El contenido de la comparecencia de Puigdemont es un drama para este país, pero tiene también un lado positivo ante el actual momento de incertidumbre política que vive España: ya sabemos todos el precio público que Junts exige a Sánchez para su investidura. Una amnistía de los delitos cometidos por él y su entorno desde 2014 hasta ahora y un mediador internacional que vigile que el Gobierno no le va a engañar. Para muchos es un precio impagable, un pulso a la democracia española que debería ser inaceptable. Pero estamos en el punto en que lo determinante para el futuro del país es saber qué va a hacer Sánchez. Él tiene la última palabra.
OPINIÓN06.09.2023 - 05:36h
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