El Mago Yunke: "Disparé una flecha al hijo de Donald Trump y casi me cuesta la vida a mí"

Mago Yunke. Truco de magia
Mago Yunke. Truco de magia
Mago Yunke. Truco de magia
Mago Yunke. Truco de magia

Es un enamorado de la magia. También de su ejecución, pero lo que más le gusta al Mago Yunke es pensar magia, crear números, efectos… para eso trabaja en una nave industrial en su pueblo, Villavieja (Castellón) de donde salen algunos de los números más espectaculares de su show Hangar 52 que regresa a Madrid del 22 de diciembre al 6 de enero en el Palacio Municipal de IFEMA en Madrid.

Lo de Yunke es por su abuelo...Mi abuelo era herrero. Él trabajaba sobre un yunque y mi madre lo puso en la entrada de casa como para hacerle un homenaje a mi abuelo. Cuando mis amigos venían a casa decían “vamos a casa de Yunque” y eso se quedó como un mote entre amigos y terminó siendo mi nombre artístico. Pero además tiene que ver mucho mi profesión con la profesión de mi abuelo, porque desde pequeño me encerraba en su taller y ahí empezaba a construir, a fabricar los trucos de magia y a desarrollar el ingenio. En este espectáculo casi todo lo que hay está construido y pensado por mí y eso le da ese punto de originalidad.

¿Aún guarda alguno de aquellos primeros ingenios?Sí, por supuesto. La magia nunca pasa de moda. Yo creo que la magia es algo que te hace sentir el momento, te hace ilusionarte por unos instantes y pueden cambiar las músicas, puede cambiar el lenguaje, puede cambiar la manera de moverte en el escenario, pero lo que es la esencia de la magia, lo que te produce a ti al ver un efecto mágico, creo que eso no cambia. Por eso la magia, aunque pasen los años y tengamos cosas modernísimas como la inteligencia artificial, la magia perdura, porque vivir algo en vivo siempre va a funcionar. Por eso continúo haciendo efectos que inventé cuando tenía 16 años.

Muchos jóvenes están acostumbrados a ver magia en redes sociales, a base de edición...Sí y es muy diferente la magia que hacemos nosotros a la que se hacen en TikTok. esos efectos relámpago rápidos, que son de consumo muy rápido yo creo que no te hace, no te hacen sentir lo mismo. Nuestra magia es una cosa artística, tiene una plasticidad, tiene iluminación, tiene sonido, tiene puesta en escena, tiene historia, tiene impactos visuales, hay una riqueza cultural mucho más grande que un efecto rápido. Consumir algo muy rápido, un efecto, no te lleva a una sensación que te atrape. La magia tiene ese poder del asombro que en otros espectáculos no puedes sentir. Por eso creo que la magia es un arte muy, muy completo.

¿Es más difícil ahora que el público se sorprenda?No, yo creo que el espectador se sorprende igual. Yo creo que a pesar de los conocimientos, de la tecnología, de lo que avanza el mundo, la magia no pierde potencia. Además, el mago siempre va un pasito por delante de todo, de los inventos, por ejemplo. A veces cuando utilizamos cosas en el día a día, los magos ya lo utilizamos hace tiempo.

Ha sido tres veces mejor mago del mundo, ¿eso compensó a sus padres el día que les dijo que quería ser mago y no abogado, por ejemplo?Bueno, en verdad mi vida es muy convulsa. Desde muy pequeñito perdí a mi madre. Son cosas que creo que han forjado mi personalidad y cómo soy y cómo entiendo la vida. Las cosas negativas que me han pasado las he sabido transformar a positivas o aprender de ellas. Le doy a la vida un valor de una forma diferente a otras personas. Tengo mi manera de entender la vida, soy una persona muy positiva, intento hacer siempre el bien, ser buena gente. Creo que ser buena persona es muy importante para ser mago.

Nunca les dije a mis padres que quería ser mago de una forma directa porque soy una persona muy prudente. Gané un torneo en el año 98 en Málaga, me hice campeón de España y sin querer empezó a salirme trabajo. En el 2000 gané un Mundial y sin decir “lo dejo todo por la magia” empezaron a contratarme en otros países. Se abrió un abanico de posibilidades muy amplio. Nunca deje nada por la magia, sino que se fue dando y al final me dediqué a una cosa que es mi pasión. Me siento muy afortunado.

No le cuesta ir a currar…No tengo nunca la pesadez ir a trabajar. Al contrario, para mí ir a trabajar es un placer. Incluso cuando tengo vacaciones, tengo ganas de que se terminen para ponerme en marcha en el taller, para ponerme a fabricar… me gustan incluso las entrevistas, porque vengo a disfrutar, a estar con vosotros, a conocer gente, aprender de otras personas… Me tengo que sentir muy privilegiado y muy afortunado de poder dedicarme a una cosa que es mi hobby y una pasión y no tengo el pesar del trabajo, sino que es un disfrute.

El Mago Yunke, en la sede de 20minutos.es.
El Mago Yunke, en la sede de 20minutos.es.
PREVISIONES 20M

¿Y qué hacía antes de la magia o a qué se dedicaba?Me formé como técnico de sonido y mientras estudiaba eso estuve trabajando en una empresa azulejera. Te diré que es de los sitios en los que más he creado magia, porque la azulejería puede ser muy aburrida. Estás delante de los azulejos pasando y no haces nada y mi cabeza siempre pensaba en efectos mágicos. De esos días saqué el efecto con el que gané mi primer premio mundial, pensando en los azulejos. Era curioso porque yo miraba al resto de compañeros y decía “¿estas persona en qué están pensando, qué están creando?”. Para mí era divertido, yo estaba mis ocho horas feliz. Cuando vengo a Madrid en coche las horas que paso conduciendo no quiero que se pasen rápido, al contrario, disfruto del camino y en cada momento de mi vida intento disfrutarlo porque el tiempo va pasando. ¿Por qué tengo que perder tres horas y media de mi vida en un viaje? Desde que me monto el coche y empieza mi disfrute, o bien escucho un podcast o bien escucho algo en la radio que me gusta o bien pienso un efecto de magia, o bien veo el paisaje... es una manera de aprovechar el tiempo al máximo.

Tiene su taller en Villavieja (Castellón), donde crea sus trucos. Es un pueblo de apenas 3.000 habitantes, ¿los usa de conejillos de indias o es usted el señor loco ese que está ahí encerrado haciendo ruidos raros?(Risas) Me siento muy querido y muy identificado con la gente de mi pueblo. De ahí es Manuel Vicent, el escritor y tengo muy buena conexión con él. Fíjate cómo es la movida de mi pueblo, que me han puesto hasta una plaza con una estatua mía. A veces paso por las mañanas cuando voy al taller y hay gente haciéndose fotos y justo es la parada de autobuses y mucha gente se para y no sabes la vergüenza que me da (risas). Creo que es muy pronto para ponerme una estatua y también creo que me pone responsabilidad, porque ya no puedo aparcar mal (risas). Tienes que ser una persona ejemplar.

Así que han hecho piña con usted...Me siento muy querido y muy apoyado. Gracias al apoyo de mi pueblo siempre he tenido la posibilidad de actuar y comenzar, porque cuando te dedicas a la magia es difícil buscar un sitio donde actuar y en mi pueblo pues hay varias fiestas y me han contratado varias veces.

¿Estrena allí sus efectos de magia?Hay una cosa que me parece muy curiosa a la que le llamo el túnel del viento, que es mi nave. Tiene 900 metros cuadrados y ahí dentro está toda la técnica para construir efectos de magia y también un escenario con iluminación y sonido, todo muy equipado para poder probar los números. Cuando yo saco un número nuevo, antes de estrenarlo en El hormiguero o donde trabajemos, siempre lo pruebo en mi taller, invito a gente para que se sienta y lo vea. Les pregunto qué opinión tienen y muchas veces lo que hago es cambiarles las músicas para probar las distintas emociones y esa es la manera de testar si un juego gusta o no. Yo puedo tener un criterio, una manera de entender la magia o verla, pero prefiero escuchar la opinión del público y eso me viene muy bien también. En otras ocasiones también grababa al público. Ahora hace tiempo que no lo hago, pero tengo muchas grabaciones porque me interesa mucho la reacción del espectador. Todas esas emociones me han servido para aprender qué es lo que le gusta al público y qué no le gusta.

¿Y qué ha aprendido?La magia que presentaba antes era más fuerte, más agresiva, más intensa… ahora es más suave, más amable, más poética. Creo que al final la persona va creciendo, vas aprendiendo de otras culturas, como artista vas mejorando y cuantas más personas conoces eres mejor persona y por lo tanto mejor artista.

Nos hablaba de la estatua en su honor, ¿cómo lleva la fama?Yo no he querido nunca ser famoso, ni conocido, ni nada de eso. A mí me gusta la magia. Me han ofrecido muchas veces cosas de programas, pero si no está la magia de por medio, a mí no me interesa. Es una manera particular de entender el mundo del espectáculo. No tengo ningún interés en ir a fiestas con famosos, ni otras cosas para promocionar mi espectáculo. 

¿Ser pelirrojo es un signo de distinción? ¿Le ha ayudado?De pequeño no te diría que me hacían bullying, porque tampoco era así, pero sí que me sentía un bicho raro. Era diferente a todos: pecoso, pelirrojo… Siempre me he sentido como un patito feo. Nunca he querido ser pelirrojo. Siempre he pensado que si tengo un hijo pelirrojo, le voy a hacer el niño más feliz del mundo, porque le haré creer que es especial, que es único. Por la educación de antes y cómo vivíamos nunca me habían hecho sentir eso. Con el tiempo te digo que ha sido suerte, porque con menos impactos de salir en televisión, cuando promocionas un espectáculo, la gente te reconoce más. Yo cuando me veo, me veo como un personaje parezco una suerte de Pumuky o un duendecillo, es algo algo característico de mi físico y creo que me ayuda en el espectáculo. Fíjate, de pensar que es una desgracia a pensar que es una suerte. En la vida todo puede cambiar dependiendo del punto de vista con que lo veas.

En Hangar 52 hay cosas inspiradas en Leonardo Da Vinci, en la NASA, en Egipto, en China… hay muchas historias dentro del propio espectáculo, ¿no?Creo que en la magia tienes que contar son un pequeño hilo conductor, un show tematizado, pero no hacer hincapié en la historia. Yo estoy inspirado en varios momentos, pero no cuento una historia y lo que he conseguido con Hangar 52 es que sea un almacén, un cajón de sastre, y cada vez que se abren las puertas de nuestro hangar tú te encuentras algo distinto de escenografía, una propuesta diferente y eso hace que el espectáculo tenga mucho ritmo, que pase muy rápido, que tenga mucho contenido, pero sin contar una historia en concreto. Es un almacén en el que guardar los secretos de Leonardo da Vinci, puertas interestelares de Antiguo Egipto, rituales de guerra de la Gran Muralla China, varias microhistorias.

¿Por qué no hay que centrarse en la historia?Creo que un espectáculo de magia donde la historia es más importante que la magia no funciona. La historia se come a lo que estás haciendo y el efecto mágico pasa a ser un efecto especial propio de la historia y la magia pasa desapercibida. De hecho, cuando tú estás viendo el musical de La bella y la bestia, hay efectos de magia muy potentes, creados por los mejores fabricantes del mundo y no te vas del teatro diciendo "oye, has visto cómo se ha transformado" o "de repente ha volado". Ni te acuerdas, ni lo ves, ni lo sientes como magia. Ves que es un efecto especial de la propia historia.

Le han inspirado otros magos…En el espectáculo hablo de un mago que se llamaba Jasper Maskelyne que tiene una historia fantástica durante la Segunda Guerra Mundial. El tío combatía contra los alemanes y conseguía ganar guerras, incluso hizo desaparecer el puerto de Alejandría, que parece imposible, pero lo hizo desaparecer. Tiene su explicación, evidentemente, porque los magos no tenemos poderes, pero con la técnica del despiste y del desvío de atención hizo creer que el puerto de Alejandría estaba ubicado en otro sitio distinto y cuando los aviones iban a atacar los alemanes creyeron tiraron las bombas en el puerto de Alejandría y resulta que el puerto estaba intacto. También hacía tanques que eran de atrezo y así los alemanes pensaban que los ingleses tenían muchos más tanques de los que tenían. Utilizaba técnicas de camuflaje y técnicas de de desvío de atención. En magia lo llamamos misdirection, que es desviar la atención del espectador. Y eso lo utilizó en la guerra.

¿Sus habilidades habilidades como mago le han servido en otras facetas de la vida?Me han servido mucho en la vida y me sirven cada día porque yo soy una persona muy tímida y creo que desarrollé mi parte de comunicación, que es muy importante en la magia y puedo llegar a transmitir y eso es porque estoy adiestrado en la parte de comunicación. Al final la magia te da unos conocimientos que creo que sí que se aplican fuera de ella.

¿Le agobian amigos y conocidos en cenas o reuniones con que haga trucos?La gente que te conoce, no, la gente desconocida, sí. Cuando vas a un sitio y conoces a alguien nuevo siempre te piden hacer un juego, pero la gente que te conoce creo que ya te ha sufrido bastante, porque al final eres tú quien los utiliza de conejillos de indias a ellos para probar cosas (risas). Si tú creas un efecto de magia y no lo pruebas, es bastante absurdo. Lo que quieres es probar, probar, probar... Por eso es el mago el tiene que ser consciente de no ser pesado y saber cuándo tiene que parar (risas).

Nos decía que es tímido… ¿qué le hizo superar eso?Mi madre fue la primera que me empujó a actuar porque yo temblaba como un conejo. No me gustaba actuar, lo pasaba fatal. Mi madre tenía un restaurante y es la que me empujaba y me decía "venga, hazles un juego de magia". Y mi madre, una mujer muy valiente, muy con mucha fuerza, me animaba a actuar. Si no me hubiera apoyado a lo mejor hubiese sido difícil, porque se pasa mal.

¿Aún hoy siendo un mago famoso?Yo te digo que yo no entiendo cómo nos metemos a veces en programas de 4 millones de audiencia a probar un juego nuevo que puedes fallar perfectamente.

¿Aún siente inseguridad después de haber ganado tres veces el campeonato del mundo?Inseguridad no, porque te diré que que no tengo miedo al fracaso, ni miedo al ridículo, pero sí hay una responsabilidad. Yo lo entiendo un poco como un torero, que se puede tira delante de un toro, y les llaman locos porque se juegan la vida. En la magia tú sales a un escenario y perfectamente puedes fallar. ¿Qué pasa cuando haces un programa de televisión? Que solo tienes un cartucho, solo tienes un disparo.

¿Qué hace un mago si no le sale del todo bien?Yo tengo muchas herramientas para poder distraer la atención, cambiar. El público no sabe el final y siempre me salgo por algún lado si pasa. En un espectáculo de una hora y media si fallas el público te lo perdona siempre. Lo que no te van a perdonar nunca es el aburrimiento. Si eres una persona aburrida, densa, lenta, se van a cabrear y si fallas encima... Pero si haces un show que está muy cuidado y la carta en vez del tres de picas es el cuatro de picas, es un fallo, no pasa nada. Al minuto siguiente vas a desaparecer o a aparecer o a disparar con un arco y vas a darle a un blanco que era imposible. Si fallas no pasa nada, no eres un cirujano que vas a matar a alguien. Es arte, es entretenimiento. Si un pintor da una mala pincelada, al final hay tantas pinceladas que no lo ves. Por eso creo que el fallo no es un problema.

¿La disciplina es la verdadera virtud de un mago?Hay que dedicarle muchas horas. Yo no soy un cartomago especialista, pero me gusta mucho la magia de cartas y todos los días cojo la baraja y me memorizo el orden en el que ha quedado. Es una técnica de memorización y es complicado porque las cartas tienen un número, un palo... Cojo las 52, las miro y hago un ejercicio de memorización y lo hago rápido porque lo hago todos los días. Esa disciplina diaria constante hace que vayas mejorando y que también te centres. [Yunke hace una demostración, mirando la baraja una sola vez. Le preguntamos qué carta es la décima y lo acierta sin dudar].

¿Que te centres?Con el éxito muchas veces la gente pierde el norte y cuando te crees que eres algo, que has conseguido el éxito, te paralizas y dejas de crear y dejas de avanzar. Lo mejor es nunca creerte nada, tener los pies en el suelo, tener humildad para seguir mejorando, creando y avanzando. Si no eres humilde, que te crees que eres algo, que estás por encima de los demás, olvídate. Yo todavía creo que me queda muchísimo por aprender.

¿Qué tal se concilia la vida laboral con la familiar cuando se es mago?Es complicado. Yo tengo dos hijos, Joel, que tiene 16 y Adrián, que tiene 14 años y es difícil porque me he pasado muchas temporadas fuera de casa. He hecho giras internacionales, pero más de dos mese no lo soporto. Ese es mi máximo, como con las giras por China, que son 30 ciudades, y son muy intensas porque todos los días tienes que viajar, probar, ensayar… La técnica ayuda, porque al final tienes Skype y puedes hablar con ellos, pero no es lo mismo. Necesitas el contacto, el abrazo, el beso. Soy una persona muy cariñosa y necesito estar con ellos. Es complicado. Viajar es complicado. Son los problemas de un trabajo muy exigente y a veces te pierdes cosas que no te perderías si tuvieras un trabajo más normal.

¿Los magos se retiran?Estoy también una fase de pensar en jubilarme pronto, te diré. Me refiero a que a lo mejor dejo en un futuro cercano dejo de actuar y me dedico más a la parte de creación. Yo sería capaz de coger mi espectáculo, cedérselo a un mago y que lo haga él. Yo me dedico a pensar magia y crear magia. Otros magos compran magia y no le quito valor, porque también está la manera en la que actúas e interpretas la magia, hay magos que son muy buenos ejecutando, que eso también es muy positivo, pero siendo sincero, diré que espectáculos de magia unipersonales, que todo esté creado por el autor, como un cantautor, es muy complicado de encontrar. Yo creo que no sabría decir de ningún espectáculo... ni David Copperfield, que suele comprar efectos a otros magos, pero interpreta muy bien.

La magia es mi pasión y me dedico a pensarla. Hay juegos que he inventado yo cuando tenía 16 años y que están en Hangar 52, hay uno en concreto que con 16 años lo saqué y ahí está. Lo saqué con mi padre y tiene un simbolismo para mí importante, porque los dos lo construimos.

Cuando se es mago, ¿se pierde la ilusión de ver magia como espectador?No debería decir esto, pero muchas veces a mí la magia me llega a cansar si el mago, es monótono y abusa y cansa y fastidia. Me cuesta encontrar espectáculos que me gusten y Hangar 52 es el espectáculo que a mí me gustaría ver como espectador. Es el espectáculo que a mí cuando era niño me hubiese gustado ver y ese es mi enfoque, que el espectador lo pase bien en todo momento y si puede ser, en familia, que se miren el padre y el hijo o madre y la hija y que disfruten.

No sé si le gusta la palabra truco...No la utilizo mucho, hablo más de efecto mágico. Truco, truculento, es como negativo, es como una cosa fea. Yo creo que prefiero hablar de ilusión, de fantasía, de sensaciones, más que de truco.

¿Recuerda su primer sueldo como mago?La primera vez que actué me pagaron 15.000 pesetas y yo tendría 15 años, por entonces era mucha pasta. Un billete de 5.000 de esas pesetas lo tengo puesto en una vitrina. He pensado muchas veces en gastármelo, pero he podido aguantar (risas). Creo que siempre he cobrado lo que creo que valgo. Nunca he pedido una cifra diferente a eso, ni disparatada. Cuando pides más de lo que vales, yo creo que es cuando empiezas a sufrir actuando.

¿Que pone un mago en los formularios de Hacienda?Especialista en engañar (risas).

No sé si es lo más adecuado para Hacienda...Ellos son magos también en hacer desaparecer (risas). Por suerte, yo todas estas cosas no me entero, siempre lo llevan los gestores. En los formularios pongo de profesión, ilusionista. Mago es muy amplio. Mago que es el que tienes poderes mágicos, pero ilusionista es la palabra que define el arte de la magia. Lo que hacemos son ilusiones, con una parte de comunicación y artística.

¿Y si sí pudiera ser mago? ¿Qué poder elegiría tener?Pues yo te diría que el de curar enfermedades, para mí sería lo máximo. Si hay un ciclo natural de la vida y eres anciano cuando falleces, es normal, porque la vida tiene un principio y tiene un final. El problema es cuando ves a un niño que tiene un problema de salud, o un familiar, o una madre, o un hermano... Eso es lo duro, como para una madre perder a un hijo. Si tuviera un poder, lo tengo clarísimo, sería el de poder curar y que la vida tenga un ciclo natural y no encontrarse con una muerte antes de tiempo.

Ha actuado mucho en El Hormiguero, ¿hay suficiente magia en la tele?He estado como 70 o 71 programas... La primera propuesta que me hizo Pablo Motos los primeros años, que era hacer magia con los invitados en el plató, la rechacé. Pensé, ¿pero cómo voy a hacer magia yo con con Pablo Motos en el plató si yo estoy acostumbrado a hacerlo con mi hermana, que es mi ayudante, y con piezas ya montadas? Al siguiente año me volvió a llamar. "¿Por qué no lo pruebas? Un día vienes, haces un número..." Y al final fui y yo estaba equivocado totalmente. Era el comienzo del cambio de la magia, hacerlo con famosos. Y eso fue el comienzo de empezar a cambiar mi estilo de magia y me vino muy bien.

La tele le enseñó...Y los consejos de Pablo Motos, que es un tiburón de la televisión, que sabe muy bien cómo hacer las cosas, cómo contarlas. Está en la realización, está en el montaje. Te puede gustar o no Pablo Motos, pero que el tío tiene unos conocimientos bárbaros y que yo no me he sentido nunca tan arropado como en El Hormiguero, es cierto.

¿Hubo algún famoso que le haya hecho especialmente ilusión conocer?Me gustó mucho, Gerard Butler, me pareció un tío encantador. Le hicimos un efecto de magia y el no sabía nada. 
Hay otra anécdota de otra ocasión con el hijo de Donald Trump, también muy potente, que casi me cuesta la vida a mí, porque le apunté con un arco y disparé y estaban los de seguridad alarmados y fue un caos y un follón tremendo, pero salió bien, el tío estaba encantado.

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