La trascendencia detrás de la jura de la princesa Leonor: "El rey podrá delegar en ella ciertos actos"

La princesa Leonor en los premios Princesa de Asturias 2023
La princesa Leonor, en los premios Princesa de Asturias 2023
EFE
La princesa Leonor en los premios Princesa de Asturias 2023

Leonor de Borbón protagonizará este martes la segunda jura de la Constitución de un heredero de la Corona desde la Transición a la democracia. Como ya hizo su padre en 1986, la princesa de Asturias acudirá al Congreso de los Diputados como figura central de un acto solemne que congregará a los poderes del Estado. Esta unión de ambas Cámaras en un solo acto, explican diversos juristas, es una circunstancia "excepcional". Más allá de la ceremonia, que se celebrará este martes 31 de octubre, el juramento de la princesa y su paso a la edad adulta van acompañados de una dimensión jurídica de gran trascendencia, según corroboran y explican varios catedráticos de Derecho Constitucional.

"Hasta que no cumpla los 18 años, lo que haga o deje de hacer Leonor puede quedar en la crónica social. A partir de la jura, lo que haga o deje de hacer tiene una trascendencia institucional y pasa al terreno que nos interesa como ciudadanos", resume el catedrático Xavier Arbós. Coincide con Arbós el jurista y profesor de Derecho Constitucional de la universidad CEU Fernando III de Sevilla Pablo Nuevo al señalar que, si bien en la Corona "todos los actos tienen una dimensión pública", siendo mayor de edad la princesa "asume una mayor responsabilidad y cabe la posibilidad de que el rey delegue en ella ciertos actos". "Hay algunos actos que no son delegables, son personalísimos del rey, como la firma de leyes, pero Leonor estará preparada para asumir el papel de la Corona en otros aspectos", resume el jurista.

El abandono de la minoría de edad es, para Leonor, la adquisición de una responsabilidad dentro de la institución de la Casa Real. En palabras de Arbós, "Leonor está en una posición privilegiada y, en una sociedad democrática, esa condición debe compensarse con un comportamiento exquisito no exigible a otras personas". Relata Pablo Nuevo que la vida de Leonor, a partir de la jura, estará "fundamentalmente marcada por el deber y por unas obligaciones ajenas al resto de personas". 

Hasta ahora, sus responsabilidades se han enfocado en el contexto de su familia, pero una vez jure la Carta Magna dejará de estar jurídicamente bajo la tutela de su familia. Esto supone que su proyección pública deberá estar "acompasada" entre la propia idea que tenga ella misma y la que pueda tener el rey, explica Arbós.

"Las manifestaciones públicas del rey, en la práctica -esto no viene regulado expresamente en el ordenamiento jurídico- deben estar consensuadas con el Gobierno de turno". Así lo ejemplifica Arbós al señalar que si la princesa acude a una cumbre internacional, no puede actuar ni pronunciarse en sentido distinto al de la política exterior del Ejecutivo. En resumen, apunta por su parte el vicerrector de Relaciones Internacionales de la Universitat Abat Oliba CEU, Sergio Rodríguez, "la princesa tiene la obligación de mantener una posición neutral en el marco de la Constitución española".

"Todo lo que se supone que pesa sobre el rey en lo relacionado a la neutralidad, de algún modo debe reflejarse en la princesa de Asturias porque en algún momento llegará a reina", indica Arbós.

Así es porque así lo marca la Constitución, que en el Título II recoge una herencia de las antiguas monarquías señalada por los juristas consultados como un "contraste" con el principio de igualdad protegido en la propia ley fundamental. Se refieren en concreto al artículo 57, que establece los principios para la sucesión de la Corona, dando preferencia "al varón" frente a la mujer cuando dos posibles herederos tengan la misma edad. Hay una "discriminación", explica Arbós, que en este momento no se plantea eliminar porque Felipe VI y la reina Letizia no han tenido ningún descendiente varón, "pero queda ahí como un problema pendiente de solucionar".

El ceremonial, coinciden los juristas, será previsiblemente muy similar al de la jura del rey Felipe. No habrá cetro ni trono, como sí lo hay en las juras de la monarquía británica, y será un acto carente de pomposidad. Hay otra diferencia fundamental con las juras de otras monarquías europeas, y es que no será una "coronación" sino una "proclamación". "Con la coronación en Inglaterra vimos un acto de ascensión y una escenificación que en España se acabó en la época de Enrique IV", apunta Fernández. Durante la ceremonia, eso sí, se escenificará la solidez de la monarquía parlamentaria y la princesa jurará el mismo ejemplar de la Constitución que juró su padre en 1986. A partir de la jura, continuará su formación enfocada en las dos competencias que tiene el monarca, los ejércitos y las reales academias, "es decir, el conocimiento y la fuerza", apunta Rodríguez.

"En términos mercantiles", aclara, "la jura es un contrato en el que Leonor se compromete a ser la futura reina", un mecanismo que se instauró para evitar que haya conflictos entre posibles herederos.

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