La historia de Willi y Silvestre, dos gatos que buscan un hogar, y de Marga, primeriza como casa de acogida: "Son un auténtico amor"

Silvestre y Willy, en su casa de acogida.
Silvestre y Willy. Contacto para adoptarles: adopciones@madridfelina.org
CEDIDA
Silvestre y Willy, en su casa de acogida.

Aunque aquellos que estamos en contacto casi diario con las asociaciones de protección animal sabemos en qué consiste, la realidad es que para una gran parte de la población española el concepto "casa de acogida" de un animal suena a algo totalmente extraño. Como consecuencia, tampoco se valora lo suficiente, sin embargo, resulta una enorme ayuda para las protectoras de animales, tanto las más grandes como las pequeñitas que no disponen de albergue o refugio para los animales que rescatan.

¿Qué es una casa de acogida? Se trata de ofrecer un techo provisional a uno o varios animales hasta encontrarle una familia y hogar definitivo. con frecuencia, cachorros, ancianos y convalecientes. También gatos en gran medida, para los que las instalaciones de una protectora puede ser un entorno estresante. 

"Me ha sorprendido la muchísima gente que no sabe en qué consiste ser casa de acogida, que me preguntan si los gatos que tengo en casa son míos o no", expresa Marga Blanco, casa de acogida de Madrid Felina desde hace unos meses, cuando decidió dar un techo a Willy y Silvestre, dos mininos de tres años que están en adopción.

 Siempre ha convivido con animales y, de hecho, su último perro, había tenido una larga y feliz vida a su lado, llegando a los 17 años con lo que ello conlleva (una dependencia muy grande de su humana), pero no se había planteado ser casa de acogida hasta hace poco: "Hacía un año que había muerto Roco y tenía esa sensación de necesitar cuidar, pero no me atrevía a adoptar porque se trata de un compromiso muy grande y que puede durar muchos años, así que pensé que la opción de ser casa de acogida y ayudar era buena idea".

Además, como quería que fuera algo temporal, esta amante de los animales optó por convertirse en casa de acogida de una pareja de gatos, ya que eso la obligaría a que, aunque les coja cariño, no poder quedárselos, debido a que su pareja tiene una alergia muy fuerte.

"Tenía claro que un perro no podía ser porque sí correría el riesgo de cogerle mucho cariño y querer quedármelo, y ahora no estoy preparada, ya que los tienes que sacar y no los puedes dejar mucho tiempo solos, algo que en gatos es diferente. Mi función es la de proporcionarles una casa, que es algo mucho mejor que estar en la calle o en una jaula, hasta que encuentren una familia", relata.

Willi y Silvestre, en adopción conjunta

Cuando al fin tomó la decisión y contactó con la asociación Madrid Felina, Blanco  imaginó que su primera experiencia como casa de acogida sería más compleja: "Iba pensando que habría que ponerle mucha paciencia porque son dos gatos que habían estado en varias familias, lo que me hizo creer que serían más fríos, pero no ha sido así".

A Willi lo encontraron en la calle desungulado (sin uñas), aunque no saben si a propósito o si tuvo algún problema en su vida callejera. Lo curaron y se empezó a llevar muy bien con Silvestre, con quién se fue adoptado.

Willi tardó un poco más en confiar, pero lo logró gracias a Silvestre, que es más sociable y confiado

Lamentablemente, su dueña tuvo un problema grave de salud que provocó que los mininos volvieran a estar a cargo de la asociación, donde han estado en otra casa de acogida, antes de terminar con Blanco. "Estaban con una estudiante de máster que no es de Madrid y, al terminar los estudios, necesitaban encontrarle otra casa", comenta la tutora temporal.

"Willi tardó un poco más en confiar, pero lo logró gracias a Silvestre, que es más sociable y confiado. Realmente lo necesita, es como si se fiara de él a la hora de acercarse a personas o nuevos juguetes", relata Blanco. "Son un auténtico amor". De hecho, hace hincapié en que, especialmente en casos como el de Willi, estar en una casa de acogida es muchísimo más beneficioso que en una jaula, donde su proceso de sociabilización "estaría retrocediendo".

Una forma directa de ayudar a las protectoras

Encontrar adopción para dos gatos adultos (Willi y Silvestre tienen aproximadamente tres años) no es una tarea fácil en esta época del año, ya que hay muchos cachorritos, a raíz de las camadas no deseadas de la época de celo que invaden las protectoras de toda España, que resultan más atractivos para los adoptantes.

"A mí esta experiencia me ha servido para darme cuenta de algo: pensaba que iba a ser más difícil establecer un vínculo con un gato adulto y no ha sido para nada así", afirma Blanco. "Gracias a esta experiencia, si no tuviera mis circunstancias, me plantearía adoptar un gato adulto, porque no necesitas que sea cachorro para generar un vínculo con él".

Willi y Silvestre acurrucados en su casa de acogida.
Willi y Silvestre acurrucados en su casa de acogida. Contacto: adopciones@madridfelina.org.
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Las protectoras asumen los costes

Además, Blanco destaca que la protectora se hace cargo de los gastos veterinarios si algo ocurre y, probablemente de comida y accesorios que hagan falta, aunque ella ha querido colaborar también encargándose de comprar el pienso y, antes de la llegada de los mininos a casa, adquiriendo todos los accesorios necesarios.

"Esto es una forma muy directa de ayudar a las protectoras de animales y lo estoy disfrutando mucho más que simplemente aportando dinero, como hago con otras asociaciones", comenta. "Una vez salgan en adopción, seguro que volvería a repetir la experiencia".

No obstante, Blanco no sabe cómo llevará el momento de despedirse de los gatos, a los cuales ya ha cogido mucho cariño. "Creo que la gente no se anima a ser casa de acogida por el miedo a cogerles cariño", opina, "sin embargo, cuando a mí me da por pensar en esto me pregunto '¿cuál es la alternativa?'. Siendo casa de acogida aportamos ese granito para que estos gatos estén un poquito mejor, ya solo por eso, merece la pena, aunque cuando se vayan pase unos días tristes, que es lo peor que puede pasarme". 

"Por eso animo a la gente a que se quite las penas de encima y que haga el intento de ser casa de acogida, teniendo claro cuál es la función, porque es una ayuda enorme, tanto a los animales, como a las asociaciones y los voluntarios de las mismas", concluye.

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