El Papa improvisa por un problema con sus gafas e invita a preguntarse: "¿Le tengo asco a la pobreza?"

El Papa en Lisboa.
El Papa en Lisboa.
EFE
El Papa en Lisboa.

El Papa Francisco ha invitado en un discurso improvisado, durante un encuentro con asociaciones de caridad, en la Jornada Mundial de la Juventud, a "ensuciarse las manos" demostrando el "amor concreto" hacia las personas más necesitadas y ha invitado a cada persona a preguntarse si siente "asco" hacia la pobreza, si se limpia las manos cada vez que da la mano a una persona enferma o vulnerable para "no contagiarse".

"No hay amor abstracto, no existe, el amor platónico está en órbita, no en la realidad, el amor concreto es ese que se ensucia las manos; y cada uno puede preguntar: '¿El amor que siento a los de aquí es concreto o abstracto? ¿Yo cuando doy la mano a un necesitado, a un enfermo, a un anciano, hago así [haciendo el gesto de limpiarse con la mano] enseguida para que no se me contagie? ¿Le tengo asco a la pobreza de los demás?", ha subrayado.

Así lo ha manifestado este viernes en un encuentro con los representantes de algunos centros de asistencia y caridad en el Centro Parroquial de Serafina, en Lisboa, en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) 2023.

Francisco estaba leyendo el discurso que había preparado pero, en un momento dado, se ha detenido y ha confesado a los presentes que no veía bien con las gafas. "No me están funcionando los reflectores, no puedo leer bien, así que se lo voy a dar, no voy a forzar la vista y leer mal, eso no se puede hacer", ha señalado, entre los aplausos de los asistentes.

Tras la pausa, el Pontífice ha criticado las "vidas destiladas", una expresión que ya utilizó este jueves en otro de sus discursos, y se ha preguntado "cuántas vidas destiladas e inútiles pasan por la vida sin dejar huella, porque no tienen peso".

Centros que "generan vida"

Frente a esta realidad, Bergoglio ha animado a vivir "dejando huella" como hacen los centros de asistencia y caridad que son "inspiración" para los demás y que "generan vida". "Por tocar la realidad, la miseria de los demás, están generando inspiración, están generando vida, sigan adelante, no se desanimen, y si se desaniman toman un vaso de agua y siguen para adelante", ha invitado el Pontífice.

Según ha precisado, "la caridad es el origen y la meta del camino cristiano" y la acción de los centros de asistencia son "la realidad concreta de amor en acción" que ayuda a "no olvidar la ruta". En concretro, el Pontífice ha hecho hincapié en tres aspectos: hacer el bien juntos, actuar concretamente y estar cerca de los más frágiles.

En este sentido, el Papa ha subrayado que una persona "no se debe dejar definir" por una enfermedad, por un problema o por una limitación sino que ha de "aportar" y "enriquecer" al "conjunto" tal y como es.

"No somos nosotros una enfermedad"

"No debemos dejarnos definir por la enfermedad, o por los problemas, porque no somos nosotros una enfermedad, no somos un problema. Cada uno de nosotros es un regalo, un don, un don único, con sus límites, pero un don valioso y sagrado para Dios, para la comunidad cristiana y para la comunidad humana", ha defendido.

Además, el Pontífice ha hecho hincapié en la necesidad de "actuar concretamente" en el "aquí y ahora" y ha puntualizado que "la Iglesia no es un museo de arqueología". "Algunos la piensan así pero no es", ha subrayado.

En la parte del discurso no pronunciada, el Papa ha propuesto también no perder el tiempo en "lamentarse de la realidad" y "afrontar las necesidades concretas, con alegría". Asimismo, Francisco ha invitado a "estar cerca de los más frágiles" de "los pobres, los excluidos, los marginados, los descartados, los pequeños, los indefensos". "Ellos son el tesoro de la Iglesia, son los preferidos de Dios".

Sin distinciones por el origen

Entre ellos, el Papa pide "no hacer distinciones" independientemente de si son españoles o extranjeros. "Para un cristiano, en efecto, no hay preferencias ante el necesitado que llama a nuestra puerta, ya sean connacionales o extranjeros, pertenecientes a un grupo o a otro, jóvenes o ancianos, simpáticos o antipáticos", subraya.

Con todos ellos, Bergoglio anima a tener "gestos buenos" y "palabras", aunque solo sea "una sonrisa, un abrazo, la escucha o una mirada". "Ayudar a los demás es un don para uno mismo y hace bien a todos. Sí, amar es un regalo para todos", ha enfatizado.

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