Entrevista

Mercedes Lezcano, escritora y actriz: "No hay mayor elogio para mí que me recuerden como la mujer de Adolfo Marsillach"

La autora de La ausencia que me dejaste.
La autora de La ausencia que me dejaste.
CEDIDA
La autora de La ausencia que me dejaste.

Sócrates unió inesperadamente a un dramaturgo consagrado, culto y refinado, llamado Adolfo Marsillach (1928), con una aspirante a actriz de provincias, Mercedes Lezcano. Eran los años 70 y él no necesitaba más impulso que su propio talento. Pero llegó ella y le sirvió de catapulta sentimental e intelectual, hasta que 30 años después (2002), él moría. Su viuda siempre ha vivido a la sombra de aquel hombre que hizo enormes los escenarios, pero no le importó antes ni le importa ahora. Porque Lezcano (Zaragoza, 1952) tiene su largo suma y sigue de obras dirigidas, adaptadas, escritas e interpretadas y dos novelas. La última se titula La ausencia que me dejaste (Punto de vista editores) y aborda el conflicto bélico en Palestina desde una historia de amor que parece predestinada al olvido. Lezcano pasea a sus personajes por un París que conoce bien y deja en suspenso la pandemia que puso el mundo en jaque. De esto y de muchas cosas tuvo la culpa aquel montaje sobre Sócrates. La alumna enamorada aprendió del maestro seductor, el mismo al que aún sigue amando.

¿Primero fue Solo quedaban...preguntas. Ahora, La ausencia que me dejaste. ¿Habrá tercera parte? Nos deja usted en puertas de la pandemia...Estoy tan encariñada con los personajes de las dos primeras partes que me resulta imposible no regresar a ellos, pero para una tercera novela debo dejar que la situación política en Palestina evolucione. Pero sí, no sé cuándo, pero volveré a los entrañables personajes de Sylvie, André…

Yo veo a Macron como un romántico que quiere que Francia y el mundo vayan mejor

Conoce muy bien Francia. ¿Qué influencia ha tenido la cultura francesa en su trayectoria profesional y personal?Durante el bachillerato estudié francés, su historia y su cultura. Supongo, que es una de las razones de mi amor por Francia y, en especial, por París.

Macron es un personaje destacado en la trama, muy pegada a la actualidad en un año convulso, como fue 2018. ¿Cómo ve al presidente francés en la actualidad, con tantos conflictos sociales?Macron creo que es un gran desconocido. Yo lo veo como un romántico que quiere que Francia y el mundo sea mejor de lo que es. Trabajó con el filósofo Paul Ricoeur y es un hombre cultivado que ama la literatura, el teatro… Quizá por eso cae mal. Los mediocres se sienten amenazados por personajes como él. Además, estar casado con una mujer que le lleva veinticuatro años no es lo normal, también eso ha sido motivo de polémica y a mí me parece admirable. Macron es diferente.

Marsillach y Mercedes estuvieron juntos más de 30 años.
Marsillach y Mercedes se llevaban 24 años de diferencia.
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Tampoco el conflicto palestino-israelí parece haber encontrado vías nuevas, de esperanza.El conflicto palestino-israelí, que a mí me gusta llamar la ocupación israelí por ser más exacto, no tiene visos de resolverse. Mientras la Comunidad internacional permita a Israel que la ocupación continúe, nunca habrá solución. Los Acuerdos de Oslo fueron un engaño para los palestinos. Muchos aún sueñan con la creación de su propio Estado como se les prometió, pero a los jóvenes se les está acabando la paciencia. No tienen futuro, y sin futuro la vida no tiene valor. ¡Qué más les da morir peleando si lo que tienen no es vida! Por eso cada vez va a haber más violencia como respuesta a la violencia desatada por el gobierno criminal israelí desde hace tantos años.

Además de abordar situaciones de mucha complejidad política como telón de fondo ¿no es la suya una novela romántica? Casi todos los personajes están buscando el amor en algún punto imposible.Siempre que he dirigido y escrito, los textos han estado sustentados en dos patas: el entorno político-social y el amor. Sí, mis novelas son, sobre todo, novelas de amor. El amor es el motor que ha movido mi vida. Por eso, los personajes pelean por el amor, viven apasionados romances, e incluso podrían llegar a morir por desamor. La novela está sembrada de distintas parejas que en su diversidad nos dan una idea de lo conflictiva y dolorosa que puede llegar a ser la relación amorosa. Pero, esos conflictos existentes entre los distintos amantes me gusta mostrarlos desde el respeto que toda persona debe tener por el otro.

Adolfo Marsillach sigue muy presente en el día a día ha sido lo más importante de mi vida. Me sigue haciendo muy feliz

La protagonista, Sylvie, ¿qué tiene de Mercedes Lezcano?Sylvie tiene mucho de mí. Para lo bueno y para lo malo. Quizás por eso me cuesta tanto dejar el personaje.

¿Cuál es la ausencia que nunca ha superado Mercedes Lezcano, o la que más le ha costado asumir?Mi mayor ausencia que aún no he digerido es la de mi marido Adolfo Marsillach. Él sigue muy presente en el día a día. Ha sido lo más importante de mi vida. Más que mi trabajo, o mi familia o yo misma. Él lo sigue llenando todo y me sigue haciendo muy feliz.

La figura del padre es muy importante. ¿Cómo fue su relación con el suyo?Soy la pequeña de cuatro hermanas. Así que cuando nací yo, -no fui muy bien recibida-, me sentí en la obligación de ser el chico de la familia. Jugaba con mi padre a la pelota, mirábamos las estrellas durmiendo al raso en verano, en la torre en Zaragoza… cultivábamos champiñones en la bodega… Yo lo adoraba y acabé siendo su hija favorita. Tuvimos muy buena relación, aunque lo de dedicarme al teatro le hizo sufrir al principio. Se preocupaba por mí.

Zaragoza (donde nació), Mallorca (donde descansa), París (donde novela), Ramallah (donde sufre).... ¿Cuál es la ciudad donde se perdería para siempre?Espero no tener que elegir, pero en Lanzarote, Adolfo y yo fuimos tan felices que solo con pensar en regresar -lo hago muchas veces- me emociono.

Lezcano planea una tercera entrega de esta novela.
Lezcano planea una tercera entrega de esta trama.
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De su perfil como dramaturga, actriz, profesora y escritora ¿cuál es su predilecto y por qué?
No quisiera tener que elegir, pero la escritura ha sido siempre mi meta. Cuando terminé el bachillerato superior y Arte Dramático quise entrar en la escuela de Cinematografía en Madrid, pero había que tener veinte años y a mí me faltaban dos para eso. Así que comencé a trabajar como actriz, para conocer el teatro por dentro con la meta puesta en escribir. Pero, la vida te arrastra sin darte cuenta, luego en el 1999 me pasé a la dirección escénica desde donde tenía más posibilidades para hacer adaptaciones teatrales. Hasta que en 2018 y después de haber pasado por la política -fui diputada socialista en la Asamblea de Madrid- comencé a escribir mi primera novela: Sólo quedaban... preguntas.

¿Qué obra le gustaría adaptar al teatro y cómo lo haría?Estoy particularmente orgullosa de una adaptación que hice y dirigí que titulé Conversación con Primo Levi. Era un diálogo entre Levi y el escritor italiano católico Ferdinando Camon, bellísimo, lúcido y de una gran profundidad. Puedo decirlo porque el mérito era de ellos y no mío. Pero para algo así, merecería la pena mi regreso al teatro. Volver por volver no me interesa.

En mi siguiente novela también estará presente el amor, pero la acción se sitúa en Cataluña

¿Ha pensado en otra novela, con una temática difrente?Sí, he comenzado a escribir otra novela. Pero los personajes todavía no me han seducido y me está costando. También en esta novela está presente el amor-desamor y el entorno político, en este caso, en Cataluña.

¿Es el amor el motor que nos impulsa, o la losa que nos frena ?¿Qué haría usted por amor, como la protagonista?El amor lo es todo para mí, como ya he contado antes. A lo largo de mi vida profesional dejé muchos proyectos por pasar más tiempo con Adolfo. No me arrepiento. Lo volvería a hacer.

No tengo WhatsApp, ni Netflix, ni HBO, ni redes sociales

¿Ha tenido la oportunidad de volver a actuar? ¿Hay papeles para actrices de su generación?La última vez que me subí a un escenario como actriz fue en un espectáculo que escribí y dirigí que se llamaba Viva el mestizaje. En el que había cantantes africanos -como Bidinte y Muana Sinepi- y la española Inma Serrano. Y dos actrices, Teresa del Olmo y yo. Fue una bonita experiencia. 

No tiene usted WathshApp. ¿Tiene Netflix, HBO...?No, no tengo WhatsApp, ni estoy en redes sociales, ni tengo Netflix ni HBO. Tengo Canal plus, que ahora se llama Movistar Plus, creo. Ahí puedo ver tenis y cadenas francesas en las que me gusta escuchar noticias y debates sosegados sobre política internacional.

La ausencia que me dejaste, de Punto de vista editores.
'La ausencia que me dejaste', de Punto de vista editores.
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Si solo pudiera hacer una cosa, qué elegiría: ¿leer o ver películas?Siempre leer. A ver si así aprendo a escribir.

Su marido fue un pionero en la manera de entender el teatro. ¿Qué le gustaría que se recordara de usted en el futuro de nuestras artes?
No creo que me recuerden como artista, más allá de algún familiar o amigo, pero siempre me recuerdan como la mujer de Adolfo Marsillach. Para mí no hay mayor elogio. Espero estar a la altura de él, como persona.

Periodista Cultural '20minutos'

Licenciada en Periodismo por la Complutense. Trabajé en los principales medios de Aragón (Heraldo, televisión regional, El Día...); en el grupo Hearst: Supertele, Elle, Diez Minutos, Agency Hearst (publicidad editorial). En la editorial Roca. Unidada Editorial: Fuera de Serie.

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