Cuatro de cada cinco víctimas de ciberacoso no son conscientes de que lo sufren

Foto de archivo de una adolescente con un móvil.
Foto de archivo de una adolescente con un móvil.
Fundación La Caixa / Ground Picture
Foto de archivo de una adolescente con un móvil.

Pese a que casi la mitad de los adolescentes españoles de entre 12 y 17 años ha sufrido algún tipo de ciberagresión, cuatro de cada cinco víctimas de acoso online no son conscientes de que lo son. Un estudio del Observatorio Social de la Fundación 'La Caixa' constata, además, que entre los jóvenes con algún tipo de necesidad específica de apoyo educativo se duplica el riesgo a sufrir ciberacoso. 

La investigación publicada este lunes recopila las respuestas de 2.400 adolescentes para examinar hasta qué punto influyen los avances tecnológicos en el bullying, y llenar así el "vacío" que, según apunta la Fundación, todavía hay en torno a una problemática en auge. "El ciberacoso está recibiendo cada vez más atención entre los investigadores, pero son pocos los estudios que se centran en el alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo", subraya la investigadora principal, Àngels Esteller Cano. 

Los resultados de las encuestas constatan que casi la mitad —el 46,8%— de los jóvenes manifiesta haber experimentado algún tipo de violencia y acoso a través de las redes sociales, el correo electrónico o los mensajes de texto en los últimos meses. El 37,3% asegura haberlo sufrido de forma puntual; mientras que el 9,5% manifiesta haber padecido ciberacoso. ¿La fórmula más frecuente? Las palabras o insultos por internet, el ser ignorado o excluido de alguna red social o chat, o el haber recibido amenazas a través del ordenador o el móvil. 

Sin embargo, el estudio señala que la percepción de los jóvenes de ser acosada es baja. Solo el 21% respondió haber sufrido algún tipo de ciberacoso o, lo que es lo mismo, cuatro de cada cinco víctimas no son conscientes de sufrirlo. Para Albert Flexas, coautor del estudio, esto puede indicar varias cosas, "como que las víctimas han normalizado la situación, restándole importancia, o que su percepción está sesgada por características personales o contextuales". 

Se aprecia, además, que los alumnos que requieren de necesidades específicas de apoyo educativo (NEAE) tienen muchas más probabilidades de acabar siendo víctimas de ciberbullying: el doble según el estudio, que señala una prevalencia del acoso de en torno al 15% entre los alumnos con NEAE, frente al 7,3% de los que no lo tienen. 

Consecuencias de sufrir ciberacoso

Como con el acoso escolar, el que se ejecuta a través de las nuevas tecnologías tiene repercusiones muy negativas entre los adolescentes, que todavía están en una fase de crecimiento y desarrollo de la identidad. El bajo rendimiento académico, por ejemplo, las dificultades de aprendizaje, la ansiedad, la depresión, el abuso de sustancias o la autolesión son las más comunes. Por ende, aquellos estudiantes con señales de haber sufrido ciberacoso presentan igualmente peores indicadores psicosociales.

Las víctimas tienen el doble de sintomatología depresiva (7,6% frente al 3,4% de los jóvenes que no han sufrido este tipo de situaciones); ansiosa (6% frente al 2,5%); y de estrés (8,5% frente al 4,5%). Además, según explica la investigadora Eva Aguilar Mediavilla, "el alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo tienen que enfrentarse también a sus dificultades en su desempeño educativo, lo que podría incrementar este malestar emocional".

Así lo constata la investigación: el 9% de las víctimas de ciberacoso con NEAE sufren depresión, frente al 6,5% de las víctimas sin NEAE. La sintomatología ansiosa y el estrés alcanzan el 7,5 y el 9,6%, respectivamente, entre las víctimas con NEAE, frente al 5 y el 7,5 % entre las que no presentan estas necesidades especiales. Por último, la insatisfacción con la vida roza el 15% entre las víctimas con NEAE, frente al 11% de las víctimas sin NEAE. 

Sensibilización y concienciación

La búsqueda de apoyo social y la capacidad de resolver los problemas son, según los autores del estudio, dos posibles estrategias que pueden ayudar a reducir esos síntomas de malestar. Los expertos aconsejan pedir consejo y pedir ayuda a un familiar, amigo o docente para compartir la situación y la inquietud generada. "En cuanto a la segunda opción, la resiliencia, se refiere a pensar en soluciones con las que superar el problema y evitar que vuelva a suceder", precisa la Fundación. No consideran, por tanto, que sea efectivo evitar o distanciarse de la situación, hacer como que no ha pasado nada o negarse a pensar en ello. 

"Estamos viendo las terribles consecuencias a nivel psicológico y social que tiene el ciberacoso. Por lo tanto, hay que priorizar las medidas de sensibilización y concienciación para evitar que cualquier niño o adolescente tenga que pasar por esto", ha urgido Esteller. El investigador Daniel Adrover, por su parte, destaca el papel de las familias y el propio colegio en esa labor de prevención: "Las familias e instituciones debemos trabajar juntas para enseñar (y aprender) a comunicar las situaciones de acoso y ciberacoso, facilitando herramientas que permitan entender la situación y enfrentarse a ella con garantías de superarla. Es esencial contar con un protocolo de actuación e intervención ante situaciones de acoso y ciberacoso escolar.

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