El futuro de Gaza se decide fuera de la Franja: los países occidentales apuestan por la vuelta de la Autoridad Palestina e Israel se niega

El presidente palestino Mahmud Abbas sostiene una pancarta que muestra mapas de la Palestina histórica.
El presidente palestino Mahmud Abbas sostiene una pancarta que muestra mapas de la Palestina histórica.
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El presidente palestino Mahmud Abbas sostiene una pancarta que muestra mapas de la Palestina histórica.

Con la guerra en pleno pico de violencia y  las tropas israelíes avanzando calle a calle en una irreconocible Gaza, los despachos a miles de kilómetros de la Franja discuten ya el futuro del enclave palestino. Israel y los países occidentales dan por hecho que tarde o temprano se acabará con Hamás (por lo menos con su facción armada dentro de Gaza). Por ello, mientras los bombardeos y combates continúan engrosando el número de muertos, la diplomacia internacional empieza a pensar en el día después. La ONU y los países aliados de Israel tienen claro que esto pasa por devolver la llave del Gobierno de la Franja a la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Sin embargo, Israel no parece dispuesta (por ahora) a entregar el territorio a los palestinos, que viven una fuerte división interna y que ven a la ANP como un actor que ha perdido legitimidad.

La opción que contempla Israel es el establecimiento de una zona de seguridad y Benjamin Netanyahu asegura que la Autoridad Palestina no jugará papel alguno. "No voy a engañarme a mí mismo y permitir que gobierne Gaza el mismo elemento, uno que no ha manifestado ni deseos de cambio ni deseos de reforma, por mucho que lo propongan nuestros mejores amigos. El gobierno interno de Gaza debe atravesar un proceso radicalmente diferente", ha dicho el primer ministro, antes de tachar al organismo palestino como "un mecanismo defectuoso y un terrible error".

Mientras tanto, la presión en el exterior es cada vez mayor. Los países occidentales piden a Israel decidir cuanto antes que ocurrirá cuando acabe la ofensiva. Su mayor aliado, Estados Unidos, tiene claro que el futuro del enclave pasa por devolver el poder a los palestinos. "Gaza debe seguir siendo tierra palestina y no puede reducirse", ha reconocido el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby. En el mismo sentido se ha pronunciado el secretario general de la ONU, António Guterres, que espera que la ANP se fortalezca tras la guerra. Además, la Unión Europea ha propuesto que sea la Autoridad Palestina la que tome el control de la Franja en el foro euromediterráneo en Barcelona; algo que ha pedido también España. 

Internamente hay pocas voces que se atrevan a proponer esta medida. Este jueves el asesor de Seguridad Nacional del Gobierno israelí, Tzachi Hanegbi, sugirió que una ANP "reformada" podría gobernar Gaza. "Israel es consciente del deseo de la comunidad internacional y de los países de la región", ha puntualizado. "Debe surgir una generación con valores de moderación y tolerancia, sin ningún tipo de incitación a la violencia contra Israel", ha dicho Hanegbi, en un artículo que ha levantado ampollas en el Ejecutivo de Netanyahu. El ministro de Finanzas de Israel, Bezalel Smotrich, ha afirmado que "hay gente que aún vive en el 6 de octubre" y que esa postura "no representa la del Gobierno israelí".

"La mayoría no se siente representada por la ANP"

Lo cierto es que más allá de la negativa israelí a esta medida, la ANP tendría varios obstáculos para asumir el poder en Gaza. La Autoridad Palestina, creada tras los Acuerdos de Oslo como organismo provisional hasta que se formalizara un Estado palestino, ha perdido a lo largo de estos 30 años peso en la causa palestina. "Tres décadas después de Oslo no se han sentado las bases para la creación de un Estado palestino. Al contrario, la ANP se ha convertido en la subcontratista de la ocupación israelí en Cisjordania, pues coordina la seguridad con el Ejército de Israel", afirma a 20minutos Natàlia Queralt, analista de El Orden Mundial.

Queralt señala que la ANP y su presidente, Mahmud Abás, "han perdido su legitimidad: Abás tiene 88 años y no ha convocado elecciones presidenciales desde 2005. En general, la población palestina es joven por lo que la mayoría no ha votado ni se siente representada". La analista agrega que entre la población palestina en Gaza y en Cisjordania hay una sensación de "estancamiento y hartazgo", ya que los Acuerdos de Oslo no solo no han mejorado la situación, sino que se ha incrementado el número de asentamientos de colonos en territorio palestino y "Gaza sufre un bloqueo por tierra, mar y aire desde hace casi dos décadas".

El cuestionamiento público por su falta de legitimidad a través de las urnas y las políticas de los últimos años podría hacer inviable gobernar la Franja. "Si la ANP se hace cargo de Gaza podría encontrarse con un rechazo social", reconoce a este medio Sergio Castaño, profesor del Máster en Estudios de Seguridad Internacional de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). "¿La solución pasaría por convocar elecciones igual que a principio de siglo?", se pregunta Castaño. "El resultado va a ser contrario a la ANP y podríamos tener una victoria absoluta de Hamás, por eso nadie habla de elecciones, sino de entregar el poder directo a la Autoridad Nacional Palestina", afirma.

La pugna interna entre Hamás y Fatah (partido secular que controla la ANP), se intensificó tras la victoria del partido islamista en 2005, que no se reconoció y fue boicoteada por los países occidentales. Aquello produjo un cisma en la causa palestina y que Gaza quedara en manos de Hamás y Cisjordania en manos de la ANP. "Que no se permitiera a Hamás gobernar hizo que mucha gente les apoyara", dice Castaño. "En el caso de Hamás sus líneas de actuación están muy bien definidas: la vía política, la militar y el brazo asistencial. Este último proporciona servicios sociales a la población que es ignorada o a lugares donde no llegan los Estados. Eso lleva a que mucha gente sin necesidad de identificarse con la ideología sí lo hagan con la organización".

La Autoridad Palestina niega la propuesta

"La ANP, tal como está ahora mismo y sin un liderazgo renovado, no es una opción para Gaza", sentencia Queralt, que apunta que sería vista por su propia sociedad "como un mero títere de Israel". Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores de la Autoridad Palestina ha afirmado que esta guerra es "un intento de establecer la separación entre Cisjordania y la Franja de Gaza para atacar y socavar la oportunidad que encarna el Estado palestino independiente".

El primer ministro de la Autoridad Palestina, Mohamed Shtayé, negó en una entrevista a The Guardian que fueran a aceptar hacerse cargo de Gaza en estas circunstancias. "¿Que la Autoridad Palestina vaya a Gaza y dirija sus asuntos sin una solución política para Cisjordania, como si la Autoridad Palestina fuera a bordo de un F-16 o de un tanque israelí? No lo acepto; nuestro presidente no lo acepta; ninguno de nosotros lo aceptará", zanjó.

La decisión de poner a la ANP en Gaza tras la ofensiva israelí es más una iniciativa externa que una posibilidad que planteen las partes implicadas. Los atentados de Hamás el 7 de octubre que dejaron 1.200 muertos y mas de 240 secuestrados han sido respondidos con una campaña de bombardeos sin precedentes sobre la Franja. En estos dos meses y medio han muerto en el enclave palestino más de 20.000 personas por los bombardeos israelíes. Por el momento, el futuro más inmediato en Gaza pasa por el empeoramiento de la situación humanitaria. Con las posturas para una negociación de alto el fuego alejadas, la guerra continúa.

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