Según salían del hotel La Reconquista de Oviedo, donde se alojan, los reyes, sus hijas y la reina Sofía, ya se escuchaban ovaciones y aplausos. Ni un paraguas abierto, señal de que la suerte se alía con esta ceremonia fundamental para la familia real por todo el significado que conllevan.

En un coche, los reyes y en otros, sus hijas y doña Sofía, en una caravana que avanzaba lentamente desde el hotel hasta el teatro Campoamor, convertido hoy en el teatro de los sueños, para repartir saludos y sonrisas.

De fondo, también, como una señal de que estos premios pueden ayudar a la concordia mundial, una manifestación en favor de Palestina.

Bajo una banda sonora de gaitas que no descansan ni un segundo, las calles esperaban este momento, el culmen de tres días en que los reyes y sus hijas toman Asturias como su propio reino, recibiendo verdadera amistad, cordialidad y amabilidad.

Este año es muy importante para Leonor, que en unos días cumplirá 18 años. Se ha confirmado que el año que viene no estará sola en el palco presidencial, como se especulaba, y que sus padres seguirán presidiendo este relevante acto.

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La familia real fue recibida en las puertas del teatro por el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli y la directora de la Fundación Princesa de Asturias, Ana Isabel Fernández. Dentro, autoridades regionales y la vicepresidenta del gobierno, Nadia Calviño.

Leonor, vestida de azul, el color de la bandera asturiana, ha saludado cariñosamente a su abuela Paloma Rocasolano, madre de Letizia, que se sienta en un lugar preferente para poder ver entrar a su familia. Previamente, ha entrado cogida de la mano de su hermana, Sofía, que ha venido de Gales solo para este acontecimiento.