Supuestamente, el actor Tyrese Gibson confundió el estar alojado bastante tiempo en un Aribnb con el hecho de poseer esa casa. Al menos, a juzgar por la demanda que le han interpuesto por haber dañado la vivienda al realizar "excesivas alteraciones" en la misma, si bien él sigue sosteniendo que todos esos cambios son reversibles.
Según ha explicado en declaraciones para el portal de noticias TMZ la dueña de la propiedad, Tracy Wolf, el actor de la saga de películas de Fast and Furious firmó con ella un contrato de arrendamiento de 6 meses para dicha casa, que tiene 5 habitaciones y que está ubicada en Woodland Hills, un distrito de Los Ángeles.
El precio que había de pagar el también cantante de 44 años era de 20.000 dólares mensuales —comenzando a partir de febrero, mes en el que se mudó—. Sin embargo, según su reclamación, Gibson comenzó a agregar estructuras ajenas a la casa nada más entrar a vivir allí, lo cual está prohibido dentro de las políticas de la empresa.
Wolf asegura que el intérprete ha causado daños en toda la propiedad al haber alterado los paneles eléctricos, agregado enchufes que no cumplen con la normativa, pintado una chimenea de mármol con una capa brillante de tonos dorados y metálicos, tapiado puertas y ventanas y causado daños a las unidades HVAC, aquellas que se encargan de la calefacción, la ventilación y el aire acondicionado en toda la casa.
En un vídeo obtenido por el citado medio, Tyrese asegura que los cambios son todos temporales y no permanentes, puesto que si bloqueó algunas puertas y ventanas fue por motivos de privacidad, así como el resto de materiales usados no están unidos a las estructuras preexistentes en la casa, por lo que pueden volver a su estado original.
La administradora, sin embargo, insiste en que los cambios están lejos de ser meramente temporales y que, en cualquier caso, han causado daños a la propiedad, como varias perforaciones en la puerta de hierro forjado de la casa y en el nuevo muro exterior de estuco.
Para ejemplificar los posibles daños que habría causado de haber permanecido más tiempo, detalla que Tyrese intentó que el jardinero, pagado por la propietaria, quitara 22 árboles plataneros del terreno. Cuando el jardinero se negó, Tyrese intentó contratar otra empresa, movimiento que fue frustrado porque ya se había entrado de todo el equipo de administración de la propiedad.
Añade que, aunque a Tyrese se le pidió reiteradamente que no hiciera ningún cambio sin el consentimiento por escrito de los propietarios, ignoró las solicitudes y los hizo por capricho. Wold termina diciendo que se cansó de ser paciente y de que Tyrese dejase de contestarle y de ahí la demanda en la que ahora le reclama más de 25.000 dólares.
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