Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Por qué 'Verano Azul' no gustaría a muchos políticos de hoy (si la volvieran a ver)

Protagonistas de Verano Azul
Protagonistas de Verano Azul
RTVE
Protagonistas de Verano Azul

La campaña política ya está hecha y viralizada. Pero RTVE ha instado públicamente al PP para que desista de su solicitud de registro deVerano Azul y ha informado al partido político que la corporación audiovisual es la titular de la marca.  Embrollos legales aparte, la propia familia del creador de la mítica serie, Antonio Mercero, ha mostrado su descontento por la utilización partidista de una historia que ha unido a todo un país. Temen que ahora se atrinchere una emoción compartida en el imaginario colectivo por encima de partidismos ideológicos.

De hecho, esa era la grandeza de Antonio Mercero: alejarse de los gruesos de las barricadas que separan hasta cuando estaba obligado a ellas (en Crónicas de un Pueblo, por ejemplo). Él siempre elegía mirar a España en primer plano, la España en común que conforman las emociones de su gente en la convivencia del día a día, del paso a paso, del tú a tú.

Incluso adelantándose a preocupaciones sociales decisivas que aún no tenían el foco mediático de la relevancia. Así tocó temas como la especulación, el depredador boom inmobiliario, el individualismo y el ecologismo. Y puso banda sonora original a estos problemas, cantando el icónico 'No nos moverán' o 'No matéis mi planeta, por favor'.

También nos enfrentó a tabúes incrustados en la cotidianidad, como el sexismo, las rupturas, la soledad, las enfermedades mentales y la muerte. Problemas que, entonces, se omitían y que eran radiografiados desde Verano Azul con la creativa modernidad de la mirada adolescente.

Mirada algo inconsciente que no condescendiente, pues Verano Azul caló y marcó tanto porque las tramas no enfilaban estas temáticas con el paternalismo indulgente del guion sensiblero que pretende dogmatizar con moralina. No, la misión de la buena cultura no es sermonear, sino movilizar nuestros sentidos. Y Mercero lo hacía entreteniendo con la ingeniosa fusión de emoción y socarronería.

De ahí que más de cuarenta años después Verano Azul siga siendo una vigente lección del arte de narrar la vida. Su primer episodio ya es redondo a la hora de plantear el universo de personajes de una pandilla que empieza a descubrir la vida intentando no perder su ingenuidad. Ahora el prisma de la ingenuidad nacional es distinto, pero es fácil continuar sintiéndose reconocido en sus enredos porque están cargados de motivaciones universales que hacen comprendernos mejor a nosotros mismos, nuestro país y sus circunstancias. Es más, si algunos revisionaran la serie en la actualidad quizá se sentirían incómodos con determinadas tramas que Verano Azul trató con la naturalidad moderna que merecían ya que delatan como hay personas que viven paralizadas en los estigmas de hace largas cuatro décadas.

Los 19 capítulos de Verano Azul, con guion de Horacio Valcárcel, Jose Ángel Rodero y el propio Antonio Mercero, triunfaron porque enfilaron los miedos de la sociedad de apariencias que venía del franquismo e indagaron en los lugares cotidianos que son el centro de la vida, abrazándolos desde ese prisma joven de las ganas de cambiar las cosas mientras empiezas a conocer la desazón de la incertidumbre. Y, entonces, todos nos sentimos Javi, Pancho, Bea, Desi, Tito, Piraña, Quique, Julia y Chanquete. Y, entonces, todos al unísono cantábamos: "debemos encontrar muy juntos, en unión, la forma de luchar contra la contaminación, racatacatá, nuestro mundo es la Tierra, cuidaremos de ella, no matéis mi planeta, por favor".

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