El sector eólico pide a Sánchez entrar en la Estrategia Nacional de Seguridad después de cubrir en 2022 el 24% de la demanda eléctrica

  • Tendrían consideración de infraestructuras críticas 22.042 aerogeneradores repartidos en 1.345 parques.
  • La eólica generó 61.069 GWh de electricidad, rebajó 31€ el Mwh y ahorró 6.400 millones en importación de combustibles fósiles.
Aluvión de alegaciones al parque eólico de Caaveiro (A Coruña) que tramita el Gobierno central
Parque eólico de Caaveiro (A Coruña).
20M EP
Aluvión de alegaciones al parque eólico de Caaveiro (A Coruña) que tramita el Gobierno central

La generación de electricidad con energía eólica batió el año pasado un nuevo récord, con la producción de 61.069 gigavatios por hora de electricidad que fueron capaces de dar cobertura al 24% de la demanda eléctrica. Ante el carácter crucial en el suministro eléctrico que representan estas cifras, la Asociación de Empresas Eólicas (AEE) está intentando que el Gobierno incluya a este sector dentro de la Estrategia de Seguridad Nacional, lo que haría que los 22.042 aerogeneradores repartidos en los 1.345 parques eólico que hay por toda España entraran en la lista de infraestructuras críticas.

La inclusión de la energía eólica dentro de la Estrategia Nacional de Seguridad es uno de los objetivos que este sector se han marcado para esta legislatura, de modo que también la generación de energía eólica forme parte del catálogo de infraestructuras en los que, debido a los servicios que prestan, la alteración o interrupción de su funcionamiento por causas naturales o por un ataque de cualquier tipo tendría graves consecuencias. Este listado es secreto y se calcula que dentro de él hay unas 3.500 instalaciones de distintos sectores, entre los que también están las energía y las redes. Sí figurarían las centrales nucleares ante las consecuencias de que se produjera un ataque terrorista o cibernético contra ellas.

Lo que quiere el sector eólico es que sus instalaciones tengan igualmente esta importante consideración y que queden bajo el paraguas del Estado como lugares que merecen una especial protección porque también serían especialmente importantes las consecuencias de un paro por motivos naturales o provocado por la acción del hombre. 

Para ello, el sector está en contacto con las tres instancias que intervienen en el catálogo de infraestructuras críticas, el Centro Nacional para la Protección de las Infraestructuras Críticas (CNPIC) de la Guardia Civil, el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe) y el Ministerio de Industria, aunque también tiene claro que la decisión última sobre el Plan de Seguridad Nacional corresponde al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que tampoco tiene que actualizarla con horizonte establecido. Aunque es incierto el desenlace de estas gestiones, el sector se siente también respaldado por una nueva directiva europea sobre infraestructuras críticas que pone especial énfasis en garantizar la seguridad de las instalaciones de energía alternativas al gas proveniente de Rusia.

La AEE alega motivos y de presente para ello. Por una parte, recuerda que en plena pandemia por la Covid ya hubo un "precedente" cuando el Gobierno permitió romper la prohibición de que las personas fueran acompañadas para que los trabajadores de parques y aerogeneradores pudieran ir de dos en dos a comprobar que todo funcionaba.

Segunda fuente de energía, después del gas

Por otra parte, esgrime el hecho incontestable de que la energía eólica se ha convertido en un puntal del sistema energético, dado que el año pasado dio respuesta al 24% de la demanda de electricidad del país, generó 61.069 gigavatios hora (GWh) de electricidad  y se convirtió en la segunda tecnología de producción eléctrica después de los ciclos combinados, por un aumento de generación con gas que la AEE relaciona con "la introducción de la excepción ibérica en junio de 2022".

Según un marcoestudio elaborado por la AEE sobre el "Impacto del Sector Eólico en España" en 2022, el año pasado cerró con 29.813 megavatios (MW) de potencia instalada, de los que 1.640 se habían instalado en los doce meses anteriores. España es el quinto país con más potencia instalada de éolica por detrás de China, Estados Unidos, Alemania y India y el segundo de la UE.

La progresión de esta tecnología es alza, desde un periodo entre 2012 y 2018 en que no se instaló más potencia en España y de que a partir de 2019 empezó a despegar de nuevo, como lo había hecho, más modestamente, en los primeros años 2000.

Ahora, el eólico es todo un sector económico que en 2022 contribuyó al 0,5% del PIB español, con 5.896 millones y continuó la senda ascendente por el número de empleos directos e indirectos creados, que crecieron un 14% con respecto a 2021. El año pasado, empleaba a 39.015 personas, que manera directa -18.268- o indirecta 20.737- trabajan en los 1.345 parques eólicos -48 más que el año anterior- implantados por toda España, con un total de 22.042 aerogeneradores. Castilla y León, Aragón, Galicia, Andalucía y Castilla-La Mancha son las comunidades con más parques.

Más ahorro, menos emisiones

El informe destaca que el año pasado la generación de electricidad con energía eólica ahorró 7.358 millones de euros al sistema y contribuyó a rebajar el precio del a luz en el mercado mayorista 31,25 euros/Mhw, un "valor récord" comparado con ahorros anteriores. Este ahorro fue de 18,4% en 2021 o de 5,3 euros en 2020. El ahorro fue sobre todo en el sector residencial -2.111 millones en total- y en el de comercio, servicios y administraciones públicas -1.995 millones-.

Además del ahorro económico, de que es efecto, que en 2022 se generara más energía eólica que en años anteriores hizo también que fuera necesario utilizar menos combustibles fósiles, que supusieron un ahorro y también una disminución de las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero.

Según el informe de la AEE, la generación eléctrica con energía eólica en 2022 evitó que tuvieran que importarse 3,8 millones de toneladas equivalentes de petróleo (tep) de carbón, 7,6 millones de tep de gas natural y 300.000 tep de petróleo. Eso supuso un ahorro de 6.491 millones de euros en combustibles fósiles que no hubo que importar -2,4 veces más que los 2.703 millones en 2021) y se evitó la emisión a la atmósfera de 300.000 millones de toneladas de CO2 y un ahorro de 732 millones en derechos de emisión que no fue necesario comprar.

La energía eólica también evitó en 2022 la emisión de 363 miles de toneladas de dióxido de azufre, 112 miles de tonelada de oxígeno nítrico y 7.183 millones de toneladas de partículas en suspensión.

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