"Yo estuve a favor del indulto, que es perdonar; pero que además tenga que pedir perdón, que eso es esta amnistía, es fuerte e inadmisible desde el punto de vista político". El expresidente Felipe González mostró este lunes su rechazo a promover una amnistía para Puigdemont y otros líderes del procés a cambio del apoyo de los 7 diputados de Junts a la investidura de Pedro Sánchez. "Esa amnistía supondría borrar la huella delictiva de las leyes de desconexión y el referéndum y permitiría hacer que lo ilegal hubiese sido la actuación del Gobierno central, la instrucción del juez Llarena y el juicio del Tribunal Supremo" advirtió. "Yo no voy a pedir perdón por defender la Constitución" insistió.

A juicio del expresidente socialista, los independentistas la usarían además para reimpulsar su "relato". "Está claro que harían la interpretación de que con la amnistía se acepta también el referéndum".

González –que fue secretario general del PSOE entre 1979 y 1997– se lamentó también de que se ponga en riesgo la "centralidad" del PSC en Cataluña. "Voy a dar unos datos: el primer partido más votado en Cataluña fue el PSC, el segundo los Comunes, el tercero el PP y después van ERC,  Junts y Vox", recordó. "Y sin embargo, ahora la negociación hay que hacerla solo con los que tienen 7 diputados y además el PSC tiene que perder la centralidad", criticó.

El expresidente –en respuesta a quienes igualan la amnistía a los líderes del procés con los acuerdos de Viernes Santo, que firmaron el Gobierno británico y el irlandés y que supuso el fin del IRA–, recordó dos características que marcan diferencias. "En esos acuerdos hubo unanimidad de todos los partidos en las Cámaras y además se impusieron condiciones, como la de la obligación de que unionistas y separatistas gobernasen juntos".

Preocupación por la convivencia de los ciudadanos

González –que no se pronunció sobre si cree que Sánchez cederá finalmente con la amnistía o si no lo hará– trasladó su preocupación sobre el estado de la convivencia entre los ciudadanos. La tensión "todavía no ha bajado de las élites a la ciudadanía, pero me preocupa que desde arriba se esté incidiendo en romper la convivencia", se lamentó.

El expresidente se refirió también a la tendencia a negociar con partidos que niegan como premisa la unidad de España. "Una vez que el interlocutor admite que España es una nación, como dice la Constitución y está en la historia desde el siglo XVI, se puede debatir de esto, pero primero tienen que reconocerlo". "En ningún país plurinacional se aceptaría la desintegración territorial", manifestó.

González –durante su intervención en un coloquio organizado por la Asociación de Periodistas Europeos, moderado por el periodista Miguel Ángel Aguilar– aludió además a otras cuestiones de política nacional. Por ejemplo, hizo una referencia crítica a la estrategia llevada por el PSOE de dar un carácter social a Bildu en el Congreso. "Se me cae la cara de vergüenza cuando escucho a dirigentes decir que el PSOE ha impulsado medidas sociales gracias a Bildu", dijo.

También criticó la situación actual de los tribunales. "El CGPJ ha paralizado parte del funcionamiento de la Justicia", dijo, tras criticar que el PP pusiese como condición para renovarlo cambiar la regulación con el que se eligen a sus miembros.

Además, se mostró abierto a una reforma de la Constitución, pero solo desde el acuerdo. "En esta política bibloquista que vivimos en España, los ciudadanos nos han dado una lección: que dos partidos tienen una sobrerresponsabilidad y que también tienen que ponerse de acuerdo".

Por último, en cuanto al conflicto en Gaza, pidió "a Israel contención y que tenga la mirada larga". También se mostró sorprendido por la falta de apoyo a la mujer iraní en muerte cerebral por la paliza que sufrió por no llevar bien el velo. "Me sorprende que las que dicen que defienden el feminismo ni se inmuten con estos casos, es una desvergüenza".