Barcelona es ya la primera ciudad de todo el mundo en acoger un museo que pone sobre la mesa piezas censuradas, prohibidas o retiradas de exhibición en algún momento de la historia. Ubicado en la casa Garriga Nogués, y de la mano del periodista Tatxo Benet, el Museu de l’Art Prohibit (museo del arte prohibido), “ya no es una idea, sino una realidad”, explica la directora del museo, Rosa Rodrigo.
Más de 200 piezas repartidas en 2.000 metros cuadrados permiten un diálogo único entre el visitante y las obras. Un conjunto de pinturas, esculturas, instalaciones, audiovisuales, grabados y fotografías –creadas, en su gran mayoría, desde la segunda mitad del siglo XX hasta la actualidad– han hecho posible el proyecto de Benet.
Un museo "único" en el mundo
Después de un “trabajo largo e intenso”, por fin ya existe un museo “único en el mundo” destinado, específicamente, a la exhibición de obras censuradas capaces de ofrecer una experiencia “única” a todo visitante, confiesa el periodista. A su vez, explica que la verdadera importancia de la exposición no es tanto la imagen de las obras, “sino la historia que hay detrás de ellas y todo aquello que representan”.
Benet ha reconocido, que tal como conoció a la directora del museo, supo de inmediato que “ella sería la persona indicada” en acogerse a su idea y en hacerla realidad. “Es un museo con características únicas y con una oferta muy singular. Son obras que han sido apartadas de exhibición y, por tanto, apartadas del diálogo de la sociedad”, comenta Rodrigo.
Un espacio "para estar y para reflexionar"
El museo “muestra y contextualiza” obras censuradas, pero también, “amplifica voces y genera relatos”; es un espacio “para estar y para reflexionar”. Así pues, Rodrigo pretende crear un museo en el que se hable, se explique y se comente: “un espacio que no sea mudo y en el que se creen múltiples canales de expresión; un museo diferente al resto”, expone la directora.
Tal como comenta el director artístico del museo, Carles Guerra, la visita al museo puede realizarse tanto “en 45 minutos, como en 3 horas”, dependiendo siempre, “de cuanto se quiera analizar”. Así pues, confiesa que la estancia de la exhibición en el museo variará dependiendo del impacto que se genere en la sociedad, aunque lo previsto “es que dure de diez meses a un año”.
Esta exposición no es únicamente “un habla de la censura en la sociedad”, sino que también es una demostración “del poder que reúne hoy en día la información”. De esta manera, el museo “le hace justicia” a esta potencia social, continúa Guerra.
Apertura del museo al público
Más de 200 obras censuradas, prohibidas o retiradas de exhibición por motivos sociales, políticos o religiosos dan vida al Museu de l’Art Prohibit, el cual, podrá ser visitado a partir del 26 de octubre.
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