La Puerta de Alcalá ya está "curada" y ahora estará más vigilada para su conservación

La Puerta de Alcalá de Madrid todavía con algunos andamios
La Puerta de Alcalá de Madrid todavía con algunos andamios
Ayuntamiento de Madrid
La Puerta de Alcalá de Madrid todavía con algunos andamios

Once meses y más de 3 millones de euros. Es lo que ha costado terminar la restauración de la Puerta de Alcalá y que, con ello, vuelva a lucir sus mejores galas. Los trabajos llevados a cabo por el Ayuntamiento de Madrid han consistido en una sinergia entre técnicas tradicionales e innovación. La mezcla de estas herramientas, además de "curar" al monumento, ha permitido que los expertos puedan conocer en más profundidad sus características, según ha indicado la delegada de Cultura, Turismo y Deporte, Marta Rivera de la Cruz. Esta rehabilitación tenía dos objetivos: devolver la infraestructura a su mejor versión y poder llevar a cabo una labor de conservación preventiva para que no sea necesaria otra restauración de tales magnitudes.

Para este última tarea, los técnicos municipales van a emplear diferentes técnicas. En primer lugar, el patrullaje de un halcón y dos águilas para espantar a las palomas que quieran posarse sobre la Puerta de Alcalá y que así no sufra deterioro de origen biológico provocados, mayormente, por los excrementos de las aves. En segundo lugar, unas líneas de vida, prácticamente invisibles, a las que se puede enganchar una cesta para que los operarios puedan subirse fácilmente al monumento y realizar los trabajos necesarios. En último lugar, un sistema de monitorización de los puntos "más delicados" para que, en caso de inclemencias meteorológicas que provoquen daños en la estructura, puedan repararse fácilmente.

Detección de los daños

El origen del proceso de restauración de la Puerta de Alcalá se remonta al primer trimestre de 2022, cuando desde la Dirección General de Patrimonio Cultural del Ayuntamiento detectaron que era necesario intervenir el monumento de manera urgente. Sin embargo, la complejidad de la estructura- que no cuenta con escaleras por las que se pueda subir- y la falta de documentación provocó que los trabajos fuesen más complicados que otros de los que se han llevado a cabo desde Cibeles. Por este motivo, el primer paso para poder iniciar la actuación fue "reunir todos los documentos existentes", según ha explicado la Jefa de Servicio de Restauración y Patrimonio Histórico, Blanca Mora Calderón.

Para llevar a cabo estos estudios, emplearon tanto técnicas relacionadas con "oficios tradicionales" como con "la última tecnología". Esta última ha sido una de las más relevantes durante la fase de "diagnóstico", puesto que ha permitido conocer el estado en el que se encontraba la cubierta, los anclajes metálicos o la piedra de la que está compuesta el monumento. "Los estudios previos han sido fundamentales para la restauración", ha señalado la conservadora-restauradora de Titanio Estudio, Elsa Soria Hernanz, ya que han permitido la "digitalización del monumento".

Toda esta primera fase permitió evaluar los daños provocados por las inclemencias meteorológicas, por excrementos de aves, intervenciones inadecuadas en el pasado y las heridas de bala de diferentes conflictos bélicos que han ocurrido en Madrid. 

Fases de restauración

Los trabajos de restauración han estado divididas en cuatro fases, según han dado a conocer los arquitectos Francisco José Ruiz y Laura López González. La primera de ellas consistió en la estabilización de los diferentes grupos escultóricos que componen este icono de la capital. "Es lo que más nos ha quitado el sueño", han asegurado. El motivo: la documentación "escasa" sobre la forma en la que se construyeron estas figuras que han encontrado.

Una vez estabilizados estos grupos escultóricos, procedieron a los trabajos de intervención. Para ello, tuvieron que elaborar un estricto protocolo. Primero había que limpiar las figuras para, posteriormente, retirar los morteros. Además les aplicaron plomo a todas ellas para que su mantenimiento y protección, de cara al futuro, estuviese más asegurada que hasta ahora. 

La tercera etapa de restauración se centró en reparar "lesiones en la cubierta", retirar las costras negras que se habían generado como consecuencia de las fuertes lluvias y los daños provocados por las aves. Además, fue también en este momento en el que procedieron a retocar algunas intervenciones que se hicieron en el pasado y que no eran "del todo adecuadas".

Los últimos trabajos estuvieron enfocados en la cubierta y las cornisas del monumento. Además de arreglar todo el deterioro que había conquistado la Puerta de Alcalá, los técnicos llevaron a cabo la intervención tratando de mantener las mismas características que tenía el monumento cuando fue construido. "La mejor restauración es la que no se nota", ha asegurado Blanca Mora. No obstante, los operarios tuvieron que levantar una nueva cubierta, que tuviese mayor "transpirabilidad", para que, a pesar del paso del tiempo y de las inclemencias meteorológicas, el monumento sufra menos daños.

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