Irene de Grecia, de 81 años, padece Alzheimer, según desvela la revista Lecturas en su número de hoy. En un artículo firmado por la periodista griega María Nikolaou, la publicación detalla la progresiva pérdida de memoria de la hermana menor de la reina Sofía, que es, en realidad, su más íntima y querida amiga, con la que de hecho vive.

Irene de Grecia se trasladó a vivir al palacio de la Zarzuela poco después de que su madre, la reina Federica falleciera, en 1981. Primero residió en un ala de invitados, donde algunos años después, en 2004, la actual reina Letizia, se instaló mientras se preparaba su boda con el entonces príncipe Felipe.

De aquella convivencia surgió una estrecha relación entre la joven Letizia Ortiz y la madura Irene de Grecia que hoy perdura y que se aprecia en gestos, como la delicadeza con la que la primera trata a su tía política, más ahora, si cabe, en que su deterioro cognitivo se ha ido acelerando.

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Las imágenes de este verano en Mallorca de los reyes y sus hijas incorpora momentos personales muy tiernos, como cuando Letizia llevaba de la mano a su tía política. También palabras pronunciadas por la reina que la anciana Irene parecía no escuchar. Ahora se explica que la enfermedad era ya conocida por sus seres queridos y empezaba a hacer estragos.

Las infantas Elena y Cristina están también muy unidas a su tía carnal. De hecho, la segunda llamó a su única hija como ella, Irene, en un claro homenaje no exento de afecto hacia ella.

Pero sin duda, la persona más unida a Irene es su hermana mayor, la emérita Sofía, con la que solo se lleva tres años. Ambas hermanas viven juntas en la misma planta del palacio de la Zarzuela, donde, hay que recordar, no reside el rey emérito desde 2020. Juan Carlos se marchó a Abu Dabi para evitar que el malestar creado por el caso Corina y sus problemas con Hacienda salpicaran a su hijo.

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Este tiempo ha acercado todavía más a Irene y Sofía, que ya desde niñas, mantenían una unión casi mística acentuada por las precarias condiciones en que vivieron su infancia, entre ratas y murciélagos, y con inciertos viajes buscando un país de acogida.

Mucho más tímida que la reina emérita, y absolutamente callada, Irene es también una apasionada de la música, como la primera. Toca el piano de manera profesional, de hecho ha dado recitales en teatros de renombre internacional. Ambas han compartido muchísimos conciertos y comparten amistad con grandes de la música clásica.

Las dos dominan por igual el inglés y el alemán, el idioma materno, en los que hablan. Discretísima y siempre en un segundo plano, Irene ha viajado con su hermana incansablemente siempre que no fuera por asuntos laborales. 

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Y hasta la muerte de su hermano, el rey Constantino, en enero pasado, juntas también acudían a visitarle con mucha frecuencia, primero a Londres, donde vivió un largo exilio, y luego a Grecia, donde falleció a los 83 años.

Las dos hermanas protagonizaron las escenas más desconsoladas del entierro, dada la admiración y lealtad que le profesaban a Constantino, quien pese a ser menor que Sofía terminó convirtiéndose en rey heleno.

La reina Sofía, que preside la Fundación que lleva su nombre, ha dedicado mucha atención y presencia precisamente al Alzheimer, el llamado mal del olvido que ahora ha entrado en su propia casa. El pasado mes de junio visitó la Fundación Centro de Investigación en Enfermedades Neurológicas (Fundación CIEN), que se encuentra en el centro de Alzheimer Fundación Reina Sofía.

Sofía, muy protectora con su hermana menor, ejerció en parte como una madre para Irene. Se ha referido en algún momento a su hermana pequeña como alguien muy espiritual. Puede que su nombre, que traducido del griego significa 'paz', tenga algo que ver con ello.