David Cameron, el político que sumió al Reino Unido en las aguas del 'brexit' y que ahora vuelve como clavo ardiendo de Sunak

David Cameron.
David Cameron.
Henar de Pedro
David Cameron.

"El pueblo británico ha tomado la decisión de tomar un camino diferente". Esa fue una de las últimas frases de David Cameron como primer ministro británico. Era 2016 y el referéndum del brexit, convocado por el líder conservador desde su silla de Downing Street había dictado sentencia por muy poco margen: el Reino Unido se iba de la Unión Europea. 52% frente a 48%. Suficiente como para que el país, Cameron mediante, empezase a cavar el hoyo en el que han ido a parar la mayoría de sus problemas recientes, envueltos en una tremenda inestabilidad política. 

Es quizá esa incertidumbre la razón de que David Cameron vuelva ahora al Gobierno como nuevo ministro de Exteriores -qué paradoja-, siete años después de salir por última vez del número 10. Si se le incluye a él, el Reino Unido suma seis premiers en solo siete años, y es Sunak, ahora en el cargo, quien busca un golpe de efecto en su Gobierno ante una caída dramática en las encuestas para los conservadores. Tendrá Cameron por tanto la función de representar al país en parte en las relaciones con la Unión Europea, que ahora parecen aguas mucho más calmadas que años atrás, sobre todo en la era de Boris Johnson.

Hay una clave más y es que Cameron ahora mismo no es diputado, un requisito imprescindible para tomar posesión como nuevo ministro de Exteriores, pero sí hay una vía alternativa que pasa por incorporarse por la vía de urgencia a la Cámara de los Lores, según explicó la BBC tras conocerse la decisión de Sunak. Su vuelta no es un caso único, puesto que el también conservador Alec Douglas-Home, primer ministro entre 1963 y 1964, volvió al Gobierno como responsable de Sanidad en la década siguiente. En cambio, Douglas-Home sí era diputado cuando regresó al Ejecutivo. Con todo, Cameron se libraría de hecho por ser un Lord del escrutinio del Parlamento en su cargo como ministro de Exteriores.

La diplomacia británica pasa además por uno de los momentos más relevantes de la historia reciente, y el primer ministro se agarra a la experiencia política de su antecesor. Londres tiene que mantenerse como uno de los principales soportes de Ucrania ante la invasión rusa, así como navegar las aguas de la guerra entre Israel y Hamás. Sobre esto se refirió el propio Cameron, quien cree que su "experiencia" puede ayudar a Sunak ante el contexto mundial. 

"Estamos afrontando una serie de desalentadores retos internacionales, como la guerra en Ucrania y la crisis en Oriente Medio", reaccionó el ex primer ministro. Además, sigue el camino para cerrar acuerdos comerciales bilaterales, toda vez que ya se ha consumado del todo el brexit que empujó el propio Cameron. Durante su mandato como primer ministro, asimismo, fue conocido por sus buenas relaciones con líderes como el mandatario chino Xi Jinping.

Liberal desde sus inicios como político, empezó siendo diputado raso en el año 2001, y no tuvo experiencia en Gobierno durante mucho tiempo. Eso no le impidió crecer en las filas del Partido Conservador. Fue líder de la oposición desde el 2005 hasta el 2010, durante las legislaturas de Tony Blair y de Gordon Brown, en los tiempos más dorados de los laboristas. Ya en 2010 los estragos de la crisis económica empujaron a los conservadores al poder y Cameron iniciaba así seis años sentado en el 10 de Downing Street llenos de decisiones... algunas de ellas preparadas para marcar el futuro del país.

Sus tiempos en el poder se ven en clave Unión Europea sobre todo por dos motivos. El brexit, sí, pero no solamente. Ya se vio la deriva de los tories cuando salieron del Partido Popular Europeo para fundar el grupo de Conservadores y Reformistas Europeos (ECR, por sus siglas en inglés), que en la actualidad agrupa a las principales formaciones de derecha radical y euroescéptica en el Parlamento Europeo. Ese paso fue un aviso para lo que vendría en 2016.

El Reino Unido casi siempre había sido la oveja negra de la UE, y confirmó esa deriva bajo el mandato tory con la convocatoria de un referéndum para salir del bloque comunitario. La votación se fue hacia el sí por poco margen y con muchas diferencias territoriales. Cameron, que había hecho campaña por la permanencia, tuvo que asumir el resultado y dimitió para dejar paso a Theresa May. Ella y después Boris Johnson, uno de los brexiters más relevantes, si no el que más, quedaron a cargo de terminar el trabajo.

Cameron salió de la primera línea política por la puerta de atrás y guardó rápidamente silencio. Tiempo después asumió la apuesta por el referéndum como un error, propiciado por el ala más dura de los conservadores, históricamente partidaria de alejarse de la UE. En los libros de Historia quedará la figura de David Cameron como el de la persona que apretó el botón rojo para una de las crisis institucionales y políticas más relevantes de la historia reciente del Reino Unido. Ahora vuelve, otra vez en tiempos convulsos, para ver si Rishi Sunak salva el tipo. Cameron tiene trabajo por delante.

Las reacciones a su nombramiento no se hicieron esperar y precisamente el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, aseguró que es momento de que se "refuercen" las relaciones entre la UE y el Reino Unido, sobre todo dada la situación geopolítica actual. "En tiempos de profundos cambios, necesitamos estar juntos en la defensa de los valores compartidos y de un orden basado en reglas", expresó el Alto Representante en las redes sociales. 

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