Salvador Illa es, sin duda alguna, el hombre de Pedro Sánchez en Cataluña. El presidente del Gobierno en funciones le confió la tarea de encabezar la lista del PSC en las últimas elecciones catalanas dejando a un lado su labor como ministro de Sanidad, puesto que ejerció en plena pandemia. Ganó aquellos comicios, aunque no fue suficiente para formar gobierno. Ahora vuelve a estar en el foco, no tanto por méritos propios, sino por la encrucijada en la que se encuentra el PSOE con su figura ante las suspicacias que levanta en el independentismo.

De momento, desde el PSOE federal se ha optado por darle un papel secundario en las negociaciones formales, no incluyéndolo en la comisión negociadora de la investidura. Para este nuevo órgano, Sánchez eligió a María Jesús Montero, Félix Bolaños, Santos Cerdán, Pilar Alegría, Óscar Puente, José Ramón Gómez Besteiro y Hana Jalloul. En el listado, llamó la atención de que no hay ningún representante catalán, pero sí están los negociadores habituales con el PNV, Bildu y Sumar.

Para paliar el impacto de esta decisión a nivel interno, la dirección federal incluyó en su comunicado oficial la garantía de que "para cuestiones relacionadas con Cataluña, el presidente del Gobierno en funciones y secretario General del PSOE estará en coordinación permanente con Salvador Illa, primer Secretario del PSC". "El presidente consulta todas las cuestiones con Illa", insisten en Ferraz.

Desde Junts han acusado al líder de la oposición en Cataluña de "engañarles" de forma frecuente. El expresidente de la Generalitat y eurodiputado de Junts Carles Puigdemont mostró de forma pública su desconfianza con la figura del líder del PSC y, hace solo unos días, acudió a la red social X para criticar que Illa "nunca podrá ser un interlocutor válido para ganar confianza”. 

También se ha mostrado muy crítico el secretario general de Junts, Jordi Turull. "Eso de dar protagonismo a quien engañó a Junts el día antes del pacto de la vergüenza en Barcelona para impedir que Xavier Trias fuera alcalde es una manera muy extraña de demostrarnos que son de fiar", tuiteó en la misma red social el día después de que Sánchez se fotografiara con Illa en Ferraz, 24 horas después de que el rey Felipe VI le designara candidato para una investidura que todavía no tiene fecha. La reunión entre un secretario general y un barón no tiene por qué tener publicitarse en una foto como hizo Ferraz, que quiso así destacar el papel de Illa en el proceso negociador.

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En la sede socialista hacen así equilibrios entre dar importancia a la figura de Illa, al que ven como próximo president de la Generalitat, y no implicarle en unas conversaciones con Junts que Sánchez necesita que lleguen a buen puerto. Porque desde el independentismo tampoco perdonan el especial rechazo de Illa a la amnistía en los últimos años. "Ni Cataluña será independiente, ni habrá amnistía ni referéndum de autodeterminación", ha repetido el exministro en algunos foros del PSC, aunque tras las elecciones suavizó su negativa, al igual que el partido. De hecho, lo explicitó el pasado 8 de octubre, cuando pidió "no tener miedo" a la posibilidad de aprobar una amnistía.