Aquellos que conviven con gatos ya se habrán dado cuenta de son animales muy peculiares que adoran las rutinas y los hábitos. De hecho, cualquier cambio o actividad fuera de su día normal puede suponer un gran estrés para estos pequeños felinos.
No obstante, aunque nosotros velemos por la tranquilidad de nuestros mininos, evitando todos los cambios en su rutina posibles, hay situaciones en las que no nos quedará más remedio que perturbarles, como puede ser una visita al veterinaria por algún problema de salud o una simple revisión rutinaria.
Por suerte, cada vez existen más alternativas y opciones para ayudar a nuestros pequeños felinos a superar este tipo de situaciones, desde consultas veterinarias a domicilio, hasta la administración de fármacos, pasando por una correcta adecuación del transportín y la clínica veterinaria desde que son jovencitos.
Entre los medicamentos que pueden llegar a recetarnos para relajar y calmar a nuestros gatos se encuentra la gabapentina, "un análogo del GABA, fármaco utilizado tanto en medicina humana como en veterinaria que sirve para tratar dolores neuropáticos y tratamiento para ataques convulsivos", explica Fátima Blanco Rial, veterinaria especialista en el área de medicina y comportamiento felino.
Según la experta, en medicina felina este fármaco se utiliza también "para el control de la ansiedad y el miedo a la hora de traerlos a las consultas veterinarias". "Es algo muy utilizado en medicina felina para un buen manejo del gato sin estrés", asegura.
A pesar de que a las personas nos suena a fármaco para el tratamiento de la epilepsia, lo cual puede chocar un poco si nuestro veterinario nos lo receta para nuestro gato, la realidad es que es una medicina que "se utiliza mucho para el control del dolor en problemas músculo-esqueléticos y, como decíamos, para un buen manejo del felino en la consulta, ya que tiene un efecto analgésico importante", detalla Blanco.
"Además, los efectos secundarios son leves, algo de sedación y ataxia (y depende mucho del individuo)", comenta la veterinaria. "Por eso se dosifica en función del peso, aunque hay pacientes más sensibles que otros".
En la consulta de Blanco, la experta explica que lo pautan para un mejor manejo con una dosis "entre 50 y 100 mg por gato (dependiendo del peso)" y normalmente unas dos horas antes de la consulta veterinaria, ya que "su efecto máximo se produce a las dos horas de la ingesta". "Normalmente su efecto dura entre tres y cuatro horas y, bajo ningún concepto, debemos darlo sin prescripción veterinaria", concluye Blanco.
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