Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Los justificadores del racismo

Vinícius Junior durante el encuentro ante el Valencia en Mestalla.
Vinícius Junior durante el encuentro ante el Valencia en Mestalla.
GETTY IMAGES
Vinícius Junior durante el encuentro ante el Valencia en Mestalla.

España no es un país racista. Entonces, ¿por qué en los campos de fútbol que son puntos de encuentros sociales se siguen entonando cánticos racistas, además de homófobos y machistas? En la época de la simplificación, lo más fácil es la negación. Nos reconforta, nos quedamos más tranquilos con nosotros mismos. Pero verbalizar que no quieres ser algo no significa que no lo seas. Y hemos crecido en una cultura que miraba con supremacía aquello que no formaba parte de la normatividad social que nos dijeron, repitieron e insistieron que era lo correcto. Aunque no representara nada a la rica pluralidad de la sociedad real. 

Y todavía estamos ahí, lidiando con estigmas que tenemos tan interiorizados que no siempre los comprendemos a la primera. Ya lo decía Albert Einstein: "Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio". De hecho, estos días con el caso de los cánticos xenófobos al futbolista Vinícius han salido rápido muchas personas a justificar el insulto:"Es que Vinicíus provoca en cada partido", insisten. Que es un poco parecido a cuando se intenta justificar el acoso o una violación a una mujer con el "es que llevaba la falda corta". 

Siempre sucede a los colectivos vulnerables. Siempre a las minorías se les exige una perfección moral y profesional por encima del resto de la población. Se te "tolerará" si actúas con una ejemplariedad más exquisita que a los demás o, de lo contrario, se incidirá en que eres negro, marica o mujer. "Mujer, tenía que ser". Hay frases hechas que se repetían con tal naturalidad que no distan demasiado de los primates cánticos hacia Vinícius. 

La igualdad de la convivencia también significa que colectivos históricamente vulnerables no deban demostrar el triple en sus oficios y hábitos cotidianos que los colectivos que habitan en el privilegio de cuna. Ahí está un error clásico, que resalta la manera tóxica en la que continuamos tratando con condescendencia al que vemos diferente y, así, padecer el regustillo de sentirnos superiores y mejores. Señores: Vinícius puede ser antipático como tantos hombres blancos heterosexuales, Vinícius puede tener arrebatos como tantos hombres blancos heterosexuales, incluso Vinícius puede ser un villano como tantos hombres blancos heterosexuales. Vinícius, como persona que es, puede tener sus claroscuros. Pero jamás cualquier actitud no ejemplar justifica el lanzamiento de ataques por raza, sexualidad, sexo o procedencia.  La igualdad también es hasta poder tener mala leche siendo negro, maricón o mujer. 

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