Helena Resano Periodista
OPINIÓN

Como hace 16 años

Consumidores realizando sus compras en un mercado de abastos.
Consumidores realizando sus compras en un mercado de abastos.
 EFE
Consumidores realizando sus compras en un mercado de abastos.

Piense cómo era su vida hace 16 años. Qué hacía, a dónde se iba de vacaciones, si salía mucho o poco a cenar con amigos o con su pareja, si se permitía más o menos caprichos, si iba al cine, al teatro… Pues exactamente así es como está hoy. Han pasado 16 años pero 2023 es exactamente igual que 2007, al menos en lo que respecta a nuestros bolsillos. Nuestro poder adquisitivo es exactamente igual al que teníamos justo antes de la crisis del ladrillo. Nada ha cambiado. Mientras el resto de los países han ido surfeando las olas de las crisis inmobiliarias primero y de la pandemia y postpandemia después, con guerras incluidas, nosotros nos hemos estancado. Nada cambia y todo va, si me apuran, a peor.

Una familia media, hace 16 años, aspiraba a tener una casa cuando se conseguía un trabajo, a tenerla más o menos pagada en un plazo razonable, poder crecer económicamente conforme cumplía años, poder mejorar su situación, pagar sus gastos, no tener estrecheces a finales de mes... Una familia media no iba al supermercado mirando los precios y eligiendo qué comer, como les ocurre ahora a muchos. Con los dos miembros de la pareja trabajando todos esos planes eran más que factibles, los sueldos eran más o menos acordes al nivel de los precios de todo, también al de los alimentos o al de las gasolinas. Pero la burbuja del 2008 pinchó todos esos planes, al menos aquí, en España, y nos dejó en una especie de día de la marmota. Pero ojo, esto solo a nosotros porque si miramos al resto de Europa, la película se ha escrito con otro guion.

La renta del conjunto de los países de la OCDE no ha parado de crecer, en ningún momento, y está un 22% por encima de la nuestra. En países como Francia, Alemania o en el de nuestros vecinos, Portugal, la recuperación ha sido mucho más rápida y nos superan, de media, un 10%. Y fíjense, en países como Polonia o Hungría la situación ha mejorado, sus políticas han sido más eficaces durante estos años, han mejorado por ejemplo sus infraestructuras y, en consecuencia, son los que más han crecido durante estos 16 años. Han sabido readaptar sus economías a esos baches y han sabido ver la oportunidad. Nosotros hemos seguido con el mismo modelo, hemos dejado pasar el tren de la tecnología, de la ciencia…

Nosotros hemos seguido con el mismo modelo, hemos dejado pasar el tren de la tecnología, de la ciencia…

Pero hay otra explicación más: nuestra caída fue mucho más pronunciada que la de ellos. Nuestro sueño se vino abajo desde una altura mayor. Traducido, nuestro batacazo fue mucho más sonado que el del resto de países. Puede que aquella situación que vivíamos como absolutamente normalizada, no lo era tanto, quizás vivíamos por encima de nuestras posibilidades, tirando de crédito para casi todo. Y esto lo seguimos pagando a día de hoy.

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