Tariq Alí, autor de un libro sobre Churchill: "Llamarlo racista es una de las críticas más suaves que se le pueden hacer"

Winston Churchill (1874 - 1965) gives his famous v-sign as he opens the new headquarters of 615 (County of Surrey) Squadron of the RAAF (Royal Auxiliary Air Force) at Croydon, 1948. (Photo by Central Press/Hulton Archive/Getty Images)
Una imagen muy militar del 'expremier' británico.)
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Winston Churchill (1874 - 1965) gives his famous v-sign as he opens the new headquarters of 615 (County of Surrey) Squadron of the RAAF (Royal Auxiliary Air Force) at Croydon, 1948. (Photo by Central Press/Hulton Archive/Getty Images)

"El culto a Churchill es bastante reciente: se construye en los ochenta, bajo Margaret Thatcher. Durante la Guerra de las Malvinas contra Argentina, el país necesita una figura patriótica, así que usa a Churchill. Cientos de libros, documentales y películas inventan el mito", opina en una entrevista con este medio Tariq Ali (1943, Lahore, Pakistán), escritor y director de cine y autor de Winston Churchill, Sus tiempos, sus crímenes, publicado recientemente en español por Alianza Editorial.

El ensayo, extensamente documentado, es un libro incómodo para los defensores del primer ministro y estadista británico. Es también una rara avis: de los cerca de 1.600 libros sobre Winston Churchill (1874-1965), pocos desvelan su faceta oscura. Sus sombras se han ocultado. 

A Churchill se le recuerda casi exclusivamente por su defensa del mundo libre tras la caída de Francia en 1940, y por haber resistido el ataque del Eje antes de que la URSS y EE UU entraran en la Segunda Guerra Mundial. Pero la lista de "crímenes", como no duda en describirlos Tariq Ali, de Churchill es larga. "Llamarlo racista es una de las críticas más suaves. Recordemos que su eslogan era Keep England white (Guardemos Inglaterra blanca)", explica Ali.

Portada del libro de Tariq Alí.
Portada del libro de Tariq Alí.
CEDIDA

Durante las protestas contra el racismo y la brutalidad policial que sacudieron el mundo tras el brutal asesinato del afroamericano George Floyd en 2020, varios manifestantes atacaron la estatua de Churchill en Londres. "Unos activistas de Black Lives Matter escribieron Churchill era un racista en el pedestal", recuerda Ali. Algo que ya había ocurrido antes. "En el año 2000 unos manifestantes anticapitalistas rociaron de pintura la estatua de Churchill en la Plaza del Parlamento y le hicieron un peinado a lo mohicano con un cepellón de hierba. El primer ministro, Tony Blair, enfureció".

Y eso que Churchill, al menos en 1927, prefería los fascistas a los que apodó The bestial appetites and passions of Leninism (Los apetitos y las pasiones bestiales del Leninismo).

El exprimer ministro es, cuanto menos, una figura llena de claroscuros. Participó en varias guerras coloniales (de ahí, que lo llamaran cazador de medallas), apoyó escuadrones de la muerte durante la independencia de Irlanda, empleó medidas represivas contra la clase obrera y usó gases contra los kurdos en Irak. No todo el mundo ha olvidado su otra cara. "El actor Richard Burton lo describió como un "hombre malo, un niño soldado de juguete vengativo". En una entrevista dijo que lo odiaba. Los galeses no han olvidado cuánto sufrieron por su culpa" asegura Ali.

27th May 1954:  Sir Winston Leonard Spencer Churchill (1874 - 1965) addressing a Women Conservatives meeting.  (Photo by Keystone/Getty Images)
Churchill en su mejor papel, el de orador.
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Churchill terminaría apoyando la creación del Estado de Israel; pero años antes sucumbió a las teorías conspiratorias antisemitas: "Se alzan complots de judíos internacionales", aseguró, cuyo fin es, "derrocar la civilización".

India tampoco olvida. Tariq Ali afirma que, para evitar una invasión de Japón, Churchill requisó el arroz de Bengala y se negó a liberar alimentos para los indios, "un pueblo asqueroso con una religión asquerosa", en sus palabras, lo que terminó matando a cerca de 5 millones de personas.

"Además, Churchill apoyó abiertamente a Franco. Después de la Guerra, fue decisivo para que no se apartara a Franco del Gobierno. Roosevelt, el presidente estadounidense, no estaba de acuerdo. La historia de España habría sido muy diferente si la posición de Churchill hubiera sido distinta. El país habría abrazado la democracia poco después de 1945. La monarquía no habría vuelto jamás".

¿Cómo es posible que alguien en contra del voto de la mujer, un defensor de Mussolini y Franco, fuera votado The Greatest Briton (el mejor británico) en 2002? ¿Vive el Reino Unido una especie de amnesia? "La gente ha olvidado que Churchill perdió las elecciones después de la Segunda Guerra Mundial. Fueron los laboristas los que ganaron. Churchill fue muy criticado: la prensa, los programas de televisión, las obras de teatro lo satirizaron. Después de la Segunda Guerra Mundial, la gente se sintió liberada. Habría sido inconcebible no ser crítico. Pero las cosas han cambiado. La democracia está siendo socavada. Hoy existe una tendencia al autoritarismo en Europa", asegura Ali.

Detrás de esa tendencia, está el olvido. Destruir estatuas, sería, para Ali, un intento desacertado de borrar trescientos años de historia británica, por eso aboga por instalar placas que cuestionen la visión oficial, para que los visitantes lean las dos partes del debate y piensen por sí mismo. "Destruir estatuas no erradicará el racismo en Gran Bretaña, ni hará que el país abandone la OTAN y se declare pacifista. La destrucción total de las estatuas de los caudillos y sus subordinados destruye la memoria. Lo suyo es estimular la inteligencia de la gente". 

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