'Stolpersteine', el homenaje con adoquines a las víctimas de los campos de concentración: "Hoy en día, se habla del nazismo a la ligera"

Placa frente al domicilio de Pablo Agraz Alonso, deportado en 1940 al campo de Mauthausen.
Placa frente al domicilio de Pablo Agraz Alonso, deportado en 1940 al campo de Mauthausen.
Jesús Rodríguez
Placa frente al domicilio de Pablo Agraz Alonso, deportado en 1940 al campo de Mauthausen.

Varios vecinos de Madrid se concentraron a principios del mes de diciembre en las calles del distrito de Chamberí, en un acto donde dos operarios del Ayuntamiento colocaron pequeñas placas doradas en el suelo y un violonchelista interpretó una emotiva partitura. Los presentes aplaudieron a los homenajeados, nombres aparentemente desconocidos como Miguel Calvo Sánchez, Gil Ruiz Domínguez o Teodoro Arranz Saugar.

Las personas a las que están destinadas estas placas tienen todas un elemento común: se tratan de víctimas del nazismo. Isabel Martínez y Jesús Rodríguez, dos empleados de banca jubilados, llevan varios años impulsando en España el proyecto Stolpersteine, que coloca varias placas conmemorativas cada año para homenajear a los afectados por el horror nazi.  "Principalmente, están destinadas a personas que han estado en los campos de concentración como Mauthausen o Gusen, donde había más españoles, pero también a prisioneros políticos o deportados. No únicamente a judíos, como puede pensar mucha gente", dice Jesús a 20minutos.

¿Qué son las Stolpersteine? Tal y como cuentan Martínez y Rodríguez, su significado literal del alemán sería "piedras-obstáculo". "Se llaman así porque están pensadas para tropezarse con ellas, verlas de repente e impactarse de forma inesperada", dice Isabel.

Colocación de placas conmemorativas en Chamberí.
Colocación de placas conmemorativas en Chamberí.
Jesús Rodríguez

Las Stolpersteine nacieron en 1992 en la ciudad alemana de Colonia, cuando el artista Gunter Demnig colocó de forma clandestina una primera placa en la plaza del Ayuntamiento. Se trataba de un pequeño cuadrado dorado, del tamaño de un adoquín pequeño, que homenajeaba a los gitanos deportados a los campos de concentración. "Había quien negaba esta realidad, pero sobre todo quien no lo conocía. Gunter quiso dar voz a esas víctimas, enseñar el lugar del que fueron arrancadas. Fue el primer paso, utilizar la calle para mostrar una historia". 

El proyecto se basa en la colocación de las placas doradas en los domicilios donde vivieron estas víctimas de los nazis. "Resulta mucho más impactante ver un homenaje individual a cada persona en su casa que un monumento general con muchos nombres", explica Jesús, que lleva varios años coordinando esta iniciativa para concienciar sobre los horrores del nazismo: "A día de hoy, se habla del nazismo muy a la ligera; se utiliza la palabra 'nazi' o 'fascista' en el vocabulario cotidiano, pero hay que enseñar lo que eran de verdad. Arrancaban a la gente de sus hogares por su raza, su religión o simplemente por pensar de forma diferente".

El acto de colocación de cada una de estas placas, que cuestan 132 euros, es un pequeño evento de memoria histórica, donde se concentran vecinos y familiares de las víctimas. "Cualquier homenaje conlleva una reparación para sus familiares, que se habrán visto obligados durante años a mantener en silencio la condición de víctima de su antepasado. A esa reparación contribuye también el hecho de que la Stolperstein se instale en la puerta del que fue su domicilio, algo que aumenta el valor simbólico para las familias", cuentan Martínez y Rodríguez, que explican que unas 100 localidades españolas ya tienen sus placas.

'Stolperstein' de Mariano Pérez, asesinado en Gusen en 1941.
'Stolperstein' de Mariano Pérez, asesinado en Gusen en 1941.
Jesús Rodríguez

Otro de los pilares fundamentales del proyecto Stolpersteine se basa en el valor de la artesanía, frente a "la industria masiva, tan característica de los nazis". "Cada placa está hecha a mano", dice Isabel, que defiende que se trata de una medida "para mostrar respeto a los afectados". "El nazismo defendía la industria, la despersonalización de sus víctimas, a las que asignaba un número y arrebataba su identidad. Hasta los asesinatos se llevaban a cabo en masa", explica. En contraposición, los homenajes apelan a la humanidad de las víctimas, reivindicando sus nombres y sus historias. Por eso mismo, en las placas figuran los datos más significativos de la víctima, su nacimiento, su internamiento y su destino final.

Vicente Parra, víctima del nazismo

Una de las Stolperteine situadas en el madrileño Paseo de Recoletos está dedicada a Vicente Parra Bordetas, un médico español que estuvo internado en el campo de concentración de Dachau entre 1944 y 1945. Miguel Jiménez Aleixandre, su sobrino nieto, está muy implicado en el proyecto y ha colaborado con Isabel y Jesús para difundir su figura y la de otras víctimas españolas del nazismo. 

"En mi casa no se hablaba de él, que era republicano", cuenta Jiménez: "Como en mi familia eran franquistas, decían que se había ido durante la Guerra Civil a Francia, pero no sabían o no contaban que fue detenido por la policía de Vichy, internado en el campo de Le Vernet, convertido en el médico del denominado 'Tren Fantasma', recluido en el campo de Dachau y trasladado a Venezuela, donde moriría en 1967".

Autor de varios textos sobre el nazismo y la vida de su tío abuelo, Jiménez averiguó la historia del doctor Parra "de casualidad", investigando por su propia cuenta. De esta manera, conoció a Isabel y Jesús y descubrió la iniciativa de las Stolpersteine: "Son personas fantásticas, trabajan muchísimo para concienciar a la sociedad sobre los horrores del nazismo".

Los ayuntamientos, un papel fundamental

"Para instalar una placa, se debe conseguir obligatoriamente el permiso de instalación del Ayuntamiento de la ciudad donde se pretendan emplazar", aclaran Jesús e Isabel, ya que la colocación de una Stolperstein implica la modificación de las vías públicas. Aun así, "cualquier persona, asociación o institución puede costear los gastos de producción y el proceso de instalación, pero si el Ayuntamiento asume los trabajos de instalación, la operativa será mucho más fácil".

Si bien algunos municipios se han negado a aceptar el proyecto, como Oviedo o la localidad toledana de Estrella de la Jara, muchos otros han aceptado y hasta colaborado en la colocación de las Stolpersteine. "El Ayuntamiento de Madrid nos ha apoyado. En la última restructuración tras las elecciones, teníamos un poco de miedo de que hubiera un cambio, pero este apoyo se ha mantenido con creces", explica Isabel.

El proyecto iniciado por Gunter Demnig en los años 90 sigue en consolidación en España, gracias a los voluntarios que han buscado reivindicar y otorgar humanidad a las víctimas de los horrores del nazismo. "Es importante conocer la historia, no se debe olvidar ni menospreciar. Los jóvenes tienen que saber quiénes eran los nazis, cómo arrancaban de sus hogares a personas de todas las edades con crueldad, personas que podrían ser sus vecinos o hasta ellos mismos", reflexiona Jesús. 

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