El regreso del grupo Wagner: Putin toma el control de los mercenarios y los envía de nuevo a la primera línea de frente en Ucrania

Mercenarios de Wagner en Bielorrusia.
Mercenarios de Wagner en Bielorrusia.
Daniel G. Aparicio | AP Lapresse
Mercenarios de Wagner en Bielorrusia.

Los mercenarios del grupo Wagner están de vuelta en Ucrania. Vladimir Putin se ha encargado de reconstruir esa corporación de soldados a sueldo, cuyo futuro quedó en entredicho tras la muerte de su líder, Yevgueni Prigozhin, el pasado mes de agosto en un oscuro accidente de aviación. Son los mismos mercenarios, pero ahora los dirige el Kremlin y ya no utilizan el nombre de Wagner ni sus distintivos.

El presidente ruso no ha querido cometer los mismos errores que en el pasado y, para evitar rebeliones como la encabezada por el propio Prigozhin en julio, el renovado Wagner ha sido restaurado con hombres fieles al Kremlin y bajo la estricta supervisión de los omnipresentes servicios de inteligencia rusos. 

"La inteligencia militar rusa, el GRU, está tomando bajo su control al grupo Wagner y es quien lo dirige en la sombra. Se ha centrado sobre todo en controlar los altos mandos porque Prigozhin era un verso suelto y Dmitri Utkin, que era el jefe militar del grupo y murió en el mismo accidente de aviación, fue teniente coronel del GRU, pero actuaba un poco por libre", explica a 20 Minutos un experto en estrategia militar del Ejército de Tierra español.

"Prigozhin era muchas veces un problema para el Kremlin por sus declaraciones públicas o sus vídeos en Telegram, donde era muy activo. Ahora han puesto a gente en la que ellos confían, gente de los servicios de inteligencia", añade.

Al frente del renovado grupo de exwagneritas aparece la figura de Andréi Tróshev, excoronel del ejército ruso y uno de los altos mandos de la compañía de mercenarios que permaneció fiel a Putin durante la rebelión de Prigozhin. Suya es la misión de reorganizar el grupo, purgar a los disidentes contrarios a Putin y captar nuevos voluntarios para combatir en Ucrania, como quedó patente tras la reunión mantenida este miércoles en el Kremlin con el presidente ruso y el viceministro de Defensa Yunus-Bek Evkurov.

El control de los restos de Wagner es fundamental para Putin porque Rusia no puede permitirse el lujo de perder esa fuerza de combate en un momento decisivo de la guerra en Ucrania, cuando la contraofensiva de Kiev está tomando la iniciativa, tal y como señala el estratega de las Fuerzas Armadas españolas: "El ejército ruso tiene problemas para cubrir las bajas. Estaba reclutando unos 20.000 efectivos al mes, pero esa cifra no le cubre las bajas en el campo de batalla o que terminan contrato. De hecho, ya está planificando en una nueva movilización de reservistas, aunque todavía no ha sido anunciada".

Y subraya que los mercenarios de Wagner ayudan, sin duda, a paliar esa falta de soldados: "No sabemos exactamente cuántos efectivos tenía el grupo Wagner, pero se calcula que entre 20.000 y 50.000. Además, ha ido reuniendo a gente muy especializada porque muchos de sus mercenarios provienen de las Fuerzas Especiales rusas. Son unos recursos humanos a los que Putin no puede renunciar".

Ya están combatiendo en Bajmut

La reactivación de Wagner, cuyos mercenarios se trasladaron en masa a Bielorrusia tras la rebelión de Prigozhin, ha sido rápida porque Putin los necesita. El presidente ruso no ha querido perder el tiempo y ya ha enviado unidades al frente de Bajmut, que se había convertido en una ratonera para las tropas rusas. 

"En Bajmut los mercenarios de Wagner fueron sustituidos por unidades aerotransportadas y tropas de élite del ejército ruso, pero han sufrido muchas bajas y los ucranianos les estaban envolviendo un poco por el flanco sur. Con el envío de unidades Wagner, Moscú intenta estabilizar un poco ese frente", explica el alto mando del Ejército de Tierra.

"Los Wagner son tropas que tienen mucha experiencia en Bajmut porque estuvieron 13 meses combatiendo en esa zona y también son muy experimentadas en combate urbano. Putin los ha enviado a su anterior escenario de operaciones para estabilizar un poco la situación", destaca.

Se calcula que unos 500 mercenarios procedentes de Wagner ya están combatiendo en Bajmut y muchos de ellos afiliados ahora a la compañía Redut, otra empresa paramilitar a sueldo del Kremlin que lleva tiempo actuando en Ucrania bajo las órdenes del GRU ruso.

Mantiene el cartel de 'compañía privada'

El Kremlin ha atado en corto a los restos del Wagner y ya ni siquiera trata de esconder o maquillar su relación con los mercenarios, como quedó patente en la reunión mantenida este miércoles entre Putin y Tróshev, en presencia del viceministro de Defensa ruso Yunus-Bek Evkurov. 

Pero a pesar de ser una relación más que pública, la estructura del nuevo grupo de mercenarios se mantiene oficialmente como el de una compañía privada: "Tiene una ventaja para Moscú y es que no son militares del Ejército ruso, sino contratistas, con lo cual los puede utilizar en cualquier lugar del mundo sin decir que hay una implicación directa de Rusia". 

"Moscú suele justificar su presencia alegando que han sido contratados por el gobierno del país que sea. Al Kremlin le viene muy bien mantenerlos como una fuerza privada, sobre todo para cuando tienen que actuar en África", dice el experto militar español.

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