Las revisiones ginecológicas en mujeres con discapacidad: "A las barreras sociales hay que añadir que las consultas no son accesibles"

  • Una de cada tres mujeres con discapacidad no va al ginecólogo a causa de las barreras sociales y la accesibilidad. 
Una mayor accesibilidad en las consultas beneficiaría a todo el mundo, no sólo a las mujeres con discapacidad.
Una mayor accesibilidad en las consultas beneficiaría a todo el mundo, no sólo a las mujeres con discapacidad.
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Una mayor accesibilidad en las consultas beneficiaría a todo el mundo, no sólo a las mujeres con discapacidad.

Una de cada tres mujeres con discapacidad no va nunca al ginecólogo, y el resto va con mucha menos frecuencia y más tarde de lo que deberían. Es decir, que más que ir a hacerse las revisiones preventivas que recomiendan los profesionales, acuden sólo a la consulta cuando tienen algún problema. Esto significa que a menudo van al ginecólogo cuando sus patologías son más graves y difíciles de abordar.

Como explica la Dra. Adelina Salazar, ginecóloga de la clínica HLA Montpellier de Zaragoza, "las mujeres tienen que empezar a hacerse revisiones ginecológicas cuando empiezan a tener relaciones sexuales o incluso antes, en la adolescencia, si tienen algún problema o para consultar. Si no tienen relaciones, deberían acudir igualmente antes de los 25 años", asegura.

Estas premisas no se cumplen en dos de cada tres mujeres con discapacidad, y las causas con muchas y muy variadas, desde el concepto erróneo de que las mujeres con discapacidad no tienen relaciones sexuales o no pueden ser madres, hasta la falta de accesibilidad en las propias consultas, pues en la actualidad solo en tres comunidades autónomas -Madrid, Andalucía y, en breve, Aragón- cuentan con alguna consulta adaptada o un protocolo para atender a las pacientes con discapacidad.

Desinformación y prejuicios

En torno a la sexualidad de las mujeres con discapacidad siguen existiendo muchos mitos y desinformación, tanto si se trata de una mujer con discapacidad motora como intelectual. Se da por hecho, en muchos casos debido a la infantilización que todavía sufren, que no tienen deseos ni, por tanto, relaciones sexuales ni tampoco capacidad para ser madres. Estas falsas creencias llevan a pensar que, al no tener relaciones ni ser madres, no necesitan revisiones ginecológicas.

Además de que estas creencias son erróneas, en caso de que fuera cierto que no tienen relaciones sexuales sí deberían, de igual manera, someterse a revisiones, pues pueden sufrir las mismas patologías, e incluso algunas con más frecuencia, que las personas sin discapacidad, "los síntomas y las patologías que tienen las mujeres con discapacidad son los mismos, por lo que deberían ir a revisión tantas veces como las mujeres sin discapacidad. De hecho, puede que más, pues las pacientes que van en silla de ruedas, por ejemplo, al tener a una mayor temperatura en la zona vaginal, son más propensas en tener alteraciones en el pH, lo que da lugar a más infecciones vaginales, como candidiasis, e infecciones urinarias", aclara la Dra. Salazar.

En las consultas, directamente no te preguntan de su tienes relaciones sexuales porque dan por hecho que no las tienes

Marina Joven, voluntaria de Fundación Dfa y terapeuta ocupacional, como mujer con discapacidad, ha vivido y sigue viviendo en primera persona estos prejuicios, "las barreras físicas son importantes, pero las barreras sociales son aún más difíciles de erradicar, sobre todo las creencias asociadas a que no somos seres sexuales, ni deseantes ni deseables, o que no podemos o no debemos ser madres. En estas consultas, directamente no te preguntan si tienes relaciones sexuales porque dan por hecho que no las tienes". 

Estos prejuicios muchas veces, vienen de dentro de las propias familias, y todo esto conlleva, como explica Marina, que "muchas veces no se nos vea como objetos de esta medicina y no se nos tengan en cuenta para las revisiones preventivas", se queja.

Esta falta de revisiones, no sólo vulnera sus derechos como pacientes, sino que pone en peligro su salud, "si no van al ginecólogo regularmente, pueden tener más a menudo infecciones urinarias de repetición, y en caso de tener otras patologías más peligrosas (como los fibromas uterinos, tumores en los ovarios…), que estén más avanzadas… Todas estas enfermedades se les podrían complicar mucho si no se diagnostican a tiempo en las revisiones preventivas", asegura la Dra. Salazar.

Más empatía y unas consultas más accesibles

Una vez superada las barreras que impiden a las mujeres con discapacidad acudir al ginecólogo de manera regular, en la consulta, se encuentran otras. Por un lado, se encuentran con que las consultas no son accesibles, "con que tuvieran las puertas más grandes y un espacio de metro y medio para que pudiéramos movernos, todo sería mucho más fácil", añade Marina.

Adelina Salazar reconoce que esta falta de empatía existe, al menos que desde la perspectiva de las pacientes, que ven como, nada más entrar por la puerta, las miran de manera distinta, "cuando la paciente logra quitarse el miedo y la vergüenza, concienciarse de que tiene que ir o consigue que la mande el médico de cabecera, llega y se encuentra con más barreras", asegura, "tenemos muchas consultas y poco tiempo para atenderlas. Por eso, cuando vemos a una paciente que nos va a requerir medios que no tenemos, nos agobia… y ellas lo notan, notan esa mirada, y eso les desanima, ya no quieren volver" reconoce.

Cuando vemos a una paciente que nos va a requerir medios que no tenemos, nos agobia… y ellas lo notan

Esto se solucionaría, por un lado, con el material adecuado, "necesitamos consultas más amplias, camillas que nos sean tan altas, sino una mesa ginecológica ergonómica para que se pueden subir de forma adecuada, grúas para elevarlas, un celador o alguien que nos ayude a movilizarla, etc.". Además, insiste en que la accesibilidad en las consultas beneficiaría a todo el mundo, no sólo a las mujeres con discapacidad, "también las mujeres con alguna lesión, una pierna rota, las pacientes mayores…". 

Por otro lado, a estos materiales se debería añadir más formación en la materia, "como, por todo lo que hemos contado, hay pocas mujeres con discapacidad en las consultas, no se nos da formación al respecto. De hecho, yo no me lo planteé hasta que no vino una mujer con discapacidad a mi consulta y nos dimos cuenta de que necesitamos otros medios para atenderla correctamente. También me sorprendió que, cuando fui a prepararme una charla sobre el tema, casi no encontré información sobre el manejo de este tipo de consultas", reconoce la ginecóloga.

Salazar también reconoce que los profesionales de la salud no reciben formación sobre cómo tratar a las pacientes con discapacidad, "lo tenemos que aprender sobre la marcha, porque no nos han dicho ni cómo las tenemos que atender ni qué patologías son más frecuentes en ellas".

Lo tenemos que aprender todo sobre la marcha, porque no nos han dicho ni cómo las tenemos que atender ni qué patologías son más frecuentes en ellas

Esta formación, además, no tendría que ser solo para los profesionales, sino también para las propias usarías y su entorno, "se debería hacer hincapié en la importancia que tiene para su salud poder ir al ginecólogo como el resto de las mujeres, aunque no se encuentren mal, porque es muy importante para prevenir. Y esto es algo que hacen muy bien desde las asociaciones, que hacen una labor de información muy importante, en ellas se sienten arropadas". 

"Sabemos que con nosotras puede ser todo más complejo, pero con más empatía y más escucha activa se solucionarían tantas cosas…", asegura Marina, "sólo hace falta que se nos trate como sujetos, no como objetos que no tienen voz". 

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