Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Tina Turner, el carisma que rompió prejuicios: así inspiró hasta a Martes y Trece

Tina Turner en el videoclip de What's Love Got To Do With It
Tina Turner en el videoclip de What's Love Got To Do With It
20minutos
Tina Turner en el videoclip de What's Love Got To Do With It

Tina Turner, icónica Tina Turner. Su voz y trayectoria no bastó cuando quiso impulsar su camino en solitario en los años ochenta. La música había cambiado. Y la industria desconfiaba de Tina, la sentía como demodé. Incluso poco comercial, pues pensaban que en la era del videoclip una mujer que rondaba los 40 años no triunfaría jamás. Pero Turner tapó todas las bocas de quiénes desconfiaban de ella y buscaban superjóvenes que simplemente posaran bien en cámara.

Porque el arte no es posar, el arte es transmitir. Tina grabó su videoclip. Tina cantó como ella cantaba, caminó como ella caminaba, bailó como ella bailaba y miró a cámara con ella miraba a cámara. Sólo necesitaba habitar sus himnos con esa seguridad escénica que se había curtido en una vida dura. Y no necesitaba mucho más: la verdadera telegenia era su todopoderoso carisma hecho música. Así conquistó el mundo.

La reinvención de Tina Turner en los ochenta creó una iconografía tan aplastante y diferente que propició una de las imitaciones más celebradas de la comedia española de Martes y Trece. Millán Salcedo, con un helecho en la cabeza, haciendo un popurrí de hits de la reina del rock en una parodia de aquel mítico What's Love Got To Do With It. Un videoclip que aparentemente era sencillo pero que rompió esquemas a través de la seducción de una Tina que no quería pasear la ciudad como los demás.

Aquel gag empezaba con alguien regando un helecho que, oh, sorpresa, en realidad era Atina Turner, también pasará a los anales de la historia de la televisión en España. Por las risas, por la sobreactuación de lo distinto y porque fue lo último que se grabó en un gran decorado de 100.000 metros cuadrados que llegó a tener TVE, al estilo de las grandes producciones de Hollywood.

Una espectacular escenografía construida cerca de los estudios de Prado del Rey, en los terrenos que ahora se denominan Ciudad de la Imagen, y que reproducía la Gran Vía madrileña. Con réplica incluida de la mítica parada de metro de la Red de San Luis, entre Montera y Gran Vía. Se diseñó para los exteriores de la serie La forja del rebelde. Pero, como en España no hay costumbre de reutilizar y rediseñar los decorados de exteriores para amortizar mejor la inversión, terminó desapareciendo.

Aunque no sin antes ser aprovechada por Martes y Trece para transformar una réplica de la Gran Vía en plena Guerra Civil en aquellas calles ochenteras de Nueva York por las que Tina Turner no hizo caso a aquellos que creían que una mujer ya no podía triunfar en el mundo del videoclip con 40 maravillosos años. Turner no escuchó a los de los cánones de "lo que se lleva", no permitió que nadie le dijera cómo debía pisar la ciudad. Y, en efecto, pisó la ciudad como nadie.

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