Poco ha tardado Leonor de Borbón en integrarse como una más entre sus compañeros de instrucción militar. La princesa de Asturias ingresó en la Academia General Militar de Zaragoza el pasado día 17 de agosto, jueves, y el sábado 19 salió con un grupo de alumnos por la zona universitaria de la ciudad.

Según el Heraldo de Aragón, la princesa entró hacia las 8 de la tarde en el bar El Tuno, muy cercano al campus San Francisco de la Universidad de Zaragoza. La joven heredera llevaba un look informal: pantalón negro, camisa rosa y gafas de sol. El grupo pidió pizzas, bocadillos, hamburguesas y huevos rotos, y para beber, refrescos variados y agua.

La factura total ascendió a 170 euros, que los comensales pagaron a escote. El propietario de este conocido local de ambiente juvenil y precios asequibles es Isidro Francés, quien fue también militar. Lo regenta desde hace más de tres décadas.

Casa Real

Francés contó al Heraldo que la princesa de Asturias y sus compañeros estuvieron aproximadamente una hora en el bar, hasta las 21h. y destacó su educado comportamiento, así como que Leonor fue muy agradable.

Algunos clientes, sorprendidos por la real visita, hicieron fotos a la heredera y de sus compañeros de ocio.

Ya su padre, el rey Felipe, que cursó esta misma formación hace 38 años, solía salir de permiso por las calles de Zaragoza con sus compañeros, por lo que su imagen se hizo muy popular entonces.

Durante su etapa en tierras aragonesas, Felipe visitó la General Motors de Figueruelas, hizo prácticas de equitación, estuvo presente en la visita del rey Mohamed VI de Marruecos a la Academia, participó en el acto de entrega de la ofrenda floral en el acto de los caídos en el patio de armas, realizó prácticas de esquí en Candanchú y prestó juramento a la bandera el 11 de octubre de 1985.

Casa de S.M. el Rey

No sabemos si Leonor desarrollará este intenso programa, o similar, pero sí que ha comenzado esta etapa integrándose perfectamente en el medio. Sus primeras fotos vestida como militar han llamado la atención por su actitud disciplinada. Y también por la perfección de su moño, obligado por el protocolo de la AGM, donde se ofrece un servicio de peluquería a demanda.