Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

Hablando se entiende la gente

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, en la reunión de este viernes.
Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, en la reunión de este viernes.
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Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, en la reunión de este viernes.

Hemos escuchado muchas veces la manida frase de que "hablando se entiende la gente" y debe de ser verdad. Cabría añadir que hasta los políticos pueden hablar sin temor a morderse, porque por fin se han reunido el presidente del Gobierno y el líder de la oposición. En España es una noticia de primera página, pero en el resto de los países democráticos suele ser normal y, añadiría, que obligado y casi habitual. Pero ya sabemos que en muchas cosas seguimos siendo diferentes, bien es verdad que a pesar de muchos compatriotas que preferíamos ser normales.

Además de ser noticia, una buena noticia en sí que Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo hayan superado el rechazo que se venían demostrando, se han sentado frente a frente en el Congreso y, ¡oh, milagro!, hasta han llegado a un acuerdo, bueno incluso a dos. Uno es un acuerdo que no contribuirá a mejorar la imagen internacional de nuestra política, aunque sí abre las puertas para que un viejo y vergonzante problema entre en vías de solución.

Ante su incapacidad demostrada desde hace años para renovar el Consejo General del Poder Judicial, han decidido dejarlo en manos de la Comisión Europea. "Que nos lo arreglen ellos", seguramente se dijeron. Una vergüenza que bienvenida sea si la situación de la Justicia por fin se normaliza. Se observa que la iniciativa de huir de nuestro país en busca de arreglo y echar manos de extranjeros para afrontar las cuestiones más delicadas empieza a sentar costumbre. Ignoro qué pensarán por ahí afuera, aunque me lo imagino. Para su encuentro ambos líderes tuvieron que recurrir a la hospitalidad del Congreso porque otra sede ponía en duda su independencia.

El otro acuerdo que lograron se resolverá en casa y no por tener menos relieve deja de ser importante para la dignidad de muchas personas que en el artículo 49 aparecían consideradas diferentes al resto de los españoles. Ambos políticos consideran justo y urgente que la palabra "disminuidos", que quienes sufren problemas físicos o psíquicos no lo son conforme al significado de esta expresión, pasen a ser "personas con discapacidad".

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