La Fiscalía ha pedido penas que suman seis años de cárcel y diez de inhabilitación especial para el ejercicio de la profesión, junto con una multa de 3.650 euros, para una doctora que será juzgada esta semana en la Audiencia Provincial de Murcia acusada de un presunto delito de imprudencia grave por la muerte de un paciente y la falsificación de su historia clínica.
Las conclusiones provisionales de la fiscal del caso, a las que ha tenido acceso, señalan que la doctora no siguió los protocolos previstos al atender al enfermo, que fallecería poco después en el Servicio de Urgencias de Atención Primaria (SUAP) de una localidad murciana de una arterioesclerosis coronaria generalizada.
Señala la acusación estatal que el enfermo acudió al SUAP al presentar dolores en el pecho y en el brazo izquierdo y que la acusada ordenó que se le hiciera un electrocardiograma, cuyo resultado alertó de la posibilidad de que sufriera un infarto.
Traslado al hospital
Tras entrevistarse con él, la acusada ordenó al celador que avisara a la ambulancia del propio centro o a otra para proceder a su traslado a un hospital de la capital murciana, pero poco después anuló esa decisión y dijo a aquel que reclamara una ambulancia no asistencial.
Así mismo, ordenó que le administraran una pastilla contra la tensión alta y le colocaran una vía para suministrarle suero, tras lo cual se ausentó del centro para atender un servicio en el exterior.
Cuando el enfermo tuvo conocimiento de que sería trasladado a un hospital, pidió ser acompañado por su esposa, a la que se llamó y que tardó en llegar un cuarto de hora, tras lo cual iniciaron el viaje hacia el centro hospitalario.
Pero antes de llegar, el paciente, al que se había permitido no colocarse el cinturón de seguridad a petición suya por las molestias que presentaba, sufrió un desvanecimiento y se golpeó contra el salpicadero, por lo que el conductor de la ambulancia decidió regresar al SUAP, donde aquel falleció al resultar infructuosas las maniobras de resucitación.
Además, la fiscal añade que, producida la muerte, la doctora, presuntamente, hizo desaparecer los resultados del electrocardiograma y sustituyó la historia clínica por otra en la que se hizo constar determinados datos para hacer compatibles los síntomas que el enfermo tenía al llegar al hospital con un problema de aparato digestivo.
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