español A-Kid, actualmente trabajando en la empresa estadounidense WWE como el luchador enmascarado Axiom, en el podcast “The Wild Project”, no hay ningún secreto en un sillazo en la espalda. Porque básicamente es un sillazo en la espalda. Ni más ni menos. Estos luchadores están años y años perfeccionando tanto sus movimientos como la recepción de los mismos para que el espectáculo, además de ser entretenido, siempre sea seguro. El molar nunca debe prevalecer sobre la seguridad. El cuerpo se va resintiendo con cada movimiento que se hace, por eso, además de entrenar todos ellos para ejecutar las secuencias bien, el recinto donde se realiza todo el espectáculo debe ser igual de seguro para realizarlas. Aquí es donde entra la ciencia, ya que hasta hace unos años, personalmente, no había tenido acceso a poder ver las entrañas de estos eventos en todo su esplendor y es imperativo destacar el papel del escenario donde se produce la magia. El secreto a plena vista del pro-wrestling, el funcionamiento de su ring.

El verdadero secreto del pro-wrestling: el ring

Llevo viviendo el pro-wrestling desde el 2007 viéndolo con mi hermano cada vez que podía cuando lo emitían en la televisión. Hace unos 7 años empecé a entrenar con la promoción vasca Pro Wrestling Euskadi, involucrándome en el proyecto lo máximo posible y conociendo a otras tantas personas que comparten esta pasión por la lucha libre profesional. De esta manera he descubierto que en España ese boom de 2007 ha creado cátedra, surgiendo promociones de pro-wrestling en Cantabria, la North Coast Wrestling, en Valencia, Tyris Wrestling, en Barcelona, Resist y Lucha Libre Barcelona, en el sur, Andalucía Wrestling, NTWE o Ichiban Wrestling, en Murcia, Annibal Wrestling, o en la capital del país, como la Triple W (y seguro que alguna me dejo). La tónica general cada vez que hay que realizar un evento es trasladar el ring desmontándolo del local de entrenamiento y montándolo entero en el lugar del espectáculo. Después de hacer el show se desmonta y hay que montarlo otra vez en el local. Es en esos momentos cuando me percato de lo simple y efectiva que es esta estructura para que los luchadores no se maten, literalmente.

Las entrañas de este amasijo de hierros esconden un principio de la física básico: la ley de Hooke. Porque sí, hablando coloquialmente y rápido, debajo del ring hay un muelle muy gordo que amortigua todos los impactos (y unos tensores que evitan que la estructura reviente.)

Muelle en la zona central del ring de lucha libre profesional.
Muelle en la zona central del ring de lucha libre profesional.
R.S.

En estos espectáculos se suelen hacer maniobras que estampan a la gente en la lona, así que cualquier medio para hacer los impactos más suaves son siempre bienvenidos. Debajo de la lona del ring se coloca un material acolchado llamado “padding”, haciendo que el suelo sea más mullido, pero sin ser suficiente como para suavizar en gran medida las colisiones. Eso se complementa con un entablado de madera resistente pero lo suficientemente elástico como para poder combarse ante impactos. La amortiguación ya es más efectiva, pero el culmen lo encontramos en la estructura de hierro que conforma el ring, ya que en el centro de la misma hay situado un muelle que completa todo el mecanismo de suavizado de impactos. Aquí entra la Ley de Hooke, que enuncia que la fuerza necesaria para extender o comprimir un muelle una cierta distancia se escala linealmente con respecto a esa distancia. Un muelle muy rígido requerirá de una fuerza enorme para comprimirlo, mientras que uno más flojo será más fácil de comprimir. Pues en estos rings el muelle debe ser duro, ya que no se busca tener una cama elástica, si no que el suelo que pisan los luchadores sea rígido la mayor parte del tiempo… Hasta que alguna de sus espaldas colisione contra la lona.

A las peculiaridades científicas del ring hay se le puede añadir la tensión que generan las cuerdas. El cuadrilátero dispone de 3 cuerdas que recorren el perímetro y que los luchadores usan para rebotar, saltar o subirse por ellas para aplicar sus movimientos. Tienen que estar lo suficientemente tensas como para soportar el peso de los contendientes cuando van corriendo hacia ellas y, en serio, es una GRAN tensión. El problema es que al usarlas, lógicamente, la estructura del ring se ve condicionada ya que, al estar las cuerdas atadas en los postes sin un refuerzo en la parte inferior del ring todo el esqueleto puede llegar a romperse. ¿Cómo se soluciona este problema? Pues si arriba tenemos unas cuerdas que tensan todo, abajo hay que poner otra cosa que ayude a mantener todo el cuerpo en bloque. Para ello, se atan dos tensores que cruzan la parte inferior del ring en forma de x, compensando las fuerzas que se hagan cuando cualquiera de los que estén corriendo en la lona quieran rebotar en cuerdas.

Para dar un buen espectáculo hace falta unas buenas instalaciones. Aunque hayamos explicado cómo funciona el ring de pro-wrestling Euskadi, no hay un consenso de diseño. La gran mayoría siguen estas directrices de estructura y tensores, pero igual en vez de tener un muelle en medio tienen muchos pequeños muelles esparcidos por las pequeñas vigas del esqueleto. Hay pequeños matices en cada ring pero todos buscan lo mismo: asegurar la integridad de los luchadores lo máximo posible.

A pesar de haber explicado lo complicado que es hacer este tipo de show, la lucha libre profesional siempre será tachada como “ah, lo de las peleas de mentira” de forma despectiva. Es algo a lo que todos los del mundillo están acostumbrados, así que simplemente toca remar para adelante. El único interés de estos luchadores es entretener al público con historias contadas en un ring que derivan en peleas guionizadas. Si los espectadores salen del recinto pensando “Fuah, qué evento más guapo, qué ganas de ver otro”, el objetivo estará cumplido. Eso es pro-wrestling en estado puro.

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