OPINIÓN

El Premio Nobel

05 October 2023, Sweden, Stockholm: Mats Malm, Permanent Secretary of the Swedish Academy, announces the winner of the 2023 Nobel Prize in Literature at the Swedish Academy. The Nobel Prize in Literature this year goes to the Norwegian author Jon Fosse. Photo: Steffen Trumpf/dpa..05/10/2023 ONLY FOR USE IN SPAIN[[[EP]]]
El anuncio del Nobel de Literatura para el noruego Fosse.
EP
05 October 2023, Sweden, Stockholm: Mats Malm, Permanent Secretary of the Swedish Academy, announces the winner of the 2023 Nobel Prize in Literature at the Swedish Academy. The Nobel Prize in Literature this year goes to the Norwegian author Jon Fosse. Photo: Steffen Trumpf/dpa..05/10/2023 ONLY FOR USE IN SPAIN[[[EP]]]

Las redes sociales han difundido una conversación conmovedora del último nobel de medicina con sus padres poco después de recibir el peligroso galardón. Peligroso porque quien lo gana deja de ser persona para convertirse en un Cuñado Áureo. ¿Quién se atreverá ahora a llevarle la contraria en la cena de fin de año? ¿Quién a discutirle nada cuando, pasado de copas, afirme cualquier dislate durante una boda?

Describo la escena: Drew Weissman aparece en el sofá de su casa con el teléfono en la mano. En cuanto su madre responde a la llamada telefónica, descubrimos que Weissman es un hijo despegado. "Hola, soy tu hijo", dice. "¡No me lo puedo creer!", responde la madre. Y tras confirmar que su padre también está escuchando, Weissman lo suelta: "He ganado el Premio Nobel". Después de un breve y emocionante silencio, los padres lo celebran a gritos. "¡Oh, Dios mío!". Sus voces liberadas transmiten alegría y también la idea de cariño, de bondad. "¡Felicidades!", dice el padre. "¡Es fabuloso!", la madre. "¡Casi me caigo al suelo!", continúa ella. Y remata: "Tú siempre decías: no, nunca me lo van a dar, ¡y lo has logrado!". Pienso en estas últimas palabras, pues denotan una persecución del premio que se habría manifestado en conversaciones familiares.

¿Cómo se consigue el galardón sueco? ¿Basta un logro científico sobresaliente o se necesita algo más? ¿Está uno en casa tan tranquilo y recibe la llamada de pronto y por sorpresa, ignorante de lo que se cocía? ¿O, más bien, hay que ir a por el premio, acecharlo como un cazador, buscar su captura durante meses o años, merecerlo no solo por los éxitos científicos, literarios o académicos, sino porque uno se ha movido, ha hablado con este y aquel, ha marcado los números de teléfono adecuados las veces suficientes, ha escrito los correos electrónicos necesarios vía Estocolmo, ha susurrado cosas en los oídos correctos...?

En nuestra historia literaria contamos con la sorpresa de que fuera laureado con el Nobel José Echegaray y no Benito Pérez Galdós, por ejemplo. El año en que nuestro olvidado escritor lo ganó, 1904, quedaron finalistas León Tolstoi, Henrik Ibsen y Rudyard Kipling, entre otros, pero es que Echegaray era —amén de dramaturgo, matemático e ingeniero de Caminos— político (llegó a ministro de Hacienda) y supongo que esto da poder, o sea, contactos y capacidad de influencia.

En una reciente y recomendable entrevista al escritor John Banville (de Irene Hdez. Velasco en El Confidencial), el irlandés responde así cuando se le pregunta por el Premio Nobel: "Hace años, uno de mis libros se publicó en Suecia, y la traductora me mandó una lista de 20 o 30 preguntas que me parecieron estupideces. De hecho, le escribí diciéndole: `Mire, cómprese un diccionario y déjeme en paz´. Un par de meses después, miembros de la Academia Sueca visitaron Dublín, y el Consejo de las Artes irlandés organizó una comida a la que fui invitado. El presidente de la Academia Sueca (...) me presentó a su mujer, quien resultó ser mi traductora al sueco. Ahí se desvanecieron todas mis posibilidades de ganar el Nobel". Así que puedes tener una obra literaria eficaz y en la lengua del imperio, la que más se valora y premia, puedes ser traducido al sueco, lo que mejor entienden en Estocolmo, puedes ser invitado a comer en un restaurante fetén para codearte con quienes toman la decisión final, pero —oh, amigo— si un día el orgullo o la soberbia te hizo ser antipático con la mujer del presidente del jurado...

No es lo mismo, de todas formas, premiar a un científico o a un matemático que a un escritor: en la valoración de cualquier obra literaria hay un margen amplísimo para la subjetividad, o sea, para la maniobra. El año en que el cantante Bob Dylan ganó el premio, ningún escritor de relieve se esforzó lo suficiente por gustar en Estocolmo, supongo, y este 2023 el jurado sueco ha distinguido a un literato que vive cerca, el noruego Jon Fosse, del que sabemos que tiene casa en el complejo del Palacio Real de Oslo. No es mal lugar para postularse al Nobel, la verdad. Y, a lo mejor, hasta se escribe bien allí; o muy bien, vete a saber, no digo que no.

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