Este viernes se ha producido el cuarto ataque consecutivo de Rusia a Odesa, la ciudad que se sitúa a orillas del Mar Negro. A plena luz del día, las tropas rusas han lanzado una nueva ronda de misiles, provocando daños en infraestructuras de la región.
Con esta nueva acometida, Ucrania ha visto como se destruían 120 toneladas de producto agrícola (100 de guisantes y 20 de cebada). De la misma manera, las explosiones han provocado la destrucción de un granero, que ha causado que dos personas hayan sido heridas tras la rotura de cristales y ventanas.
En el constante pulso entre ambos países se ha 'entrometido' Polonia. Ante la colocación de las tropas de Andrzej Duda, presidente polaco, en la frontera de Bielorrusia como medida de prevención (dada la presencia de Wagner en el feudo de Lukashenko), Putin ha respondido de forma contundente.
"Una agresión contra Bielorrusia significará una agresión contra Rusia. Ante esto responderemos con todos los medios a nuestro alcance", ha asegurado Putin durante una reunión del Consejo de Seguridad de Rusia".
Por su parte, Zelenski ha reconocido que la contraofensiva avanza más lentamente de lo previsto, pues la operación comenzó más tarde de lo planeado. "Teníamos planes para comenzar en la primavera, pero no lo hicimos porque, francamente, no teníamos suficientes municiones y armamentos", ha aseverado.
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