Firma invitada PEDRO PABLO MANSILLA
OPINIÓN

'Aquel PSOE, los sueños de una generación', por Virgilio Zapatero

Portada del libro 'Aquel PSOE, los sueños de una generación', de Virgilio Zapatero.
Portada del libro 'Aquel PSOE, los sueños de una generación', de Virgilio Zapatero.
ARCHIVO / 20MINUTOS
Portada del libro 'Aquel PSOE, los sueños de una generación', de Virgilio Zapatero.

En los últimos meses se han publicado algunos libros que recuerdan los inicios de la democracia en España desde la contribución del Partido Socialista. Cada uno de ellos, rememorando el mismo momento histórico, lo han hecho desde perspectivas y contenidos diferentes, todos igualmente meritorios. Sin embargo, el más cercano y el que más valor aporta al lector es el que ha compuesto Virgilio Zapatero

El propio título acierta de pleno para ilustrar su contenido. Lo ordena siguiendo las reglas del teatro clásico español, señalando una acción: la peripecia de una generación que hace camino al andar; un momento, el que arranca con los estertores de la dictadura y aterriza en el último gobierno de Felipe Gonzalez; y un lugar, un territorio que se enorgullece conscientemente de ser y llamarse España. Todo ello perfectamente envuelto en la ingravidez de una realidad "soñada, imaginada, por una generación".

Comparto plenamente los anhelos de la generación de Virgilio Zapatero: un intelectual y universitario ("la vida universitaria me gustaba; me encontraba feliz con mis clases y publicaciones") que saltó el burladero del pensamiento - como propugnaba su admirado Giner de Ríos: la acción como una decidida vocación transformadora - para concretar sus empeños teóricos en la realidad política española. Relata dieciséis años de intensa actividad de compromiso con la función pública, en el más ateniense de los sentidos: siendo apto para su ejercicio: "dokimasia", primero, y rindiendo cuentas: "euthymia", después. La biografía "cum laude" de Virgilio Zapatero abruma el primer requisito y este libro da fe pública del segundo.

Comparto plenamente los anhelos de la generación de Virgilio Zapatero: un intelectual y universitario que saltó el burladero del pensamiento

Describe sin impostados énfasis el descubrimiento romántico de la política "con su espíritu fantástico, imaginativo y radical" en las noches en vela de lecturas de peso ideológico y el posterior desencanto que la falsilla de la realidad descubre cuando es compulsivo pasar de las musas al teatro.

Muestra la genuina y sincera capacidad de adaptación de una generación que se descubre a cada paso reformulado las certezas propias en favor de propuestas más amplias y abiertas con capacidad de acoger, - como diría A. Machado: "¿Tu verdad? No, la verdad. Y ven conmigo a buscarla..."- otras verdades con las que construir una comunidad más plural y tolerante que camine junta. Tal vez sea este el gran mérito de la generación de "Aquel PSOE", que no solo estaba compuesta por socialistas, sino que acogió y acertó al entenderse con sus opuestos. Nos reconocimos unos a otros y superamos nuestros orígenes para construir un futuro común, el cual, con la perspectiva de hoy, resultó ser mejor.

Se saldaron cuentas con el pasado con la Ley de Amnistía y con las más de 217 otras leyes de aquella primera legislatura socialista que derogaron privilegios espurios e igualaron derechos, como la ley general de Sanidad, que universalizo el derecho a salud del Art. 43 de la CE.

La ley de Lluch, ministro que añoro y cuyo vil asesinato deploro, me permitió trabajar de cerca con el Grupo parlamentario socialista, que con paciencia y rigor coordinaba Virgilio Zapatero. Manejaba las frecuentes encrucijadas políticas con la inteligencia de girar con tacto la brújula política para situar el camino de la derecha en la izquierda hasta encontrar soluciones constructivas. De hecho, su ejemplo descorchó el bravío de la dehesa de no pocos compañeros de entonces.

Expone con cierto orden cronológico paquetes de contenidos esenciales del proceso político, gubernamental y parlamentario de aquel entonces con un exquisito apego a la historicidad de los hechos. No hay vanagloria en los lances propios ni desprecio de los ajenos, todos se analizan con rigor intelectual sin apriorismos partidistas. Ello no empece para dejar claro el autor cuáles son sus premisas políticas, sus convicciones sociales y los principios y valores que encarna y promueve. El libro se compone de 19 capítulos (de EL GRAN RECHAZO…, a LA ESPAÑA IMAGINADA), y estos se ordenan en varios textos diferenciados siguiendo un orden temático. Estos vienen precedidos de un titular muy periodistico, la más de las veces de un solo termino, que expresa acertadamente el contenido y que da una idea de la agudeza para exponer conceptos y situaciones complejas con un estilo directo, comprensible y ameno.

No hay vanagloria en los lances propios ni desprecio de los ajenos, todos se analizan con rigor intelectual sin apriorismos partidistas

Se tiene la sensación con la lectura del libro que estamos ante un tiempo apasionante donde cada segundo cuenta y donde la historia de la entrada en la democracia se acelera y se expande por días: de la política a la sociedad y de esta a la consciencia civil; desde los partidos a las instituciones y de estas a las personas; de los discursos a las leyes y de estas a las libertades individuales. Da vértigo ver de corrido la transformación tan importante que se produjo en nuestra sociedad en tan poco espacio de tiempo.

Especial atención y desarrollo se recoge con respecto al tercer aspecto del retablo: España, en el "Sentido y significación" de Fernando de los Ríos. Comienza el libro con una descripción dolorosa y, sobre todo, triste de la esencia del país de los años sesenta y principios de los setenta sometido a una militar, confesional y autárquica dictadura. La complicidad entre la jerárquica católica y las elites del régimen, como bien señala Virgilio Zapatero, establecieron un régimen tan absolutista y cerrado en sí mismo como negacionista de la pluralidad territorial y de la apertura internacional, que no se compadecía con las aspiraciones de libertad y diversidad y los deseos de descentralización interna e integración europea. No era solo España vista desde dentro, sino, y sobre todo, como era percibida desde fuera: "Solo mirada desde Europa es posible España".

Aquí las nacionalidades y regiones llamaban a la puerta del poder democrático demandado una solución urgente a sus aspiraciones de autogobierno que la dictadura había cegado a sangre y fuego. La secular cuestión de la España invertebrada de Ortega – reflexiones que ha actualizado (2006) S. Muñoz Machado, en su obra El problema de la vertebración del estado en España- , requería de los poderes públicos una solución de articulación que encontró su acomodo en el título VIII de la CE, que no resultó tan redondo como se hubiera querido, como reconoce el propio autor en sus siete "nos equivocamos", cuyo compendio es esta frase: "Nos equivocamos al subirnos todos alegremente a un vehículo sin piloto y sin un plan de viaje".

Europa, por otro lado, no era solo un club de democracias liberales con más derechos y mejores instituciones y servicios de los que disfrutábamos dentro de nuestras fronteras, sino una aspiración integral, absoluta, de una generación "culta y cosmopolita ... decidida a sincronizar España con Europa".

En suma, la concepción monolítica de España se abrió por la base con la cascada de competencias que con el paso del tiempo fueron nutriendo el original e innovador Estado autonómico y creció por la cúspide para florecer en Europa desde el Estrecho hasta mas alla del Vístula, convirtiéndose no solo en "la estrella polar de nuestra generación", sino en nuestra gran nación europea, en el sentido y amplitud del ensayo "Los europeos" de Orlando Figes.

Este estupendo y clarificador libro trata sobre lo llevado a cabo por "Aquel PSOE" del que tuve la suerte de formar parte y ser un viajero anónimo de la "caravana de su generación"

Este estupendo y clarificador libro trata sobre lo llevado a cabo por "Aquel PSOE" del que tuve la suerte de formar parte y ser un viajero anónimo de la "caravana de su generación". Tras ella, tomó el testigo la generación del presidente Rodríguez Zapatero, que aportó desde el gobierno de España la impronta socialista a las libertades civiles y las preocupaciones medioambientales, las cuales fueron espejo donde mirarse "urbi et orbi".

La presente generación es diferente a las anteriores y tiene su propio afán, intenta abrirse camino en el debate sobre el modelo de partidos y cristalizar la primera experiencia de un gobierno compuesto, ambas experiencias están aún muy cercanas para extraer conclusiones significativas. No obstante y a pesar de las apocalípticas peste y guerra, los avances en derechos sociales son indiscutibles.

A este respecto, la elegancia del autor evitando odiosas comparaciones ennoblece la línea discursiva de este libro y reafirma, como se acaba de señalar, el derecho de cada generación a llevar a cabo su propio sueño: "Nuevas generaciones se han ido preparando para hacerse cargo de gobiernos, parlamentos, ayuntamientos, empresas, medios de comunicación y han comenzado a tomar el relevo. Construirán su propio proyecto, imaginarán su España, la España en la que ellos quieren vivir. No está en nuestras manos determinar si ese proyecto lo construyen de nueva planta o si no optan por remodelar un viejo edificio para hacerlo más habitable y cómodo".

Por último, renuncia el autor a la soberbia de dar el más mínimo sentido épico a su relato sobre lo vivido por esa generación, pondera la narración "Lo que nosotros podemos hacer todavía es explicar lo que hicimos; con sus luces y sus sombras". No se engaña, reconoce errores: "El error de la ley de bandas armadas" y expone con humildad los que considera aciertos: "Hicimos muy bien el tránsito de una dictadura a una democracia…".

¡Qué gran legado! Gracias, Virgilio, por recordarlo.

Pedro Pablo Mansilla Izquierdo. Militante socialista y compañero del autor.

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