Las bolsas biodegradables son mejores para el medio ambiente que las bolsas de plástico convencional. Es lo que siempre se ha pensando hasta que ahora una investigación española del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha determinado que, en realidad, son más tóxicas.
El estudio, que ha sido publicado en la revista Journal of Hazardous Materials, ha analizado tres tipos de bolsas: compostables hechas de almidón vegetal, de plástico convencional y de plástico reciclado. Los investigadores las expusieron a la luz solar y luego a las células de los peces. Además, las convirtieron en abono y analizaron su toxicidad.
Los investigadores han constatado que las biodegradables, una vez que envejecen, dejan pequeñas partículas de microplásticos que aumentan la toxicidad y que, al convertirse en abono, son más perjudiciales para los alimentos que surjan a partir de ahí.
Un estudio preliminar desarrollado por el CSIC muestra una mayor toxicidad en las bolsas compostables que en las de plástico convencional. Esta toxicidad observada en las bolsas compostables se traslada al abono durante el proceso de biodegradación.
— CSIC (@CSIC) September 26, 2023
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A pesar de que se trata de un estudio aún preliminar, sus responsables consideran que es "representativo" de los procesos de degradación de estos productos, según ha informado el centro en un comunicado. "Nos sorprendió que las células expuestas a bolsas de plástico convencionales no mostraran rastros de toxicidad, sin embargo, sí lo detectamos en los biodegradables, las cuáles disminuían la viabilidad de las células", ha explicado Cinta Porte, autora principal del estudio.
La hipótesis de estos investigadores es que los fabricantes "añaden aditivos químicos" para elaborar las bolsas biodegradables, unas sustancias que podrían ser "especialmente tóxicos", pero estos compuestos añadidos no han podido ser identificados por el estudio, ya que muchos aditivos están protegidos por patentes.
Un "buen marco normativo"
"Es necesario investigar exhaustivamente la migración y la ecotoxicidad de estos nuevos materiales y establecer un buen marco normativo, basado en la evidencia científica, que asegure la inocuidad de los mismos antes de que lleguen al mercado", ha comentado Amparo López Rubio, también investigadora del CSIC.
Necesitamos una interacción abierta y transparente con las empresas que permita avanzar en el desarrollo de materiales que, además de ser más sostenibles, sean seguros", ha añadido.
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