Europa acepta su nueva realidad en Granada y trata de tapar fisuras en el apoyo a Ucrania

GRANADA, 05/10/23.- El Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad Josep Borrell, y la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, a su llegada al palacio de Carlos V durante la III Cumbre de la Comunidad Política Europea (CPE), que se celebra este jueves en Granada.- EFE/ Miguel Ángel Molina
Josep Borrell y Roberta Metsola, en La Alhambra
Miguel Ángel Molina
GRANADA, 05/10/23.- El Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad Josep Borrell, y la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, a su llegada al palacio de Carlos V durante la III Cumbre de la Comunidad Política Europea (CPE), que se celebra este jueves en Granada.- EFE/ Miguel Ángel Molina

"Todos somos Europa". Miró Volodimir Zelenski, en su primera visita a España desde el inicio de la guerra, al resto de asistentes a la cumbre de la Comunidad Política Europea en Granada buscando "salvar la unidad" del continente en torno a la causa ucraniana. De eso ha ido este jueves el encuentro de casi medio centenar de líderes en la ciudad nazarí: de construir el futuro de Europa, el papel que quiere jugar en el mundo del presente y del futuro. El respaldo a Kiev monopolizó casi una cumbre corta pero que ha servido para que se pueda, dicen, reeditar la imagen de "consenso" en torno al país agredido, sobre todo ahora que empiezan a aparecer las primeras grietas con países como Polonia o Eslovaquia.

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ejerció de anfitrión y abrió la cita con una reunión bilateral con el propio Zelenski, en la que le prometió más munición y apoyo antiaéreo, además de la entrega de otros seis lanzadores Hawk. Entró con él en el plenario, expectante ante las palabras del líder ucraniano, vestido de nuevo de héroe en este foro de debate de nueva creación. Sánchez empezó hablando de Lorca y después pasó la palabra a su homólogo ucraniano. The floor is yours, pareció decir el español, que es la frase que se repite en este modelo de cumbres cuando se pasa el micrófono. Y Zelenski no dudó: "Si lo que queremos es que ninguna ciudad de Europa viva lo que está pasando en Járkov, tenemos que seguir unidos", dijo, en referencia a uno de los últimos ataques de las fuerzas rusas.

Volodimir Zelenski asume que puede haber diferencias de criterios, pero la unidad es innegociable. Como suele ser habitual en sus intervenciones, el presidente ucraniano describió ante los presentes una cruel imagen de lo que se vive ahora en el país, con niños teniendo que dar clases bajo tierra para protegerse de las bombas. "¿Hay suficientes estaciones de metro en Europa para proteger a los niños?", preguntó. En este sentido, avisó a sus aliados de que si el conflicto "se congela" Moscú podría recuperar su arsenal militar para el año 2028. Kiev, por tanto, no descarta una guerra de años... aunque la quiere evitar.

Zelenski quiere que Europa se convierta en un actor estratégico importante y de esa forma envíe mensajes inequívocos al Kremlin, al que ha vuelto a acusar de ser capaz de "iniciar nuevos conflictos". En esto puso como ejemplo el peligro que ahora podrían correr países como Moldavia o Georgia, que han estado hasta hace poco en la órbita de Putin. "Se necesita una señal clara de que Rusia no tiene ninguna oportunidad", sostuvo el líder ucraniano. 

Por eso Kiev necesita más armas, en aras de defenderse pero también de poder retomar la contraofensiva antes de que llegue el invierno y el terreno complique las operaciones. "Cada dron que conseguimos derribar, cada tanque que conseguimos destruir no atacará a ningún otro país europeo", reiteró, manteniendo la idea de los peligros que hay de un efecto contagio en otros países fronterizos de Rusia y que a la vez, como Ucrania, quieren estar en la órbita de Occidente.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, utilizó palabras muy directas dada la situación y aseguró que Europa "tiene la obligación" de seguir apoyando a Ucrania. Huyen en Bruselas de cualquier fricción o cansancio, porque además asumen que la guerra no se acabará en días o en meses; quizá ni siquiera en pocos años. "Un miembro permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha lanzado un ataque contra un vecino pacífico, y esa agresión dura ya 588 días. Es nuestra obligación ayudar a Ucrania a prevalecer sobre el "derecho de la fuerza", expuso la jefa del Ejecutivo comunitario.

Es nuestra obligación garantizar que se restablezca la arquitectura de seguridad europea

"Es nuestra obligación garantizar que se restablezca la arquitectura de seguridad europea. Para que en este continente todos los europeos puedan vivir en paz y libertad", comentó la dirigente alemana, en la misma línea en la que se pronunciaron otros líderes como el Alto Representante, Josep Borrell, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, o la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, con quien Zelenski también se vio a solas. Sánchez, por su parte, mantuvo otros encuentros bilaterales con el primer ministro finlandés, Petteri Orpo, y con la líder de la oposición bielorrusa en el exilio, Sviatlana Tsikhanouskaya, invitada de honor a la cumbre.

Por su parte, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, anunció que convoca al presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, ausente en el encuentro, y al primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, a una cumbre en Bruselas con la mediación de la UE para resolver el conflicto entre ambos países. "Creemos en la democracia", aseguró el dirigente belga ante los periodistas, antes de celebrar también el formato de la CPE como algo "muy útil" y lleno de "oportunidades" para acercar posturas.

Con todo eso, Europa asume la nueva realidad y la ampliación de la UE fue la otra pata del encuentro, y ya todo el mundo la da por hecha; la duda está en el cuándo y en el cómo, sobre todo porque mientras se hace el bloque quiere seguir plantando a Rusia. Para eso existe de hecho la CPE: es una manera de que la Unión amplíe su esfera de influencia. "Hoy nuestros almacenes están llenos gracias a lo cual hemos transformado el chantaje energético de Putin en una amenaza vacía", sostuvo Von der Leyen, pero eso ha sido solo el primer paso.

La UE empieza a pensar en cómo sería su vida con más de 30 Estados, aunque ahora, dada la arquitectura institucional, esa opción no sea nada práctica. Por eso no se quiere empezar la casa por el tejado. El melón de la ampliación tiene dos mitades: la primera es la de la entrada de nuevos miembros, pero antes los socios saben que necesitan hablar de cómo se tiene que reformar la actual Unión Europea precisamente para poder 'abrazar' a quienes entren. El objetivo, repiten, es no volver a los errores que se dieron en la última gran ampliación, en 2004, cuando entraron del tirón 10 países del Este.

España forma parte del grupo de países que ya trabajan en esa visión de reforma del bloque, junto a otros como Francia, Alemania, Polonia, Italia, Portugal, Países Bajos o Bélgica. Todas estas capitales saben que se trata de un debate para el largo plazo, y no quieren hablar de fechas (aunque en el horizonte esté el año 2030). Granada parece servir para que Europa -y la UE en particular- termine de quitarse la venda de los ojos: y el mundo que se presenta delante ya es muy distinto. Con Ucrania en el centro, pero muchos retos a los lados.

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