Entrevista

Fernando Cayo: "Sigo el espíritu de los actores de la época de Shakespeare, que también eran autores o escenógrafos"

  • El actor interpreta la obra de García Lorca, 'Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín', en el Teatro Quique San Francisco hasta el 17 de septiembre.
  • La obra fue prohibida por la dictadura de Primo de Rivera, acusada de pornografía, y no se estrenó hasta 1933, dirigida por el propio Lorca en el Teatro Español.
El actor Fernando Cayo en el patio del Teatro Quique San Francisco
El actor Fernando Cayo en el patio del Teatro Quique San Francisco
Adolfo Ortega
El actor Fernando Cayo en el patio del Teatro Quique San Francisco

Fernando Cayo afronta el personaje lorquiano de don Perlimplín como un reto en su camino de crecimiento actoral, buscando los múltiples registros que le ofrece este personaje en el universo mágico que lo envuelve. Cada noche de este verano, el patio del Teatro Quique San Francisco acoge este breve texto de Lorca, pleno de enjundia poética y de un atrevimiento insoportable en los años veinte, cuando fue concebido. Charlamos con el actor vallisoletano a unos metros del escenario, repasando su trayectoria y descubriendo las claves de esta pequeña obra maestra de nuestro teatro.

Anabelén Beas, Fernando Cayo y Carmen Martins protagonizan la obra de Lorca 'Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín'
Ana Belén Beas, Fernando Cayo y Carmela Martins protagonizan la obra de Lorca 'Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín'
Cedida

¿Es este escueto Lorca especialmente apropiado para el escenario al aire libre del  Teatro Quique San Francisco?Sí lo es, porque se ha generado un espacio que permite al espectador tener una visión prácticamente de 360 grados, y eso da sensación de cercanía. Se mantiene el espíritu de teatro de cámara. Además con ese árbol presidiendo la escenografía, un pruno con sus hojas oscuras, da un toque mágico a la puesta en escena. Luego la obra ofrece la lucha entre lo apolíneo y lo dionisíaco, la razón y el instinto, lo natural y lo racional. Son los dos polos: Perlimplín y Belisa. Creo que es un espacio ideal y la gente repite palabras como exquisitez, delicatessen… El hecho de ser una pieza breve hace que pase como un ligero viento veraniego, de modo muy refrescante, aparte de que estemos en una terraza de verano.

"Lorca fue un autor visionario que iba por delante de su época, transformando sus palabras en poesía visual"

¿Qué significó Lorca en el teatro de su tiempo?Es un autor visionario que iba por delante de su época. Uno de esos pocos escritores que transforman sus palabras en poesía visual y trasciende el momento en que está escrita, 1926. En su día fue acusada de pornografía y censurada, por la escena en que Belisa hace el amor con cinco hombres. En realidad es una alegoría, porque Belisa es la diosa Afrodita, es Venus y su destino es amar. Además, el hecho de que a un hombre como Perlimplín no le importe que su mujer tenga otros contactos sexuales es totalmente revolucionario. Y luego, la tesis fundamental de esta pieza es un encuentro entre un alma y un cuerpo que no se da en ninguna otra pieza de la historia del teatro que yo conozca. Realmente no habla del amor de un viejo y una joven. Perlimplín representa el alma, el intelecto, un hombre que ha cultivado su espiritualidad y es capaz de sacrificarse para darle un alma a Belisa, que no la tiene.

"Me gusta ver las funciones como distintas partes de un solo individuo, analizándolas desde un punto de vista psicológico"

De hecho hay una frase hacia el final de la obra en que se dice expresamente."Yo soy mi alma y tú eres tu cuerpo", dice Perlimplín. Belisa es cuerpo, naturaleza, pero le falta el alma, y él se sacrifica otorgándosela para que sea un ser completo. A mí me gusta ver las funciones como distintas partes de un solo individuo, analizándolas desde un punto de vista psicológico, casi junguiano. En este caso, tanto Belisa como Perlimplín son las diferentes partes de un individuo: la parte apolínea de Perlimplín y el lado salvaje de Belisa. Marcolfa, es un personaje más mundano, el que está en las cosas cotidianas y te cuida como una madre.

Fernando Cayo

Fernando Cayo Jiménez Álvarez. Actor, director y músico.

  • Valladolid, 1968.
Miembro fundador de la Academia de Artes Escénicas. Entre sus trabajos en cine están 'TheCounselor' de RidleyScot, 'ElOrfanato' de J.Bayona, 'Mataharis' de Iciar Bolaín o 'La piel que habito' de Pedro Almodóvar. Premio al Mejor Actor del Festival de Cine de Toulouse (1999). De su paso por TV señalamos, entre otras, las series ‘Manos a la obra’, ‘La señora’, ’El caso, ‘Amar es para siempre’ y ‘La casa de papel. De entre los más de 40 montajes teatrales en que ha participado hay que destacar sus trabajos con la Compañía Nacional de Teatro Clásico y su colaboración con grandes directores como Tomaz Pandur, Juan Carlos Rubio, Andrés Lima, Miguel del Arco, Juan Carlos Pérez de la Fuente o Ernesto Caballero.
Fernando Cayo interpretando a Don Perlimplín en la función dirigida por Triana Lorite
Fernando Cayo junto a un pruno que forma parte de la escenografía de su última obra
Adolfo Ortega

¿Cómo es su personaje de Perlimplín y cuál es su evolución a lo largo de la obra?Su historia es un viaje iniciático de transformación. Perlimplín es un hombre mayor que prácticamente no ha salido de casa. No ha visto el amanecer, se dice en la función. Un hombre apegado a sus libros, un intelectual que descubre el mundo a través del amor de Belisa. Descubre la sensualidad y también la naturaleza, los olores y parte del misterio de la vida. Perlimplín es un ser puro, naíf, un ángel prístino metido en su cajita que pasa a ser completo al casarse con Belisa. Abre los ojos y descubre que hay amaneceres. Es curioso que sea el hombre mayor el que aprende. Normalmente se suele presentar el aprendizaje a la inversa: el mayor enseña a la joven. En un momento dice "he aprendido muchas cosas y sobre todo puedo imaginármelas".

¿Qué destacaría de la puesta en escena de Triana Lorite?Triana Lorite es una nueva creadora que ha aportado el elemento visual, fundiendo un ritual oriental con una imagen casi de paso de Semana Santa, que no deja de ser un teatrillo en movimiento, con los cuatro faroles en los extremos del escenario. Uno de los valores ha sido conseguir la esencia sin quedarse en lo apegado a la realidad. Esta función no tira si la montas naturalista. Tiene sentido si la lleva a un mundo mágico, de una manera abstracta. Había que sacar la metafísica, todo el teatro-danza, la cámara lenta, el juego con las luces, para potenciar la escritura de Lorca. Ha sido todo un reto. Zoe Sepúlveda ha ayudado a materializar esto a través de la coreografía, con la complicidad maravillosa de mis compañeras, Ana Belén Beas y Carmela Martins. En un proceso creativo todos tienen que estar apoyando. Intento compararlo con otras cosas que he hecho y quizás sea con La Caída de los Dioses, con Tomaz Pandur, porque trabajaba fuera del naturalismo, con imágenes oníricas e impactos visuales.

"Me interesa la creatividad y en mí eso fluye de manera natural"
Fernando Cayo es Don Perlimplín en el montaje de Triana Lorite
Fernando Cayo es don Perlimplín en el montaje de Triana Lorite
SEDA

Lorca imaginaba la escena de Perlimplín así: "Esta historia es de una austeridad e inexpresión marcadísimas. La impresión que tiene que dar es que está geometrizada y contada por niños de hace siglos (...) No tiene que tener emoción humana sino una emoción astral y petrificada, lejanisima".¡Es justo lo que estamos intentando hacer! Siempre se ha montado a Lorca de un modo costumbrista o a veces con un toque abstracto. Hemos huido del realismo y se ha generado un ambiente mágico. Si ubicamos la historia en la cotidianidad de la época de Lorca sería impensable, sería motivo de un crimen pasional, pero él lo coloca en un universo metafísico.

Hablando de su carrera como actor, ¿usted no parece caer en el encasillamiento?No. Tengo la fortuna de no haberme encasillado. Quizás en el audiovisual un poco, en papeles de jefe, pero en el teatro se me ha dado libertad para ir cambiando. Últimamente he estado con un monólogo humorístico casi cabaretero, donde hago un recorrido por la mitología griega, Por todos los dioses; y en El peligro de las buenas compañías hacía el papel de un abogado bastante desastroso, un perdedor. Hago personajes que no tienen mucho que ver unos con otros.

"Haciendo 'Cuento de Navidad' me emocionaba prácticamente todos los días y eso ocurre cuando tienes cierto apego familiar"

También le hemos visto hace poco como Mister Scrooge en 'Cuento de Navidad', de Dickens. ¿Cómo fue esa experiencia de teatro familiar?Fue muy bonito. El concepto visual, la estética, la escenografía, … el espectáculo es muy bueno y esa es la clave. Cuando se habla de teatro familiar a veces se hace casi despectivamente, pero en este caso me encontré con una función muy bien hecha. Además, Scrooge también hace un viaje de transformación, de metamorfosis de un personaje brutal. Así como Perlimplín empieza siendo un ser puro para convertirse casi en un héroe trágico, Scrooge es un ser malvado, metido en su caverna, que de repente a través de la visita de los fantasmas descubre la vida, el amor y la generosidad. En la última parte de la obra me emocionaba prácticamente todos los días. Cuando eres padre y tienes cierto apego familiar, que yo lo tengo con mis hermanos y mi hija, hay algo que va más allá del espíritu navideño y tiene que ver con la generosidad humana. 

Fernando Cayo interpreta al Sr. Scrugge en 'Cuento de Navidad'
Fernando Cayo interpreta al Sr. Scrugge en 'Cuento de Navidad'
Adolfo Ortega

Usted viajó mucho y se formó también fuera de EspañaPero antes de eso, cuando estaba todavía en la escuela, había un Festival Internacional de Teatro en Valladolid. Allí vi cosas que me marcaron de por vida. Montajes alemanes e italianos que, si se hicieran hoy en día, seguirían siendo revolucionarios. Venía Eugenio Barba, Grotowski, Kazuo Ohno… las cosas más raras que te puedas imaginar. Aquel festival lamentablemente desapareció, pero la ciudad sigue teniendo una vida cultural importante.

"Nací en el teatro independiente en Valladolid y ahí se hacía de todo, siempre en la línea del crecimiento continuo"

¿Cree que la versatilidad es una de sus cualidades más destacadas?Al menos lo intento. Una piedra importante ha sido la formación constante, para tener libertad de elegir cosas. Haber estudiado en Italia me ha ayudado a hacer comedia, pero también estar con actrices como Papathanassiou me ha ayudado para la tragedia griega. Viajé por todo el mundo con el Teatro Guirigai. Eso me ha dado versatilidad para trabajar en cine, teatro o televisión; hacer comedia, drama, música o montar mis espectáculos. A mí me interesa la creatividad y eso me fluye de manera natural. He escrito cuatro o cinco textos. Es el espíritu de los actores creadores de la época de Shakespeare o de la Commedia dell’Arte. Ellos eran autores, directores, escenógrafos, figurinistas, poetas… Eso me ha interesado siempre. Nací en el teatro independiente en Valladolid, ahí me he criado y ahí se hacía de todo. Siempre en la línea del crecimiento continuo.

Fernando Cayo tras la entrevista con 20minutos en el Teatro Quique San Francisco
Fernando Cayo tras la entrevista con 20minutos en el Teatro Quique San Francisco
Adolfo Ortega
"Intento buscar proyectos donde tenga que aprender algo nuevo y me pongan en dificultades. Retos que me hagan vivir cada espectáculo intensamente"

Ha interpretado a los grandes clásicos españoles y también personajes de Ionesco, Strindberg, Steinbeck, Chejov… ¿Estos papeles constituyen un hito en su carrera, o no es especialmente mitómano en este sentido?No, yo normalmente me dejo sorprender. Algunas de las más grandes aventuras han sido con personajes que no había ni imaginado interpretar, como el de Juan en El Rinoceronte, de Ionesco. Me lo propuso Ernesto Caballero y fue una aventura impresionante con Pepe Viyuela. O también en De Ratones y Hombres, de Miguel del Arco, el personaje de George que acompaña a su medio hermano Lennie, el discapacitado que interpretaba Roberto Álamo. Lo de Mister Scrooge no lo veía claro, pero de repente te lo ofrecen y fue  muy gratificante. Me considero una persona muy curiosa y eso es importante en los seres humanos. Busco espectáculos que me hagan crecer.

Regresando a Lorca, ¿cómo cree que esta historia puede calar en los jóvenes? ¿tiene algún retorno?Sí, por ejemplo mi hija que tiene 18 años y una visión más cercana al cine o al audiovisual. Este espectáculo necesita dejarse llevar por la poesía visual, sin racionalizar, sin intentar comprenderlo todo. Los jóvenes están en eso. Tienen un dominio de la imagen muy potente y agradecen que a un clásico como Lorca se le de otra dimensión, casi de arte contemporáneo. Cuando voy al teatro también me gusta ser un espectador de verdad y dejarme llevar.

¿Es espectador habitual de teatro y cine?No tengo mucho tiempo, pero es un gran placer ver una película en una buena sala y me gusta ponerme en las primeras filas para sentirme inmerso. Me gusta ir al teatro para alimentarme de directores internacionales que no conozco. También me interesan muchísimo los creadores que se salen del tiesto, tipo Angélica Liddell o Rodrigo García.

Para terminar, ¿qué balance hace de su carrera profesional hasta el momento? ¿hacia dónde se dirige?Creo que es un camino marcado por la necesidad de crecimiento y la curiosidad. Siempre intento buscar proyectos donde tenga que aprender algo nuevo y me pongan en dificultades. En esta función utilizo varias calidades de voz muy distintas, también canto y toco el piano. Lo hice en El Peligro de las buenas Compañías junto a Carmen Conesa. Intento ponerme retos que me hagan vivir intensamente cada espectáculo. Enlazo con la tradición del juglar contemporáneo de Dario Fo. Luego he ido combinándolo con la docencia, dando cursos de interpretación o de entrenamiento físico y vocal, máscaras, o Commedia dell'Arte y eso me ha llevado a reflexionar sobre mi oficio y a estar actualizado. La gente joven del siglo XXI, vive en otro mundo y necesitan cosas distintas a las que yo necesitaba cuando empecé. Esa combinación entre la interpretación y los cursos me mantiene en forma. Estoy contento porque los directores me ofrecen cosas interesantes y me siento agradecido.

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