Parecía que tras el 28-M íbamos a tener cierta tregua, pero el adelanto de las elecciones generales ha hecho que no podamos soltar el hueso del futuro político del país. Es el tema principal en medios de comunicación, pero también en nuestras conversaciones cotidianas ha irrumpido con fuerza. En las conversaciones con nuestro entorno es habitual escuchar estos días qué está pasando en el plano político, qué ha dicho uno u otro portavoz o qué están pactando o no en un municipio o comunidad autónoma. 

En una campaña suele haber siempre mucho ruido en detrimento de los intereses reales de las personas y de lo que realmente importa. Por eso, es fundamental, más allá del ruido que nos invade en estas elecciones, que escuchemos qué proponen las diferentes opciones políticas. En las propuestas concretas nos jugamos el país que seremos en los próximos años. Las decisiones políticas y nuestro voto sí tienen un impacto directo en nuestras vidas. 

Por eso, las propuestas que apuesten por cuidar a las personas y al planeta nunca son demasiadas para construir un país más justo. No será por falta de ideas. En los próximos años, España deberá llevar a cabo cambios estructurales para construir una sociedad más equitativa, más cuidadora y que dé garantías de un futuro digno para toda la población, no solo para una parte. Será necesario que el nuevo Gobierno actúe de forma valiente contra todas las desigualdades, garantizando la defensa de los derechos humanos y teniendo en el centro de las políticas el bienestar de las personas. 

Queremos escuchar qué proponen los partidos políticos para los próximos años en materia de protección social, de economía, de migración, etc. Me pregunto, por ejemplo, cómo piensan garantizar derechos si recortan impuestos a los más ricos. Nos toca leer la letra pequeña de ese tipo de propuestas y votar en consecuencia el próximo 23 de julio.