El tradicional mensaje de Navidad del Rey, dedicado casi en su totalidad a la Constitución, respondió a una doble actualidad, la del 45 aniversario de su promulgación e indirectamente las pretensiones de algunos políticos, independentistas y extremistas, de reformar con el objetivo evidente de ponerla al servicio de sus pretensiones. Felipe VI mantuvo un recuerdo especial para las personas que afrontan dificultades, desde el desempleo, la carencia de vivienda, la salud, fallos en la educación o el elevado coste de las necesidades básicas.
También recordó la necesidad de que las instituciones cumplan su función, empezando por el propio Rey y la necesidad de velar por el respeto a nuestro país. Gracias a la Constitución, que garantiza libertad, democracia y bienestar, "España seguirá adelante". La Constitución es el "mayor éxito político" que la democracia ha proporcionado a los españoles: "Es la mejor garantía para la convivencia". Entre otras muchas aportaciones, reiteró, está la libertad de defender las ideas y expresarlas, lo cual facilita el pluralismo político.
La Constitución, afirmó también el monarca, permitió superar y corregir muchos errores de nuestra historia y la experiencia recuerda que es necesario que "preservemos en la integridad" entre todos. La falta de unidad, uno de los argumentos que desarrolló varias veces a lo largo del mensaje, recordó que fue la causa de muchos problemas del pasado: "Abrió heridas y distanció a las personas".
La unidad, insistió, es un valor imprescindible en la búsqueda del bienestar. El Rey, desde la neutralidad que siempre cuida en sus intervenciones y actuaciones institucionales, evitó en todo el mensaje alusiones o consideraciones sobre la polémica situación política que estamos viviendo en España, pero recordó algo igualmente oportuno: la democracia también requiere "unos consensos básicos". Terminó con una premonición optimista, propia de las vísperas de un cambio de año: "España seguirá adelante".
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