Crónica

Harry Styles, la estrella que brilló en el Iberdrola Music

Harry Styles en el concierto de Frankfurt.
Harry Styles en el concierto de Frankfurt.
Lloyd Wakefield
Harry Styles en el concierto de Frankfurt.

Entre la locura que se vivió el pasado 14 de julio en el recinto y aledaños del recinto Iberdrola Music en Madrid,  Harry Styles volvió a demostrar una vez más el porqué de su éxito. El poder de convocatoria del británico consiguió que las entradas, tanto en su show en Barcelona como el de la capital española, se vendieran en apenas minutos. Minutos que se convirtieron en más de un mes para unas seguidoras más que devotas que no dudaron en acampar en pleno verano bajo un sol abrasador por poder ver a su ídolo en acción.

El camino hacia el recinto de festivales respiraba una mezcla de nerviosismo, ilusión y boas de plumas de colores que se vio oscurecido por un completo descontrol a nivel organizativo. Desde el primer momento se vivió la locura, en muchos sentidos de la palabra. Colas interminables a señales contradictorias por parte de las autoridades hasta una mala planificación que hacía que nadie supiera realmente por qué puerta entrar.

Antes de que todas las fans se rindieran enamoradas a Harry Styles, los bomberos y sus mangueras de agua para refrescar hicieron las delicias de quienes intentaban llegar. Una vez dentro, y por mucho que dieron que no se corriera, los pasos tomaron velocidad para poder encontrar el mejor lugar para ver.

Aunque, dependiendo de la zona, no muchos podrían hacerlo bien. Si hubo una queja aún más pronunciada que la mala organización, esa fue la de la poca visualización del evento. Un concierto de estas características solo con un escenario en pista provocó que las avalanchas por llegar las primeras tuvieran, aunque no justificadas, un sentido obvio.

Para amenizar la espera, al escenario subieron a las ocho y media Wet Leg. El grupo telonero inglés salió a darlo todo al escenario, al igual que lleva ocurriendo en toda la gira por Europa. Un directo muy bien llevado que muchos se perdieron por la mala organización, pero que, para quienes sí lo vivieron, se convirtió en la entrada perfecta para el que fuera miembro de One Direction.

No sería hasta pasadas las diez cuando un grito ensordecedor formado por las voces de las más de 80.000 personas que poblaban el Mad Cool diera paso a un Harry Styles vestido con unos pantalones de rayas y un chaleco a juego que hacía al mismo tiempo que brillara y que se mostraran sus abundantes tatuajes. Las trompetas de la banda a ritmo de Daydream se convirtieron en las protagonistas dando comienzo al concierto.

En el instante en el que el cantante saltó al escenario quedaron atrás las quejas, las horas de espera y todo lo demás. El público se convirtió en un único que ser que murió de amor al escuchar al intérprete llamar "guapa" a su público. Y es que, chapurreando el español, Harry no dudo en llamar, en varias ocasiones, "chulapas" a su público.

Al tema inicial le siguieron una mezcla de canciones de sus tres álbumes en solitario, Golden, Adore You o She fueron algunos de los temas que abrieron el paso a uno de los momentos más emotivos de la noche. Cuando los primeros acordes de Matilda sonaron en el recinto, las fans lanzaron al aire globos de corazones, flores y banderas para que su cantante las cogiera. De hecho, no dudó en alzar una bandera LGBT y una española para entonar "Viva España".

Otro de los momentos estrella, sin duda alguna, fue la revelación del sexo de una de las asistentes. Una práctica que se ha comenzado a hacer más habitual en los últimos tiempos. De hecho, para Harry esta no es la primera vez. Con el desparpajo que solo él tiene, reveló que se trataba de "una niña" ante la alegría de la futura madre y el resto de asistentes. Aunque, no solo se celebraron futuros nacimientos, sino que Styles no dudó en sacar una tarta para entonar, en español e inglés, el Feliz Cumpleaños a uno de los miembros de su banda.

Tras el parón para charlar, la música comenzó de nuevo. La locura máxima llegó con What Makes you Beautilful, el primer single de One Direction. Aunque pocas canciones después llegarían de nuevo los problemas. El calor, la falta de agua para la zona Back (pues en Front sí que se ofrecía agua de manera gratuita) y los nervios provocaron que en el último tema, Fine Line, el cantante tuviera que parar en varias ocasiones para asegurarse de que su público estuviera bien.

Varias personas se llegaron a desmayar durante la actuación. El cantante, consciente de ello, no dudaba en preguntar a cada nuevo tema si estaba todo bien o si se debería de parar todo. Un saber estar y una compostura dignos que demostraron como, para él, su público es todo.

Ya en la recta final, Harry Styles quiso volver a agradecer a todos los asistentes seguirle durante "un año, cinco o diez". Emocionado, no dudó en asegurar que "esta gira ha sido una de las mejores" que no la olvidará "nunca" y que sigue buscando una manera de "devolver el cariño" que recibe con la misma intensidad.

Así sonaron Medicine, un tema inédito del cantante que se escuchó por primera vez en su parada por Suiza en Love on Tour, As it was el primer single de su último disco y Kiwi como broche de despedida de este aparatoso concierto. Vítores, lágrimas y emoción despidieron al cantante que no paró de moverse por el escenario para que todas pudieran verle en su máximo esplendor.

La salida del recinto, al igual que la entrada, fue caótica. Ya sin transporte público, con aglomeraciones y atascos, no fueron pocas las personas que decidieron abandonar Villaverde a pie para llegar a Getafe. Un concierto que deja sabores encontrados. Harry Styles, o 'Enrique Estilos' como cariñosamente le llamaron algunas fans, supo ganarse al público y estar a la altura, la organización no tanto

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