Marta Chávarri, la 'sex symbol' que provocó un huracán en la economía nacional y que no pudo soportar la fama

Marta Chávarri (centro) junto a Elena de Borbón en la Pasarela Cibeles
Marta Chávarri (centro) junto a Elena de Borbón y su hermana María hace años.
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Marta Chávarri (centro) junto a Elena de Borbón en la Pasarela Cibeles

Entre la Marta Chávarri casi adolescente que se casó con un marqués en los 80, y la que acababa de convertirse en abuela hace unas semanas, había mucho más que el tiempo transcurrido: la nada. O así es como ella afrontaba la actualidad, invisible y muda.

De aquel sex symbol que fue la rubia aristócrata, nieta e hija de condes, vivió (y muy bien) la crónica social y rosa de los años 80 y 90. Eso sí, a su pesar. Porque cuando su melena abundante, sus pómulos perfectos y su figura espectacular levantaban admiración y flashes por donde pasaba, Marta Chávarri optaba por el silencio. Sonreía tímidamente, movía sus ondas al viento y se dejaba querer, pero sin hablar nunca. Porque su presencia lo llenaba todo.

Toda esa puesta en escena se apagó el día en que Marta, divorciada ya dos veces y madre de un hijo único que volaba solo, decidió ausentarse para siempre de la vida social y confinarse, como en una perpetua pandemia, en la intimidad de su piso madrileño y el afecto silente de sus hermanas Isabel, la mediana, y María, la pequeña y un clon suyo. "Salía de mi casa en el maletero del coche para evitar que me siguieran”. 

Siete años duró su matrimoni con Fernando Falcó, con quien se llevaba más de 20 años.

Así recordaba Marta en 2011 en la revista Vanity Fair cómo era su día a día como estrella de la jet. Se vivía una época de esplendor, donde el champán nunca se agotaba. “Dejé de acudir a fiestas y me aparté de los focos porque no podía soportar la fama ni a la prensa. Me siguieron durante diez años y fue insoportable. No me compensa la popularidad, no quiero protagonismo ninguno. Ya lo tuve y acabé harta, por eso me retiré”.

Su muerte hoy debido a lo parece un infarto cerebral a la temprana edad de 63 años, obliga a revisitar quién fue esta figura imprescindible de la prensa del corazón y también de la de negocios.  

Marta Chávarri con vaqueros
Marta Chávarri, saliendo de su casa.
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Su vida pudo haber sido un cuento de hadas, aunque se convirtió más bien en un culebrón de la década, un folletín no siempre con final feliz. Marta Chávarri Figueroa fue la influencer más temprana de la historia. Hija de diplomático y bisnieta del conde de Romanones, se casó en 1982 con Fernando Falcó y Fernández de Córdova, marqués de Cubas y, junto con su hermano Carlos Falcó (padre de Tamara), uno de los solteros de oro de la clase alta nacional. Del matrimonio nació su único hijo, Álvaró Falcó (Madrid, 1983). Marta viajó mucho por el trabajo de su padre, aunque a ella nunca se le conoció una ocupación concreta. Sí fue Lady España en 1988, un cargo reservado entonces a mujeres selectas.

Era sobrina de Natalia Figueroa, mujer del cantante Raphael. Su madre, Matilde, muerta tempranamente a causa de un ictus, era hermana de Natalia (su segunda madre) y Marta, por tanto, prima de Jacobo, Alejandra y Manuel Martos.

Marta tenía un hermano varón por parte de padre y madre, Gonzalo, y tuvo otro que murió en un accidente de moto en 1991, Álvaro, a los 28 años.

Portada de '¡Hola!' con la boda de Fernando Falcó y Marta Chávarri
Portada de '¡Hola!' con la boda de Fernando Falcó y Marta Chávarri
D.R

Además, su padre (que murió en 2006) se casó por segunda vez con Carolina Thieu, con quien tuvo dos hermanos más, Carlos y Fernando.

La aparición en la revista Diez Minutos de unas fotos de ella en Viena con el entonces hombre de negocios más seguido de España, Alberto Cortina (primo del otro Alberto, Alcocer, y casado con Alicia Koplowitz) fue una revolución absoluta, no solo para las revistas de temática social, sino también para las páginas salmón de los diarios económicos.

Aquella infidelidad pública terminó con su matrimonio con Fernando Falcó, quien además se quedó con la custodia de su único hijo. Marta y Alberto Cortina se casaron en 1991 y se divorciaron cuatro años después sin tener descendencia. 

El efecto de este matrimonio se notó y mucho en las altas esferas financieras. En marzo de ese año, el consejo de administración de FCC aceptó la dimisión de Alberto Cortina y nombró a su primo Alberto Alcocer, casado con Esther Koplowitz, hermana de Alicia, como nuevo presidente. Las hermanas decidieron entrar en el consejo. Cortina no consiguió la fusión del Banco Central, del que era consejero y accionista, con Banesto.

En este tiempo, Marta y Alberto tuvieron que enfrentarse a diversos asuntos relacionados con su privacidad, como unas fotos de ella sin ropa interior captadas en una sala de fiestas que dieron la vuelta al mundo y a los juzgados. Y la reproducción de conversaciones personales entre Marta y Cortina, debidamente denunciadas y ganadas también.

Marta Chávarri portada de 'Interviú'
Marta Chávarri portada de 'Interviú'
D.R

Tras su ruptura con Cortina, la estela de Marta empezó a borrarse. Solo un accidente gravísimo doméstico que sufrió en su casa la devolvió al papel cuché. Tuvo que ser operada de urgencia porque se le desfiguró la cara y estuvo a punto de perder un ojo.

A partir de allí, se vio afectada por una depresión que la volvió aún más solitaria y su estado de salud en general se hizo precario, como demuestra el hecho de que casi siempre fuera apoyada en el brazo de algún amigo o de sus hermanas.

A este percance siguió una reclusión casi monacal, que solo rompió para acudir a la boda de su hijo a Plasencia, en el mismo palacio donde ella se había casado 40 años antes con el marqués de Cubas. En la exclusiva de la boda salió una sola foto de ella, elegante como siempre vestida de azul marino y con mirada de orgullosa madrina.

Hace unos días, acompañada por su hermana Isabel, que era su vigía y su bastón, comentó lo feliz que le hacía haberse convertido en abuela por primera vez. Phillipa de tan solo un mes, no podrá conocer a su famosa abuela, aunque sí sabrá por los periódicos y revistas de aquellos años que fue una mujer bella y triste a la vez. Una víctima de un tiempo engañoso al que quiso dar esquinazo sin conseguirlo nunca del todo.

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