La Armada recibe el S-81 Isaac Peral: así es el nuevo y sofisticado submarino 100% español capaz de lanzar misiles y pasar desapercibido

  • Se entrega con retraso y los otros tres de la serie S-80 deben llegar en 2024, 2026 y 2028.
Submarino Isaac Peral
Submarino Isaac Peral
Carlos Gámez
Submarino Isaac Peral

El S-81 Isaac Peral, el primer submarino diseñado y construido en España por Navantia, ha sido entregado este jueves en Cartagena, en una ceremonia encabezada por la ministra de Defensa, Margarita Robles. Se trata del primero de cuatro encargos que a lo largo de los próximos años modernizarán la flota española.

El proyecto de la empresa pública Navantia prevé la construcción y entrega de más submarinos clase S-80 Plus. El segundo se entregará en 2024; y los dos últimos, en 2026 y 2028, respectivamente.

Es la primera vez que el diseño y la producción de un submarino es 100% española

Aunque con retraso (en el plan original, la primera unidad debía haber entrado en servicio en 2011) ya está aquí el primero. Hace más de dos años, en abril de 2021, los Reyes presidieron la ceremonia de puesta a flote del S-81 Isaac Peral. Este jueves 30 de noviembre la Armada lo recibe finalmente.

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En los proximos cinco años se irán sumando al S-81 los tres sumergibles restantes, el S-82 Narciso Monturiol, el S-83 Cosme García y el S-84 Mateo García de los Reyes. Todos estos submarinos de la serie S-80 están entre los más modernos del mundo por las altas prestaciones que ofrecen.

España entra en el club de los países con capacidad para diseñar submarinos junto a EE UU, Rusia, China, Japón, Corea, Francia, Inglaterra, Alemania y Suecia

Tanto en Navantia como en Defensa hay más que satisfacción porque es la primera vez que el diseño y la producción de los batiscafos es 100% española. Con este proyecto España ha entrado a formar parte del selecto club de países con capacidad para diseñar submarinos, junto a Estados Unidos, Rusia, China, Japón, Corea, Francia, Inglaterra, Alemania y Suecia.

Navantia ha entregado a la Armada española el Submarino S-81 'Isaac Peral', en el Arsenal de Cartagena en Murcia.

Características de los S-80

Con una eslora de 81,05 metros, un diámetro de 7,3 y un desplazamiento de más de 3.000 toneladas, el S-81 tiene capacidades únicas entre los submarinos no nucleares de la OTAN, asegura Navantia. Sus principales características, las que le distinguen de sus antecesores, son la autonomía, la discreción, la automatización y su altísimo nivel de seguridad.

  • Desplazamiento: 3.200 tonelas (3.700 en inmersión)
  • Eslora: 81,05 m
  • Manga: 11,68 m
  • Calado: 6,02 m
  • Potencia en inmersión: 3.600 kW
  • Velocidad: 12 nudos
  • Velocidad en inmersión: 20++ nudos
  • Autonomía: 50-60 días en superficie / 20-30 días en inmersión
  • Tripulación: 7 oficiales, 18 suboficiales y 20 marineros
Características del submarino Isaac Peral S-81.
Características del submarino Isaac Peral S-81.
CARLOS GÁMEZ

Está capacitado para misiones antisuperficie, antisubmarinas, operaciones a diversas profundidades, especiales y de evacuación de personal civil, recopilación de inteligencia o disuasión. Una de sus características más notables es su discreción. Por el especial diseño de su hélice, el Isaac Peral es casi imperceptible.

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Tiene también una gran capacidad disuasoria. Es capaz de lanzar misiles a objetivos en tierra firme o instalar minas inteligentes en los fondos marinos. Está de hecho preparado para lanzar misiles Tomahawk. Por su alto nivel de automatización puede operar con una dotación de solo 32 personas, la mitad de la tripulación de otros submarinos.

El sistema AIP, tecnología puntera

El retraso en el desarrollo de los S-80 (más abajo lo vemos con detalle) también afectó a una de las grandes innovaciones de estos sumergibles, el sistema de propulsión independiente del aire (AIP). Es uno de los AIP más avanzados y permite una gran autonomía operativa bajo el agua de hasta tres semanas sin necesidad de salir a flote.

Los submarinos convencionales no nucleares deben subir a una profundidad que se denomina 'snorkel' para recargar sus baterías. Lo hacen a través de unos periscopios que cogen el aire con el que arrancan los generadores, una operación que se realiza una vez al día y que les hace más vulnerables a la detección. Con el AIP se pueden recargar las baterías en inmersión con una pila de combustible.

Manuel Corral Iranzo, comandante del S-81.
Construcción del S-81.
ARCHIVO

El problema es que Navantia no ha llegado a tiempo de incluirlo en eI Isaac Peral. En realidad, tampoco lo tendrá el S-82 Narciso Monturiol, que debe entregarse en 2024. El avanzado AIP lo montarán el S-83 Cosme García y el S-84 Mateo García de los Reyes, que se estima lleguen en 2026 y 2028 respectivamente.

Retraso en la entrega

Ha sido la primera vez que España se embarcaba en solitario en el diseño y construcción de un submarino. Pero el fruto se ha hecho esperar: ha llegado tarde. La idea del programa S-80 se forjó en la década de los 90, pero hasta 2004 no se llegó a firmar la orden de ejecución que contaba con cuatro submarinos por un valor cercano a los 2.300 millones de euros.

De los cuatro que debían desarrollarse, el primero debía estar a flote en 2011 y dos años más tarde en manos de la Armada. En 2005 se iniciaron los trabajos en el astillero que Navantia tiene en Cartagena (Murcia). El primero de los problemas surgió en 2012 por el exceso de peso del submarino. Se siguió un modelo de ingeniería de sistemas para buques de superficie, pero no para sumergibles.

Navantia pone a flote el submarino S-81 'Isaac Peral' en Cartagena
El submarino S-81 'Isaac Peral' en Cartagena
Europa Press

Dado que lo más parecido a un submarino es un cohete espacial, se cambió el proyecto y se eligió para ello un modelo de ingeniería de sistemas de la NASA. En enero de 2013 el programa pasó a denominarse S-80 plus y en 2016 se revisó el diseño, y se demostró que el sumergible español era viable.

Un "juguete" muy caro, pero exportable

En julio de 2018, con la llegada de Margarita Robles al Ministerio de Defensa, se aprobó elevar el techo de gasto en más de 1.700 millones de euros. Al final, a fecha de finales de 2023, a casi cinco años de que se entregue el cuarto submarino, se calcula que el Estado invierta en los cuatro sumergibles casi 4.500 millones de euros.

La construcción de estos sofisticados batiscafos supone un hito de la ingeniería naval española, que se coloca a la vanguardia en la fabricación de submarinos no nucleares. Además, ofrece la posibilidad a Navantia de exportar. Ya hay países que han mostrado su interés como Turquía, Canadá, Polonia o la India.

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