Manuel Mostaza Barrios Politólogo y Director de Asuntos Públicos de ATREVIA
OPINIÓN

Demarraje del PP

Feijóo en un acto electoral en Santander.
Feijóo en un acto electoral en Santander.
Europa Press
Feijóo en un acto electoral en Santander.

Se acelera la campaña electoral y el Partido Popular alcanza sus niveles más altos desde que este periódico publica sus sondeos: supera por vez primera el 35%, un porcentaje basado en la fidelidad de sus electores y en la capacidad de captar votos tanto por su izquierda como por su derecha, circunstancia que debilita a socialistas y voxeros, sus rivales en esos caladeros.

Pero como suele ocurrir de manera habitual, la encuesta ofrece información muy relevante más allá de la intención de voto. Por ejemplo, parece haber cuajado en la sociedad española la idea –descabellada desde un punto de vista técnico– de que ha de gobernar la lista más votada, con independencia de que se pudiera articular una mayoría alternativa. Tanto ha calado que incluso dos tercios de los votantes socialistas aplauden la idea. Queda por ver si detrás de este apoyo hay un hartazgo coyuntural con los frágiles gobiernos de los últimos años, o si de verdad es una solución que le parece sensata a los españoles

También parece claro que los ciudadanos no son muy pacientes con sus líderes: la postmodernidad devora a sus corifeos y no hace prisioneros en caso de derrota, aunque también en esto hay matices. Hay algo más de paciencia con Feijóo en caso de derrota (cuatro de cada diez votantes creen que debería irse en caso de no conseguir formar gobierno) y se es inmisericorde con el presidente Sánchez. La mayoría de los españoles creen que debería de irse en caso de no revalidar el gobierno, pero ojo, porque los votantes de Unidas Podemos son más clementes con el presidente que sus propios votantes. Así, si el 55% de los socialistas creen que debería irse si no gobierna, este porcentaje desciende hasta apenas un tercio de los antiguos votantes de la formación liderada por Pablo Iglesias.

Finalmente, un asunto enquistado: los votantes de Vox siguen pensando que su partido ha de entrar en el gobierno en caso de que el PP necesite su ayuda para la investidura; postura que es rechazada con claridad por lo votantes del gallego Núñez Feijóo: ocho de cada diez no quieren ver sentados a los de Abascal en el Consejo de Ministros.

Y, para terminar, lo que se ve cuando se aparta el trigo de la paja; tanto revuelo con la fecha electoral y la gran mayoría de los españoles no ha cambiado sus planes, ni personales ni profesionales, por la convocatoria de los comicios. Y aunque hubiera que cambiarlos: votar en libertad nunca puede ser un drama; pregúntenle a los cubanos, en caso de duda.

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