Las estufas de gas se quedan en las terrazas de Madrid: el TSJM anula su prohibición en 2024

Una terraza con estufas de gas en la calle Ibiza, en Retiro.
Una terraza con estufas de gas en la calle Ibiza, en Retiro.
Guillermo Azaola
Una terraza con estufas de gas en la calle Ibiza, en Retiro.

La Justicia madrileña ha hablado primero: las estufas de gas seguirán calentando las terrazas de la ciudad más allá del 1 de enero de 2024, cuando la Ordenanza de Terrazas de Hostelería y Restauración prohibía su instalación, así como la de aquellos aparatos que "emitan gases de efecto invernadero a la atmósfera". Los jueces del Tribunal Superior de Justicia de la capital han anulado este miércoles el veto que aprobó el Gobierno de José Luis Martínez-Almeida en 2022 por falta de estudios sobre su nivel de contaminación. Justo el mismo día, desde el Ayuntamiento habían anunciado una moratoria para que los hosteleros tuvieran más tiempo para dar el paso hacia la energía eléctrica.

Según la sentencia, el punto de la norma que exigieron el pasado mandato los ediles del Grupo Mixto escindidos de Más Madrid para apoyar los Presupuestos de 2022 "carece de estudios sobre el nivel y los efectos contaminantes de las emisiones de dióxido de carbono de estas calefacciones frente a otras energías, como las eléctricas, ni sobre el porcentaje o proporción en que estos aparatos contribuyen a las emisiones de gases de efecto invernadero en relación con las distintas fuentes contaminantes". Además, los magistrados señalan que en el expediente administrativo se echan en falta informes o análisis sobre la eventual adopción de medidas alternativas, así como "un análisis o una somera ponderación de los distintos intereses en juego".

El Ayuntamiento de Madrid podría recurrir la sentencia, aunque fuentes municipales avanzan que "los servicios jurídicos la estudiarán" y verán la "forma de aplicarla". Desde Cibeles también matizan que "la sentencia da viabilidad a la ordenanza, salvo en lo relativo a la prohibición de estufas de gas, que lo anula. Dicho artículo fue una imposición de Recupera Madrid [agrupación que formaron para las elecciones los concejales del Grupo Mixto] para la aprobación de los presupuestos de 2022".

De este modo, el fallo, en el que se estima parcialmente el recurso presentado por la Federación Española de Asociaciones y de Empresas Distribuidoras de Gases Licuados del Petróleo, frustra los planes para seguir los pasos de Barcelona, que prevé la eliminación de estos radiadores en 2025, y cumplir con el plan de la exalcaldesa Manuela Carmena en 2017, muy aplaudido en Europa, pero que nunca llegó a buen puerto. 

Los jueces concluyen: "No ponemos en duda, la amplia potestad discrecional de Ayuntamiento, como titular del dominio público sobre el suelo en el que se instalan las terrazas, pero no es menos cierto que el ejercicio de dicha amplísima potestad discrecional no puede ignorar las exigencias y principios de buena regulación". 

Los hosteleros, "muy satisfechos"

De momento, las terrazas madrileñas podrán continuar con las 2.952 estufas de gas que tenían ya autorizadas en sus permisos y se abre la posibilidad para todas las demás de solicitar su instalación desde el momento en el que la sentencia sea firme. Una noticia han recibido con los brazos abiertos desde la asociación Hostelería Madrid, reconociendo estar "muy satisfechos". Su presidente, Jose Antonio Aparicio, ha advertido en un comunicado que siempre mantuvieron que era "una prohibición no justificada" y que les "sin posibilidad de dar un servicio en las mínimas condiciones de confort con consecuencias negativas para la actividad".

En previsión de que esta Sentencia no fuera firme antes de fin de año, la patronal de los hosteleros había reclamado al Consistorio una moratoria de la restricción a estos braseros hasta el fin de la temporada de invierno – 15 de marzo de 2024- que estaba siendo estudiada por el Área responsable. "Con esta sentencia conseguimos ese propósito no solo para el invierno, sino para el futuro", han celebrado. 

La moratoria es inútil, pero aflora una oportunidad  

Tras varios meses de incertidumbre desde que Hostelería de Madrid pidiera a través de 20minutos una prórroga hasta el próximo invierno para sustituir la estufas de gas, en la mañana de este miércoles el Ejecutivo de Almeida ha anunciado la celebración de una Comisión de Terrazas el próximo martes 26 de diciembre donde plantear una moratoria. "Creo que es de justicia de cara a los hosteleros y, desde luego, posibilita la instalación de terrazas, que es verdad que no han tenido un tiempo razonable para hacer ese cambio", ha justificado la decisión el delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante. 

Con la sentencia del TSJM, la comisión, dependiente del Área de Vicealcaldía, pierde parte de su sentido, si bien podría ser el espacio para empezar a planificar la posible restricción de estos elementos en el futuro. Esta vez con los estudios de contaminación necesarios. 

El problema de las ayudas 

Fue el anterior Gobierno de coalición entre PP y Cs el que ordenó durante en enero de 2022 que desaparecieran a partir de 2024 las estufas de gas. Para allanar el paso de los restauradores hacia fuentes de energía más limpia, concedió al sector una moratoria de un año. A pocos días de que expirará este periodo de gracia, cientos, quizás miles, de locales por todo el municipio todavía conservan los aparatos supuestamente contaminantes. Y por un retraso en las ayudas, por falta de presupuesto o responsabilidad, no veía plausible sustituirlos por estufas eléctricas.

Entre las medidas que acordaron los ediles del Grupo Mixto para brindar su apoyo a los Presupuestos de PP y Cs, figuraba lanzar una línea de subvenciones para ayudar a los hosteleros a sustituir sus estufas por otras alimentadas con fuentes de energía no contaminantes, fundamentalmente eléctricas. "Solo una estufa eléctrica te puede costar 300 euros, y a eso hay que añadir la toma de corriente y el coste de la obra, puesto que los cables tienen que ir soterrados... En total, hemos calculado que cuestan entre 2.000 y 4.000 euros", explicó a este periódico el presidente de los Hosteleros, Antonio Aparicio.

Así nacieron hace más de un año las denominadas 'Ayudas Cambia 360', a las que el Consistorio reservó dos millones de euros, no pudiendo superar dicho incentivo el 50% del coste de la operación. "No estábamos de acuerdo con quitar las estufas, pero por lo menos una ayuda empujaba a hacer los cambios", decía el representante hostelero. Meses después, "la línea de subvenciones está casi desértica, no ha tenido ningún resultado", valoraba el mismo. Desde el área de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, que gestionan las asignaciones, confirman que todavía queda prepuesto por otorgar, toda vez que se inyectaron otros 100.000 euros adicionales el pasado marzo.

¿Por qué no funcionan las ayudas? Según la patronal de los hosteleros madrileños, el problema radica en los permisos de obra. Para solicitar la ayuda es necesario tener una licencia que te permita realizar "el socavón" por donde discurren los cables a la instalación eléctrica. Y la administración "es lenta" para dar dichos permisos... Así, basta con darse un paseo por el centro de la ciudad, donde más terrazas se aglutinan, para comprobar que las estufas de gas siguen en pleno funcionamiento para que los clientes no pasen frío al raso. 

La historia de las setas 

  • Las famosas 'setas' proliferaron en España al calor de la reforma de la ley antitabaco de 2011, que prohibía fumar en espacios de uso colectivo como bares, restaurantes o discotecas. Esto disparó su popularidad en las terrazas de todo el país, si bien la pandemia del coronavirus acabó por consagrarlas como un elemento indispensable para la hostelería. Con el veto al servicio en barra y la recomendación de no consumir en lugares cerrados, la climatización de los veladores se convirtió en la salvación para miles de locales en Madrid. Y las 'setas' crecieron como hongos por toda la capital...

    ​La ciudad de Rennes, al noreste de Francia, se convirtió en 2020 en la primera metrópoli de más de 200.000 habitantes en prohibir el uso de estufas de gas en el exterior. Entonces, se hizo muy popular un estudio de la consultora especializada en transición ecológica Carbone 4 que calculó que un brasero que funcionara ocho horas al día emitía tanto CO₂ como un coche en un trayecto de 90 kilómetros. Dicho con un ejemplo, la distancia que separa la estatua de la Cibeles, a los pies del Ayuntamiento de Madrid, a la ciudad de Toledo.
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