Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

Motivo de discordia europea

Alrededor de 6.000 migrantes llegan a la isla de Lampedusa.
Migrantes llegados a la isla de Lampedusa.
EFE
Alrededor de 6.000 migrantes llegan a la isla de Lampedusa.

La emigración sin regular, que no toma vacaciones, se está uniendo estos días en Europa a la llegada de millares de refugiados de guerras, especialmente de la que enfrentan a Ucrania y Rusia, aunque también de Naborno Karabaj en el Transcáucaso. Se trata de un problema complicado, en el que se entremezclan problemas de acogida con el sentimiento de solidaridad que comparten muchas personas y bastantes gobiernos que como el español, que se esfuerza por recibirlos y ayudarlos, aunque quizás no lo suficiente. Pero las posibilidades son limitadas y se agravan cada día hasta el extremo de que está complicando las relaciones entre varios miembros de la Unión Europea.

Alemania, que en pocas semanas se encontró con millares de refugiados que cruzaron sus aduanas con visados expedidos en Polonia, un país de profundos sentimientos religiosos, pero con escaso espíritu de compartirlos, que ha encontrado una fórmula perfecta para evitar la carga que podría suponerles brindándoles acogida y hospitalidad: despacharlos con un visado falseado para que los infortunados puedan cruzar las fronteras de los países más ricos en los que saben o piensan que van a tener mayores posibilidades de salir adelante, Alemania especialmente. Pero el Gobierno de Berlín enseguida descubrió la estrategia y se ha apresurado a proteger de manera más firme sus pasos fronterizos.

La protesta ante las astutas autoridades de Varsovia enseguida se convirtió en un conflicto diplomático al que se sumó la primera ministra italiana, lo cual dificulta las relaciones y crea otros ejemplos que lo complican. Con el argumento de la "invasión", para entendernos, de la isla de Lampedusa la primera ministra Meloni ha aprovechado para acusar a los alemanas de cerrar sus fronteras al mismo tiempo que sus organizaciones de ayuda se mueven por el Mediterráneo protegiendo a los emigrantes que arriesgan sus vidas en embarcaciones frágiles y para que puedan cumplir sus sueños de llegar al continente cuyas televisiones muestran las oportunidades de vivir dignamente y disfrutar de unos servicios de asistencia de los que ellos carecen. 

Los roces entre los miembros en la UE, sean por las razones que sean, siempre son un motivo de preocupación. El dilema entre una Europa solidaria y una Europa unida produce problemas con los que Bruselas tiene que bregar con pocas posibilidades de éxito.

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