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Un torneo de baloncesto para personas con diversidad funcional con el deseo de acercarse a la sociedad

Imagen de uno de los partidos que se disputaron durante el torneo de baloncesto de personas con diversidad funcional.
Imagen de uno de los partidos que se disputaron durante el torneo de baloncesto de personas con diversidad funcional.
Cedida por la Asociación Triple Básquet
Imagen de uno de los partidos que se disputaron durante el torneo de baloncesto de personas con diversidad funcional.

Mientras la NBA y la ACB celebraban sus playoff por el título, la localidad de Parets del Vallès (Barcelona) acogió la novena edición del torneo de baloncesto Triple Fundació la Caixa. El torneo estuvo protagonizado por jugadores con diversidad funcional de dieciséis equipos de distintos lugares de España: Cataluña, País Vasco, Castilla y León, Comunidad de Madrid y Comunidad Valenciana.

La Asociación Triple Básquet nació hace once años y es la responsable de este encuentro deportivo. Tres amigos enganchados al baloncesto querían hacer algo social y pusieron en marcha la asociación. Ninguno tenía a nadie en su entorno con diversidad funcional y solo uno de ellos tenía un mínimo contacto porque tenía formación en educación especial. “El resto teníamos ilusión y poco a poco hemos ido aprendiendo con profesionales de la salud a los que les vamos preguntando”, explica Enric Núñez, de la junta directiva de la asociación y director técnico del torneo.

La idea al crear la asociación y años después el torneo era fomentar la práctica del deporte como algo saludable y promover la inclusión social de las personas con diversidad funcional a través del baloncesto.

Este año han participado en el torneo doscientos jugadores. “Ha sido un éxito absoluto”, cuenta Enric. “Cómo lo han pasado, cómo lo han vivido, todo el mundo se ha ido muy contento”.

El torneo se desarrolla de sábado a domingo en formato de liguilla y eliminatorias. “La competitividad forma parte del torneo”, explica Enric. Los partidos durante veinte minutos en dos tiempos de diez a reloj corrido. “Todos los equipos juegan seis partidos, queremos que todo el mundo juegue contra todo el mundo y quienes no llegan a la final juegan por premios de consolación”.

Este año también han organizado un concurso de tiro y un all star, donde dos jugadores de cada equipo se han mezclado para conformar dos equipos y disputar un partido. “Al principio estaban un poco cohibidos pero a los treinta segundos ya se lo estaban pasando muy bien”, recuerda Enric. “La parte social del torneo es increíble para ellos, es algo diferente y se lo pasan muy bien. Algunos son repetidores de otros años y se conocen y se saludan”.

Este año dieron el premio al juego limpio a la afición de Bilbao. “Vinieron disfrazados con pelucas y todo el tiempo bailando y animando. Es lo que más nos gusta del torneo”, cuenta Enric.

Los desplazamientos para los que son de fuera de Cataluña pueden ser complicados. En función de si los jugadores son más o menos autónomos, son necesarios más o menos apoyos. Lo habitual es que cada equipo tenga diez jugadores como mínimo y tres o cuatro personas de cuerpo técnico y apoyo. “Al final los que vienen de fuera son los que mejor se lo pasan porque duermen todos juntos en un albergue”, cuenta Enric.

“Este año el pabellón ha estado bastante lleno con el público animando, ha sido increíble porque nos suele costar que vengan. Con la asociación y con el torneo tenemos como reto llegar a las familias y a las instituciones. Las instituciones siempre nos dicen que les gusta el proyecto, pero luego la ayuda que nos dan es la justa y necesaria. Como asociación no tenemos ninguna institución detrás, nos apoya el ayuntamiento y en el torneo contamos con varias empresas que nos patrocinan y que permiten ahorrar costes en los desplazamientos o que todos los equipos reciban un trofeo”.

La edad media de los jugadores y jugadoras –muchos equipos como el de la Asociación Triple Básquet son mixtos– que participan en el torneo es de 25 a 30 años. La asociación tiene veintidós jugadores y una media más alta, pues tienen miembros de hasta 50 años. Tratan de fichar jugadores más jóvenes pero no les está resultando fácil.

Los veintidós jugadores de la Asociación Triple Básquet entrenan un día a la semana. “También intentamos participar en eventos deportivos o sociales una vez al mes. Siempre les pedimos a las entidades deportivas que cuando hagan un evento abierto se acuerden de nosotros, pero cuesta mucho. Todo el mundo se acuerda de poner distintas categorías, que si de 0 a 10 años, que si mayores de 50, pero cuesta hacer una categoría especial. Con el ritmo de vida se suelen olvidar de nosotros. Hace tiempo que queremos acercarnos a la sociedad”, dice Enric.

Imagen de otro de los partidos del torneo.
Imagen de otro de los partidos del torneo.
Cedida por la Asociación Triple Básquet

Enric cree que la gente tiene miedo de no saber cómo tratar a estas personas con diversidad funcional. Son personas con síndrome de Down, con autismo o con trastornos mentales graves. “Cada uno con sus características y nuestra intención es normalizar a estos colectivos, aunque cuesta mucho”. Por eso este año estaban tan contentos con el pabellón casi lleno porque no es lo habitual.

Promocionar el deporte como algo saludable es crucial, pero también se trata de “colaborar con un colectivo que socialmente lo tiene un poco más difícil. La inclusión es nuestro tema principal, intentamos mezclarnos con personas diferentes”, dice Enric. Por este motivo organizan también un partido donde se mezclan los jugadores de la asociación con otros jugadores con discapacidad física y un grupo de amigos de la asociación. “Queremos que todo el mundo se junte, se conozca, la experiencia es buenísima, al principio todos se cortan un poco pero luego ya no. A los políticos también les decimos que vengan a jugar, que existe la normalidad, lo único que queremos es normalidad”.

“A veces nos cuesta llegar a las familias, ellas mismas ponen barreras porque tienen miedo a hacer cosas. No quieren salir de casa porque no quieren molestar si su hijo se pone a chillar o lo que sea. Nosotros creemos que tú puedes ir a cualquier sitio como cualquier persona, vivir todos con nuestras características y poder convivir sin problemas”.

Enric personaliza la experiencia de la asociación en una jugadora de 14 años. Llegó hace seis meses con su padre. Quería jugar. El primer día bajó a la pista de la mano de su padre. El segundo cogió la pelota. El tercero ya no fue necesario que su padre estuviera todo el tiempo. Ahora juega y su padre solo va a llevarla y recogerla. “Esta socialmente involucrada con estos chicos y esto nos ha pasado con más jugadores, no solo con ella”. 

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