Los hallazgos en el yacimiento de La Graja continúan desvelando detalles de este "legado único" de Al-Ándalus en Castilla-La Mancha

Imagen aérea de 'La Graja'
Imagen aérea de La Graja (Albacete).
Proyecto Arqueológico La Graja de Higueruela
Imagen aérea de 'La Graja'

Como cada septiembre, desde hace cuatro años, un equipo de arqueólogos y arqueólogas ha regresado a La Graja, un yacimiento arqueológico de época andalusí (s. XI). Este se sitúa en el término municipal de Higueruela, a unos 3 km del mismo, en un punto ubicado entre el Corredor de Almansa, los Altos de Chinchilla de Montearagón y el sector meridional del valle del Júcar a su paso por la provincia de Albacete.

El objetivo de estos profesionales es seguir excavando en un yacimiento que está desvelando la desconocida historia de una comunidad campesina de Al-Andalus, la cual se asentó en ese valle hace mil años y comenzaron a cultivar y pastorear en el secano de La Mancha. En la Alquería de La Graja apareció la primera mezquita de Albacete y la primera de tipología rural en Castilla-La Mancha.

Aparición de un ejemplar de oveja en La Graja

En esta misma ubicación, hace escasos meses, se descubrió un ejemplar completo de oveja. El análisis del Carbono 14 realizado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha revelado que este animal vivió hacia el siglo XI y evidencia la importancia de la ganadería en esta época. Quizá también significa el origen de las razas autóctonas de las que ha surgido el queso manchego. El trabajo de campo y en el laboratorio seguirán describiendo las claves de este lugar, legado único de Al-Andalus en Castilla-La Mancha.

Aparición de la oveja de La Graja.
Aparición de la oveja de La Graja (Albacete).
Proyecto La Graja de Higueruela

Más de 30 viviendas localizadas

Este novedoso proyecto arqueológico cuenta con el apoyo y la subvención del Instituto de Estudios Albacetenses 'Don Juan Manuel', que ha realizado una inversión de 55.000 euros para su desarrollo, aporte al que se han sumado también las de la Fundación Iberdrola y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, que ya ha aportado 60.000 euros y el Ayuntamiento de Higueruela. En este 2023, los arqueólogos siguen trabajando en la definición del urbanismo de la alquería, donde ya han sido localizadas más de 30 viviendas, además de silos, corrales, calles y las puertas de acceso al poblado.

El objetivo de esta nueva campaña es trabaja en la excavación de la casa del Mudír, el jefe o patriarca de la aldea. Así lo cuenta el técnico superior de la Escuela de Estudios Árabes del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), José Luis Simón, uno de los tres directores de este proyecto arqueológico, junto al arqueólogo del Instituto de Estudios Albacetenses, Pedro Jiménez; y José María Moreno Narganes, de la Universidad de Alicante. 

Este último, profesional de la Universidad de Alicante, detalla que se trata de la casa 14, "una de las más importantes del poblado por su ubicación como núcleo fundacional de la alquería y por sus dimensiones, es un legado único". Además, el equipo también se está empleando en terminar de excavar los patios de la casa 15, en el proyecto de consolidación de la mezquita y en "el estudio de la cerámica por lámina delgada para saber si existían producciones locales". Unas labores de investigación que se completan con la técnica de la flotación para recuperar los restos vegetales carbonizados que amplíen el conocimiento sobre la explotación agraria de La Graja y perfilar con mayor precisión cómo era el entorno ambiental donde vivían las familias que construyeron esta aldea.

Conocimiento del yacimiento desde 1899

Aunque el yacimiento de La Graja se conoce desde 1899, no fue hasta 2005 cuando comenzó a revelar su auténtica identidad. A finales del siglo XIX, los famosos arqueólogos franceses Pierre París (muy conocido por haber comprado la Dama de Elche) y Pierre Waltz visitaron este enclave de la mano de Pascual Serrano, descubridor de la cueva prehistórica de La Vieja, en Alpera (Albacete). Los entendidos catalogaron el sitio como yacimiento íbero y ahí quedó. Sin embargo, fue José Luis Simón, mientras catalogaba todos los castillos y torres de Albacete, quien se percató de la importancia de La Graja.

Excavación en La Graja de Higueruela (Albacete).
Excavación en La Graja de Higueruela (Albacete).
Jose Ivan Suarez/Proyecto Arqueológico de La Graja de Higueruela

Lentamente, fueron apareciendo las primeras estructuras, los primeros hogares en el interior de las casas, los silos, los corrales y las calles. Después de retirar miles de kilos de tierra, la Alquería ofreció sus sencillos secretos y hasta los vecinos que conocían el paraje desde hace décadas quedaron asombrados. La sorpresa aún era mayor cuando, con las primeras jornadas de puertas abiertas al yacimiento, los visitantes comenzaban a comprender la propia historia de la Alquería. 

Aparición de la mezquita en 2021

En 2021, durante la segunda campaña de excavación, afloró la mezquita y el yacimiento entró en otra fase. No solo se multiplicó el interés de la sociedad, sino que además despertó la curiosidad de la comunidad científica. Se publicó el primer libro con los resultados preliminares, llegaron artículos en algunas revistas especializadas y en esta pasada primavera, una invitación de mucho prestigio, pues el proyecto ha formado parte del ciclo de conferencias que anualmente se imparten en el Museo Arqueológico Nacional.

Los coordinadores del proyecto suelen destacar que lo más interesante es tener la posibilidad de ver cómo surgió una alquería, en la misma época en que se fundaron otras similares y que sí resistieron el peso de los acontecimientos y llegaron a ser ciudades como Albacete o Murcia. La Graja no aguantó el empuje de la conquista cristiana y después de algo más de un siglo de existencia, las familias que conformaban su vecindario terminaron marchándose a terrenos más protegidos y seguros. Así lo apuntan los autores principales del proyecto en un reciente artículo publicado en la revista británica Journal of Medieval Iberian Studies.

Los arqueólogos destacan que el interés científico de este yacimiento es excepcional, tanto para el conocimiento del periodo andalusí como para la historia de Al-Ándalus en general, ya que revela un patrón de poblamiento ligado a la agricultura de secano e inusualmente denso. Esta cuestión rompe con los estudios tradicionales de este periodo en el que, tradicionalmente, se ha relacionado la implantación de los asentamientos rurales andalusíes con zonas aptas para la práctica del regadío, tanto la pequeña hidráulica de zonas montañosas, como las grandes vegas urbanas del levante. 

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