Galicia es uno de los mejores destinos para escapar de la gran ciudad y visitar su entorno rural caracterizado por su naturaleza y su aire fresco y puro. Tanto sus ciudades principales como los pueblos que las rodean están llenas de historia y tradiciones muy interesantes por conocer.
Si bien Galicia es una vía de escape en verano para aquellos que busquen un clima suave y temperaturas bajas, en invierno también tiene su encanto, ya que recoge una serie de características que lo convierten en un paraíso natural durante esta temporada del año.
Ribadavia, tierra de termas y vino
Uno de los pueblos para visitar de Galicia en invierno es Ribadavia. Situado en Ourense y perteneciente a la comarca del Ribeiro, este municipio fue descubierto por los celtas, quienes llegaron a la zona atraída por la riqueza de sus minas y montañas, el oro en el lecho de los ríos y las aguas termales cargadas de minerales.
Precisamente las aguas termales son una de las actividades turísticas con más demanda de Ribadavia. En torno a esta localidad hay 30 kilómetros a la redonda en el que se pueden encontrar balnearios para relajarse y disfrutar de los tratamientos y terapias de estas aguas, riachuelos y cascadas de aguas claras e incluso rutas y prácticas de deportes acuáticos como piragua, vela, windsurf o rafting en el cauce del río Miño.
Dentro de las termas más populares de Ribadavia destacan las de Prexigueiro. A 5 kilómetros del pueblo se sitúan estas ocho piscinas naturales de agua termal en un entorno exterior rodeado de bosque. Dentro del circuito, cinco de las pozas son de agua caliente, dos de agua fría y la última se trata de un spa. Este complejo también ofrece una serie de tratamientos en bañeras de hidromasaje, vinoterapia, chocolaterapia y con algas, entre otras técnicas.
Otra de las actividades que se pueden realizar en Ribadavia para conocer su historia es el O Camiño do Viño. Esta ruta recorre las bodegas más importantes de la comarca, pues Ribadavia es reconocida también por su vino Ribeiro, producto local y con siglos de tradición.
En la antigüedad, los arrieros llevaban el vino desde Ribadavia a Santiago de Compostela en pellejos que cargaban sobre el lomo de las mulas. Uno de los caminos que tenían que coger para llegar a su destino era el que pasaba por el Monasterio de San Clodio del Ribeiro de Avia. Esta ruta de 12 kilómetros se ha convertido en la principal para conocer la historia de la producción y elaboración de esta bebida tan típica de la localidad.
Otros recorridos recomendados para conocer la historia y tradición vinícola de Ribadavia son la Ruta de los Peregrinos del Vino y la Ruta de los Viñedos Históricos.
Pero uno no puedo irse de Ribadavia sin conocer sus calles, plazas y lugares históricos. La Plaza Mayor, la de la Magdalena, San Juan y García Boente, la Judería, los templos románicos de Santiago y San Juan, el Castillo de los Sarmiento y el conjunto de la iglesia del Portal con el convento gótico de Santo Domingo, son algunos de los puntos de interés en los que se muestra la esencia medieval y barroca de este municipio.
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