Crónica

The Weeknd deslumbra en Madrid con su espectáculo de luces psicodélicas y fuego infernal

Fotografía tomada a The Weeknd durante su concierto en Madrid este martes.
Fotografía tomada a The Weeknd durante su concierto en Madrid.
EFE
Fotografía tomada a The Weeknd durante su concierto en Madrid este martes.

Entre rascacielos en ruinas, una musa robótica y una luna flotante, tan solo faltaba una gran estrella que pudiese arrojar algo de luz sobre el universo futurista -y casi apocalíptico- en el que se había convertido el Estadio Metropolitano de la capital.

Envuelto en una gran expectación y tras una máscara metálica que le cubría el rostro, The Weeknd salía este martes al escenario dispuesto a deslumbrar a cerca de 70.000 asistentes en el primer concierto que da en nuestro país -eso sí, fuera del circuito de festivales-, por motivo de su gira internacional After Hours Til Dawn, la cual lo llevará el próximo jueves al Estadi Olímpic Lluis Companys de Barcelona.

Tras las actuaciones de Mike Dean y Kaytranada -los teloneros del artista canadiense de 33 años-, casi una treintena de bailarinas vestidas con una especie de burka blanco comenzaron a recorrer el escenario del Metropolitano a un paso procesionario que suscitaba la escalofriante imagen de un culto satánico. Un culto que, por otra parte, estaría dedicado a la estatua de una mujer que ocupa la parte central del escenario y que, además, empieza a lanzar destellos de luz. 

En medio de este infierno terrenal adornado por la melódica introducción a Dawn FM y portando un imponente pie de micro en forma de relámpago, The Weeknd abría el espectáculo como si de una deidad se tratara al ritmo de su exitoso Take my breath. Esta canción que, rápidamente, causó furor entre el público marcaría el inicio del simbólico viaje inmersivo a través de la carrera de Abel Testafe,  en el que las pulseras luminosas del público anticipaban la metafórica emoción de los temas.

A lo largo de esta primera etapa, escuchamos algunos cortes de la versión más bailable y electrónica del artista, como el caso de Sacrifice, HDIMYLM? o la icónica Can't feel my face. En ellas, la euforia del clamor de los asistentes -miembros, en su mayoría, de la Generación  Z y Millenial-, se ve reforzada por unas luces azules que inundan los sentidos y un The Weeknd seductor que se pasea por todos los recovecos del escenario. 

"Hace muchísimo calor aquí", señalaba The Weeknd en la primera toma de contacto con el público. Y es que es precisamente el calor o, mejor dicho, el fuego, lo que indicará el descenso definitivo a los infiernos durante la segunda fase. Un descenso que, a nivel musical, está ligado a su estilo R&B más oscuro. De pronto, la ciudad arde. Las luces psicodélicas de los flashes se vuelven humo. Ahora, todo es de color rojo.

The Weeknd canta un pedazo de Hurricane. ¡Fuego! Ya hemos bajado al infierno de la locura. Una interpretación exquisita de The Hills levanta los aplausos del público. Seguidamente, Often. "But I see your eyes", suelta Abel en uno de sus versos. 

Poco a poco, volvemos a ascender. Luces amarillas, moradas. Vuelve la euforia tras los primeros acordes de Starboy. Verdes, Heartless. Sin embargo, antes de poder disfrutar de todos los colores, es preciso poner los pies en la tierra: Reminder. En este momento, la gran luna decorativa brilla por primera vez en su tonalidad blanca. Sin color.

Después de haber conocido quién se esconde tras el fenómeno 'The Weeknd', el artista global más escuchado en plataformas digitales -con más de 102 millones de oyentes en Spotify-, Abel Tesfaye se quita, por fin, la máscara. Aunque ya se había desnudado frente al público (Faith). Con este simple gesto, comienza la segunda parte del show, en la que el cantante jugará con los diferentes estilos que han definido su carrera, mezclando el pop, rap, dance y R&B de sus últimos discos: After Hours, Out Of Time, I Feel It Coming, Die For You..

"Es mi primera vez en Madrid pero os puedo asegurar que no será la última", prometía en una de las pocas pausas del concierto. Sin embargo, Abel no se había despojado de todo todavía. Varios focos apuntan al cielo y las luces azules resplandecen. En una íntima y casi a capela I Was Never There, el artista se muestra en su momento de mayor vulnerabilidad. Tanta emoción desborda hasta el punto de poner en llamas a la robótica mujer -su eterna musa musical-,con Call Out My Name. 

Tras esto, solo queda disfrutar de algunas joyas musicales de su repertorio como Save Your Tears -que hizo gritar hasta al más callado-, o la memorable Less Than Zero. Como cierre de este espectáculo repleto de luces de psicodelia y de fuego infernal, todos los colores culminan en una épica actuación de Blinding Lights

En lo que podríamos denominar el epílogo del show, el ya renombrado Abel Tesfaye se sube a unas escaleras ocultas tras los rascacielos para cantar las últimas pinceladas de su nuevo rumbo musical, como el caso de Creepin', Popular -la canción principal de la BSO de The Idol- o la propia In Your Eyes.

The Weeknd conseguía, así, atrapar "los ojos" que tanto ha ansiado ver, la mirada de un público totalmente entregado que no desea que termine su experiencia futurística ("¡Otra, otra!"). De esta forma, como una polilla a una flama (Moth To A Flame), este gran espectáculo llegaba a su fin. 

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